| Equivocados todos |
| Miércoles, 17 de Diciembre de 2008 00:00 |
 Por María Teresa JardíJesús Ortega y Carlos Navarrete son impresentables individuos, sin más ideología que la corrupción compartida, venidos a más merced al afán perredista de convertir en “bueno” a cualquiera. Pero Ortega no es un loquito, como quisieron creer los de PSD. No me atrevo a pensar lo mismo de Navarrete al que mandan a hacer, y lo hace, el trabajo sucio para acabar con AMLO. Incluso porque si el 50% no quiere a AMLO como gobernante quiere decir que el otro 50% sí y ese porcentaje no lo tuvo ni Obama en los EEUU. Los “Chuchitos”, que por estos días estarán recibiendo toda clase de presentes navideños, qué Hummers de la maestra ni qué nada, todo debe ser poco para pagar el favor mayúsculo que ellos les han brindado como regalo al PRI y al PAN. Jesús Ortega, apoyado por el TRIFE a modo, hay que decirlo, no vaya a ser que sientan los corruptos magistrados integrantes del acabado Poder Judicial mexicano, le brindaron como regalo: al PRI y al PAN, la mayoría legislativa para el 2009. Regalo nada despreciable incluso porque con esa mayoría el PRIAN, amén de estarse frotando las manos creyendo que así ya se garantizaron la sucesión del 2012, podrán acabar de joder al pueblo mexicano, por ejemplo: con el otro Fobaproa que ya flota en el ambiente o acabando de convertir al país en un Estado policiaco a la medida de lo exigido por los gringos. Pero, Ortega y sus “Chuchos”, saben bien que para el 2012 sin el Movimiento Ciudadano el PRD se acaba. Sin los millones de votos del Movimiento Ciudadano el PRD se convierte en menos que nada. Sin los votos del Movimiento Ciudadano el PRD ya no sirve porque incluso para la derecha deja de ser útil y además se convierte, como pasó con el PST y con otros partiduchos como aquel de la familia Rojas, en una carga más: que también los desprestigia. La corrupción a la mexicana tiene que guardar ciertas reglas como ha demostrado ya la historia. Ni modo. Sin el Movimiento Ciudadano se les acaba a “los Chuchitos” y a los “no Chuchitos”, a los vividores perredistas, se les acaba, su modus vivendi, con el que, sentados en las sillas de eso que se conoce como Poder Legislativo, aunque en México sólo sea la oficina de trámites de las leyes a modo que a la derecha convengan, tan bien maiceados los mantiene el sistema, al igual que con las prebendas que el IFE les entrega. Y, por eso, por un lado, se oponen a que el FAP se independice y por otro no admiten a los que pretenden que se expulse a AMLO. Son corruptos, no están locos. Aunque tampoco sean precisamente inteligentes y por eso hasta convencidos están —borrada que ha sido la memoria histórica— de que el pueblo mexicano —en el que incluyen, correctamente, ahí sí, al Movimiento Ciudadano—, como el mal menor, van a ir a votar por el PRD. Y hasta puede que tengan algo de razón y que eso les permita el porcentaje mínimo para seguir siendo en lo que decidieron convertirse: otro partiducho a modo del corruptísimo sistema, que hoy un usurpador, tinto en sangre, regentea. Poco inteligentes que son, la corrupción mata neuronas, no se han dado cuenta que el sistema se deshace y la refundación de las instituciones imprescindibles para darle viavilidad a una república, por más bananera que ésta sea, pasa por el no voto al PRD de los ciudadanos y menos aún quieren entender que esto va siendo cada vez más claro para el pueblo mexicano. Se equivocan todos al pensar que el llamado a votar por el PRD, aunque lo haga AMLO, va a tener alguna resonancia en el electorado pensante que curiosamente crece cada día a un ritmo mucho mayor que el que se ve en el Movimiento Ciudadano, que de todas maneras tanto asusta y preocupa al sistema. Saben, los que tienen que saberlo, que se acabó el mito de que sólo existe lo que la telebasura mexicana decide que exista. |
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