martes, 28 de julio de 2009

La puerta de Alcalá

Procampo financia narcos y familiares

Por El Universal

28/07/2009 - 06:47 AM
México.- El programa diseñado para “rescatar a los campesinos” entrega recursos a presuntos traficantes de drogas de los principales cárteles, con los que el Estado sostiene una guerra armadaProcampo, el programa que México diseñó hace 15 años para preparar a sus productores agrarios frente a la inminente competencia con Estados Unidos y Canadá, otorgó recursos a narcotraficantes y a sus familiares durante años y hasta el último dato disponible de 2008, de acuerdo con el padrón de la Sagarpa.Entre los beneficiarios hay individuos vinculados a los principales cárteles de la droga en el país, con los que el Estado mantiene una guerra armada: el de Sinaloa, el de Juárez, el del Golfo y el del Milenio.También subsidia a funcionarios y ex funcionarios locales y federales. En el padrón hay gobernadores y diputados, en activo o de administraciones pasadas, así como poderosos agroindustriales y líderes de organizaciones campesinas. Ellos forman parte del 1% del padrón de privilegiados que reciben la mayoría de los recursos. Procampo fue creado para apoyar a los productores más pobres del país, que se verían afectados con la entrada en vigor del TLCAN.Ese 1% de privilegiados ha recibido 38 mil 558 millones de pesos. Tan sólo los familiares de uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, cobraron, entre 1998 y 2003, 998 mil 267 pesos del Programa de Apoyo Directo al Campo. Una de sus hijas, María Teresa Zambada Niebla, solicitó el subsidio para la siembra de 80 hectáreas sin notificar, como se requiere, el giro que le daría a sus tierras. Zambada es también socia de la estancia infantil 1127 “Niño Feliz” subrogada por el IMSS en Culiacán. Igualmente se ayudó a Vicente Zambada Niebla, detenido en marzo de 2009; recibió 555 mil 220 pesos.Los hermanos de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, otro de los líderes del cártel de Sinaloa, recibieron apoyo por 376 mil 198 pesos. Jesús, Ofelina y Aureliano obtuvieron dinero federal todavía en el ciclo primavera-verano de 2008.Los Carrillo Fuentes, relacionados con los últimos líderes del Cártel de Juárez (Amado y Vicente), figuran 44 veces en el padrón. Recibieron del gobierno federal apoyo por diversos montos que van desde 2 mil 607 pesos hasta 2 millones 450 mil 581.Ventura Valencia Valencia, hermano del fundador del Cártel del Milenio, Luis Valencia Valencia, y asesinado en noviembre de 2008, cobró casi 50 mil pesos para la siembra de pasto perenne en cuatro hectáreas.Humberto García Ábrego, hermano del jefe del Cártel del Golfo (Juan) hasta que fue deportado a Estados Unidos en 1995, recibió 342 mil 384 pesos para la siembra de maíz y sorgo. Otros familiares también aparecen en la lista de beneficiarios.Funcionarios que han ocupado cargos públicos desde 1994, fecha en que fue conformado el padrón del Procampo, están en la lista. Es el caso de los hermanos de Vicente Fox Quesada, Javier, José Luis y Cristóbal. El beneficio se les empezó a entregar a partir del año 2000, fecha en que inició la administración de ex presidente del PAN.El gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras, es parte del padrón y de 2000 a 2008 ha cobrado 26 mil 260 pesos. Los ex mandatarios Maximiliano Silerio Esparza y Fernando Baeza Meléndez, de Durango y Chihuahua, respectivamente, obtuvieron un millón 161 mil 756 pesos el primero, y 305 mil 44 pesos, el segundo.
Zocalo-Saltillo

¿Quién dijo que los militares son los mejores policías?


Por Federico Arreola

Respeto y aprecio a Mauricio Fernández, un político y empresario panista al que considero mi amigo desde hace muchos años. Creo que él también me considera su amigo, también me respeta y también me aprecia. Es una persona honorable a la que se calumnió durante la campaña electoral de este año.
Mauricio fue víctima de una vulgar farsa orquestada por priistas y ejecutada por Alfonso Romo -un hombre de negocios que ahora posee un sitio de internet-, y por su subordinado, el periodista Ramón Alberto Garza.
Romo, Garza y sus aliados del PRI buscaban impedir que Fernández ganara la alcaldía del municipio más rico de México, San Pedro, Nuevo León. No lo consiguieron, por fortuna. Mauricio logró en esa localidad una victoria aplastante.
Será presidente municipal, pues. Empezará sus funciones a finales de octubre o a principios de noviembre. Ahora, Mauricio trabaja en la organización de su gobierno.
Ayer lo vi, charlamos un rato. Fue inevitable que tocáramos el problema más grave que enfrenta la sociedad mexicana: la inseguridad, la amenaza del narco. Más grave, sí, que la terrible caída de la actividad económica. De este tamaño es el pesadilla que vivimos.
Es que, sin duda, por culpa de Calderón estamos en guerra, y la vamos perdiendo. Calderón pensará que va ganando, pero es un hecho que el resto de los mexicanos pacíficos solo percibimos los horrores de la derrota.
No pienso en términos de qué bando aporta más muertos, si el Ejército o las mafias. Pienso, nada más, en que no había ninguna necesidad de que viviéramos en medio del terror. Tal vez a Calderón le hacía falta movilizar a la tropa para buscar conseguir algo de la legitimidad que las urnas electorales le negaron en 2006. No la ha logrado, claro que no.
El hecho es que vivimos con miedo, y el que puede se va de México. La propaganda panista en 2006 decía que si AMLO llegaba al gobierno, los ricos iban a tener que irse a vivir a Miami. No llegó López Obrador, debido al fraude, y los ricos como quiera se están yendo. A Miami, a Madrid, a San Diego, a París, a Zurich, a Barcelona, a Austin, a San Antonio. En fin.
Vuelvo a Mauricio. Me contó que nombrará a un militar, a un general del Ejército mexicano, como director de la policía de San Pedro. Me mostró el currículum de ese hombre. Tiene méritos, sin duda. Por lo que sé del personaje, puedo decir que es un hombre valiente. Y con experiencia: ha dirigido diferentes corporaciones policiacas en los últimos años.
No es un caso extraordinario. Hay muchos otros generales al frente de las policías en no pocas ciudades mexicanas.
Desde hace rato los gobernadores y los alcaldes y hasta los presidentes de la República piensan que los militares son mejores policías que los policías. Creo que aquí está el error. Porque el soldado es soldado, y el policía, policía. El soldado es un guerrero, y el policía, un investigador.Los militares al frente de las corporaciones policiacas han dado la pelea, con tanto valor y entusiasmo que el país completo está en guerra. Han sobrado combatientes (del otro lado, el de la mafia, también, desgraciadamente, y también los aporta el Ejército, digamos la verdad). Pero han faltado investigadores. Ha habido fuerza bruta en abundancia y ha escaseado la inteligencia. Por eso la guerra, por eso la derrota.
SDP noticias
La izquierda ciega

JAVIER SICILIA

La crisis por la que atraviesa la izquierda mexicana no es nueva. Es un sino que la ha acompañado siempre. No bien logra unificarse cuando inmediatamente se fractura para recaer en toda suerte de pleitos internos, contradicciones y contrasentidos. Del PMT –para hablar de articulaciones que fueron esperanzadoras– al PRD, pasando por el PSUM, la vida de la izquierda ha sido la historia de su incapacidad para permanecer unida. Como una especie de condena de Sísifo, a sus mayores triunfos suceden siempre fracasos que vuelven a colocarla al pie de la montaña. Sin embargo, mientras a Sísifo lo castigan los dioses por querer robarse la inmortalidad, la izquierda mexicana se castiga a sí misma. Aunque los poderes del mundo neoliberal hacen siempre lo posible por arrojarla al pie de la montaña, su verdadero fracaso radica en su incapacidad para mantener un proyecto. Unificada, en sus mejores momentos, alrededor de una figura carismática –Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, el Subcomandante Marcos–, los equívocos de sus líderes o sus empecinamientos la decepcionan y fracturan. Aunque el proyecto exista y sea sólido –pienso en el zapatismo y su lenta construcción antes de ocupar la palestra y pelearse con sus interlocutores naturales–, la izquierda no se unifica allí. Un fracaso, un trastabilleo, una crítica bastan para que lo pierda de vista.La razón es que la mayor parte de la izquierda es incapaz de soportar la frustración, de mantenerse fiel a un proyecto y vivir seriamente la autocrítica para reorientarlo. El todo o la fractura han sido su destino. Lo que esta actitud deja entrever es que la izquierda nunca ha logrado pensar bien lo que quiere. Con la única intuición de que hay que acabar con el capitalismo, su lucha oscila entre domesticar al capital mediante el poder, lo que sabemos es imposible –por ese camino sólo se llega a la dictadura o, como sucede con las izquierdas europeas, a la sumisión bovina al capital–, o, en un gesto romántico y anacrónico, hacerle la guerra por todos los medios para instaurar otro poder que se convertirá en dictadura. Entre uno y otro extremo, la izquierda se desespera y se atomiza. En estas actitudes veo lo que Marx llamó la mitificación –la falsificación– que quiere creer y hacernos creer que una política de poder puede, por el simple hecho de que la encabeza una verdad de izquierda, traernos una sociedad mejor en la que por fin se realice la liberación social. Pero una política de poder sólo significa la preparación para la guerra, y en esa guerra, porque la izquierda quiere el todo o la nada, termina, cuando no obtiene todo, por volverse contra sí misma y dividirse en facciones. Esto es absurdo y, sin embargo, ahí están sus reiteradas crisis para mostrarlo. Si yo fuera marxista, habría sacado de la gran noción de mitificación la idea de que las mejores intenciones pueden ser mitificadas. Lo que olvida la izquierda, ciega ante el dogma de que sólo desde el poder se puede transformar el mundo, es que en Marx había, además de la radicalidad, la modestia del hombre atento: la sumisión a la realidad y la humildad ante la experiencia. Esas características lo habrían llevado sin duda a revisar algunos puntos de vista con respecto al poder, la industrialización y la repartición de las riquezas que sus discípulos de hoy quieren mantener en la esclerosis del dogma. Creo que Marx, ante el nefasto poder de la técnica, de la dictadura totalitaria de los regímenes nacidos del sovietismo, de las consecuencias catastróficas del arrasamiento del campo, de los campesinos y de la globalización, habría reconocido que los datos objetivos para la liberación social habían cambiado y que era preciso pensar en luchas libertarias que, negándose al poder y al faccionalismo, fueran construyendo para el hombre una verdadera libertad social. Pero Marx amaba a los hombres reales, y la izquierda ama la abstracción y el dogma. Prefiere sacrificar la libertad de los otros en nombre de abstracciones políticas que ponerse al servicio de su libertad. Al igual que en el pasado los estalinistas satanizaban a los trotskistas, a los maoístas, a los revisionistas, y viceversa, hoy, en forma más degradada, los “chuchos”, después del fracaso de López Obrador, satanizan a los lopezobradoristas, ven con desdén a Cárdenas, desprecian a los zapatistas y al EPR, le dan la espalda a movimientos de resistencia social ajenos a sus intereses, y viceversa. A pesar de sus discursos, la izquierda no se abre a una búsqueda real de la justicia. Lo que busca es lo mismo que los liberales: el mito prodigioso del poder que repartirá la riqueza a los hombres. Pero en la medida en que no es su objetivo real, sino mitificado, fracasa. Si la izquierda quiere realmente servir al hombre, debe volver la vista no hacia Marcos, sino hacia el zapatismo, es decir, hacia la renuncia al poder y a la construcción de espacios donde la gente le pone límites y, a partir de sus propias experiencias, construye procesos autónomos, libres y de cooperación. Pero para ello tendría que renunciar al poder, a los dogmas, a las mitificaciones y a las trampas, y ponerse al servicio de una justicia que tiene mil rostros. Si no lo hace, la veremos siempre ascender y regresar, como un Sísifo, a las profundidades, para inútilmente volver a subir la inmensa piedra de la justicia.Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO, y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca.
Proceso

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