jueves, 1 de enero de 2009

Hace cincuenta años que no hablamos

Jan
01
2009
Hace cincuenta años que no hablamos

Lorenzo Gonzalo

La historia entre Cuba y los Estados Unidos demuestra que nunca la primera ha agredido al segundo, evitando confrontaciones y apelando a concertaciones y movimientos orientados a defenderse de las agresiones del exterior.
Contrariamente, los Estados Unidos no pueden presentar el mismo expediente.
Han pasado cincuenta años desde que iniciara esa política de agresiones y ataques estadounidenses, por un lado, y de la reiterada defensa de Cuba frente a los mismos, por el otro.

En noviembre del año 2008, una nueva Administración ha sido electa al gobierno de Estados Unidos y las circunstancias internacionales de la elección, junto a los pronunciamientos del nuevo y futuro presidente, nos hace pensar a muchos, que los tiempos de una nueva era en las relaciones entre ambos países, son factibles.
Por otra parte, el Presidente del Consejo de Estado de Cuba, el Sr. Raúl Castro Ruz, ha tendido reiteradamente, una rama de olivo al gobierno estadounidense, aun meses antes de que Obama fuera electo.
Los pronunciamientos del Presidente cubano no son nuevos. Mucho antes, cuando el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, desempeñaba ese cargo, se refirió en múltiples oportunidades al tema, con el mismo tono y similares palabras a las de Raúl.
Por supuesto, desde los días cuando Fidel Castro se manifestara en ese sentido a la actualidad, han sucedido muchos acontecimientos y los Estados Unidos no son actualmente los mismos de aquellos tiempos.
El país se ha debilitado por una guerra incruenta, declarada por su Administración, a Irak y Afganistán, al tiempo que se ha comprometido peligrosamente con las fuerzas anti-árabes y anti-musulmanas, y ha intensificado sus alianzas con otros intereses de la región, hostiles a sus vecinos por razones étnicas y por el beneficio recibido de imposiciones geopolíticas implementadas al calor de las dos guerras mundiales del Siglo XX.
Dentro de esta nueva realidad, el nuevo gobierno de Barak Obama estrenará su mandato, apoyado además por ciertos criterios divergentes con esa política exterior tradicional de su país, de cuya validez sólo tenemos el antecedente de un discurso que plantea negociar con los países sin condiciones previas y la urgencia de atender los críticos asuntos internos que confronta los Estados Unidos.
Si la nueva Administración resultara fiel a la realidad mencionada, es de esperar que su primer paso con relación a Cuba, sea desmontar los ingredientes agresivos de la política exterior creada y sostenida a lo largo de cincuenta años, por las administraciones precedentes. Como su planteamiento es conversar con todos los países sin condiciones, sería prudente eliminar del escenario aquellas impuestas por esas administraciones con miras al derrocamiento del gobierno cubano. Actitud semejante pavimentaría el camino para lo que debieran ser unas primeras y coloquiales conversaciones, con una real ausencia de condiciones.
Si una persona ha apuntando con una pistola, durante años, a la cabeza de su vecino y en algún momento se propone hacer las paces, definitivamente su primer paso tendría que ser apartar el arma, sentarse en algún sitio apacible cercano a sus respectivos inmuebles, acompañar el momento de una infusión agradable y sedativa, y comentar, en pinceladas breves y sin adjetivos, el tiempo transcurrido desde la última conversación.
Quizás pudieran comenzar diciendo: "hace cincuenta años que no hablamos con tranquilidad"...."qué bueno, que hoy podamos disfrutar de la paz de un diálogo civilizado."
Por Esto!

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