Rituales y conjuros para recibir el Año Nuevo
Cada país de América Latina sigue alguna tradición para que la nueva etapa traiga salud, dinero, amor y prosperidad. Conozca cómo festeja cada cultura
La última noche del año tiene siempre algo de mágico y se presta a toda clase de conjuros y rituales que, aunque tienen diferentes manifestaciones, persiguen el objetivo común de atraer prosperidad y buena suerte en los 365 días siguientes.
Millones de latinoamericanos siguen la tradición española de comer las 12 uvas al compás de las campanadas de la medianoche del 31 de diciembre, aunque hay multitud de supersticiones acordes con la idiosincrasia popular.
El ritual de las uvas puede hacerse un poco más complejo para aumentar sus efectos. Para ello hay que comerlas de pie, apoyándose sólo en la pierna izquierda para entrar en el año nuevo con el pie derecho, por suponerse más hábil que el izquierdo en la caminata hacia el porvenir.
Los mexicanos siguen ese rito al son de las campanadas de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, pero antes o después de tomar las uvas barren la casa, de adentro hacia afuera, para dejarla limpia de impurezas de todo tipo.
Otra forma de acabar con lo malo es someterlo al fuego purificador. Se queman muebles y ropas viejas en Perú, Honduras y Ecuador, mientras que los campesinos de Colombia escriben en papelitos lo indeseable y lo introducen en un muñeco al que prenden fuego.
El día de San Silvestre, los uruguayos tiran por la ventana los almanaques y calendarios del año viejo y dejan casi tapizadas las calles de los centros financieros. También arrojan agua a la calle, igual que muchos cubanos, para así arrastrar todo lo malo, como la envidia.
Para librarse de ese "pecado capital", las mujeres de Uruguay visten en Nochevieja alguna prenda roja, mientras en Ecuador hombres y mujeres piden fortuna y les llueven literalmente las monedas que lanzan al aire a medianoche para que "no escampe en todo el año". Por si esto no fuera suficiente, también guardan billetes de alto valor en sus zapatos.
Quien se encuentra en esta época en Costa Rica y se topa con una pequeña flor silvestre de color morado, llamada Santa Lucía, está de suerte. Si la mete en la billetera, no faltará dinero en todo el año.
En Puerto Rico comen las 12 uvas y echan agua a la puerta de las casas. Y todavía hay quien dispara tiros al aire al son de las campanadas, una costumbre en extinción, muy generalizada hasta hace unos años, cuando empezaron las campañas para acabar con los heridos y muertos por las balas perdidas en fin de año.
En Venezuela millones de familias cenan "la hallaca" (un bollo de maíz relleno de diferentes carnes y frutos) y las uvas. En las calles se lanzan petardos con nombres tan descriptivos como "tumbarranchos", "matasuegras" "saltapericos" o "Bin Laden".
Pasear o correr con valijas en Nochevieja no es una prueba de atletismo urbano. Se trata de un ritual para que el año nuevo traiga muchos viajes, muy extendido en Colombia y seguido también por venezolanos, panameños, paraguayos, peruanos, chilenos, salvadoreños y costarricenses. Y si al salir de casa con los bolsos se da un portazo, mucho mejor: se alejarán los malos espíritus.
En Time Square, donde los neoyorquinos festejan el fin de año y reciben al siguiente, las valijas de los hispanos y las "uvas de la suerte" hacen acto de presencia y casi toman la delantera al muérdago, que se coloca en los hogares de los Estados Unidos para atraer la suerte. Detrás de la puerta de sus casas cuelgan los panameños un ramo pequeño de arroz para tener abundancia.
La mayoría de los cubanos celebra esa fiesta ante un menú criollo, y como el Año Nuevo coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución, hay fiestas populares en todo el país organizadas por el Gobierno.
En Brasil se comen uvas la noche del "Reveillón", pero la cantidad de granos corresponde al número de la suerte de cada cual. Los brasileños de la costa se visten de blanco y van a la playa, saltan las olas y lanzan flores al agua para tener un buen año.
Comer una cucharada de lentejas en Nochevieja es una tradición en Chile, donde también está muy extendido el uso de ropa interior de color amarillo para atraer el amor.
Hay una práctica adivinatoria del año nuevo muy difundida en la región. Se puede cascar un huevo en un vaso de agua la medianoche del 31 de diciembre y al día siguiente se interpreta su forma. Si se parece a una iglesia es que habrá boda y si hay círculos, dinero o cambios en lo personal, dicen los salvadoreños.
Todos estos rituales ayudan a franquear el umbral del nuevo año, y hasta aquellos que se dicen más escépticos siguen alguno... por si acaso.INFOBAE.COM
Millones de latinoamericanos siguen la tradición española de comer las 12 uvas al compás de las campanadas de la medianoche del 31 de diciembre, aunque hay multitud de supersticiones acordes con la idiosincrasia popular.
El ritual de las uvas puede hacerse un poco más complejo para aumentar sus efectos. Para ello hay que comerlas de pie, apoyándose sólo en la pierna izquierda para entrar en el año nuevo con el pie derecho, por suponerse más hábil que el izquierdo en la caminata hacia el porvenir.
Los mexicanos siguen ese rito al son de las campanadas de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, pero antes o después de tomar las uvas barren la casa, de adentro hacia afuera, para dejarla limpia de impurezas de todo tipo.
Otra forma de acabar con lo malo es someterlo al fuego purificador. Se queman muebles y ropas viejas en Perú, Honduras y Ecuador, mientras que los campesinos de Colombia escriben en papelitos lo indeseable y lo introducen en un muñeco al que prenden fuego.
El día de San Silvestre, los uruguayos tiran por la ventana los almanaques y calendarios del año viejo y dejan casi tapizadas las calles de los centros financieros. También arrojan agua a la calle, igual que muchos cubanos, para así arrastrar todo lo malo, como la envidia.
Para librarse de ese "pecado capital", las mujeres de Uruguay visten en Nochevieja alguna prenda roja, mientras en Ecuador hombres y mujeres piden fortuna y les llueven literalmente las monedas que lanzan al aire a medianoche para que "no escampe en todo el año". Por si esto no fuera suficiente, también guardan billetes de alto valor en sus zapatos.
Quien se encuentra en esta época en Costa Rica y se topa con una pequeña flor silvestre de color morado, llamada Santa Lucía, está de suerte. Si la mete en la billetera, no faltará dinero en todo el año.
En Puerto Rico comen las 12 uvas y echan agua a la puerta de las casas. Y todavía hay quien dispara tiros al aire al son de las campanadas, una costumbre en extinción, muy generalizada hasta hace unos años, cuando empezaron las campañas para acabar con los heridos y muertos por las balas perdidas en fin de año.
En Venezuela millones de familias cenan "la hallaca" (un bollo de maíz relleno de diferentes carnes y frutos) y las uvas. En las calles se lanzan petardos con nombres tan descriptivos como "tumbarranchos", "matasuegras" "saltapericos" o "Bin Laden".
Pasear o correr con valijas en Nochevieja no es una prueba de atletismo urbano. Se trata de un ritual para que el año nuevo traiga muchos viajes, muy extendido en Colombia y seguido también por venezolanos, panameños, paraguayos, peruanos, chilenos, salvadoreños y costarricenses. Y si al salir de casa con los bolsos se da un portazo, mucho mejor: se alejarán los malos espíritus.
En Time Square, donde los neoyorquinos festejan el fin de año y reciben al siguiente, las valijas de los hispanos y las "uvas de la suerte" hacen acto de presencia y casi toman la delantera al muérdago, que se coloca en los hogares de los Estados Unidos para atraer la suerte. Detrás de la puerta de sus casas cuelgan los panameños un ramo pequeño de arroz para tener abundancia.
La mayoría de los cubanos celebra esa fiesta ante un menú criollo, y como el Año Nuevo coincide con el aniversario del triunfo de la Revolución, hay fiestas populares en todo el país organizadas por el Gobierno.
En Brasil se comen uvas la noche del "Reveillón", pero la cantidad de granos corresponde al número de la suerte de cada cual. Los brasileños de la costa se visten de blanco y van a la playa, saltan las olas y lanzan flores al agua para tener un buen año.
Comer una cucharada de lentejas en Nochevieja es una tradición en Chile, donde también está muy extendido el uso de ropa interior de color amarillo para atraer el amor.
Hay una práctica adivinatoria del año nuevo muy difundida en la región. Se puede cascar un huevo en un vaso de agua la medianoche del 31 de diciembre y al día siguiente se interpreta su forma. Si se parece a una iglesia es que habrá boda y si hay círculos, dinero o cambios en lo personal, dicen los salvadoreños.
Todos estos rituales ayudan a franquear el umbral del nuevo año, y hasta aquellos que se dicen más escépticos siguen alguno... por si acaso.INFOBAE.COM
Fuente: EFE
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