¿Dónde se ubica el cero? |
Martes, 09 de Diciembre de 2008 00:17 |
Pedro Díaz Arcia El pasado mes de marzo, en un discurso pronunciado en el World Affairs Council, en Los Angeles, el candidato republicano John McCain dijo: “Nuestro gran poder no significa que podamos hacer lo que queramos cuando queramos, ni tampoco deberíamos asumir que tenemos toda la sabiduría y el conocimiento necesarios para tener éxito” y agregó, para sorpresa de muchos y deleite de incautos, “Estados Unidos debe ser un ciudadano ejemplar si queremos que los demás nos vean como un modelo”. Era pura palabrería de campaña. A sólo unas semanas de recibir la batuta de mando del gobierno estadounidense el presidente entrante, Barack Obama, en una entrevista del programa “Meet the Press” el domingo, se refirió a importantes hitos que marcarán las pautas de la política exterior de su administración. Me pareció escuchar cercanas voces de cercanos peligros. En términos concluyentes, el líder demócrata aseveró que se impondrán sanciones más duras si la República Islámica de Irán no suspende su programa nuclear, abandona la ayuda a grupos islámicos fundamentalistas y cesa la amenaza contra Israel. Si Irán cede a las exigencias de Washington entonces recibirá la recompensa por la buena conducta: incentivos económicos y comerciales, o de lo contrario debe enfrentar nuevas y más drásticas sanciones, sin excluir, en un buen entendido, el uso de la fuerza. En cuanto a Rusia, Obama se permitió el ejercicio fiscal y reprochó al gigante euroasiático por “intimidar” a sus vecinos, en referencia especial a Georgia y anunció que llevará a cero las relaciones bilaterales. Algo contradictorio, porque no es posible llevar a cero -lo que significa nada-, en todo caso punto de partida, cuando se supone que se está condicionando el futuro del entendimiento. Es importante desde el punto de vista matemático, pero, especialmente, en la visión política, si el cero se coloca a la izquierda o se ubica a la derecha, lo que determinará si no vale o se multiplica. Al menos en lo publicitado, Obama no hace referencias al escudo antimisiles, previsto para su instalación en Polonia y la República Checa, un delicado tema contencioso con el Kremlin; mucho menos alude al criminal bloqueo contra Cuba. El mundo está a la espera de que el Presidente electo asuma el gobierno estadounidense, en un clima de virtual apoteosis. La promesa del cambio está en el halo que rodea la Casa Blanca y se expande por el mundo. Pero, los halcones, como buenos comerciantes exigen lo suyo. Las aves carroñeras no se resignarán a una pérdida de su influjo en la arena internacional ni al regateo de la prepotencia del dominio imperialista. Mientras el dirigente afroamericano nombraba a Eric Shinseki, ex jefe del Ejército de Estados Unidos al frente de la Secretaría de Asunto de los Veteranos -que agrupa a 23,4 millones de veteranos de guerra-, el Pentágono prepara el envío de refuerzos a Afganistán. Shinseki fue cesado en su cargo por sus discrepancias sobre la invasión de Irak y sus enfrentamientos con la política seguida por el presidente, George W. Bush, y su ex secretario de Defensa, el corrupto Donald Rumsfeld. Según las concepciones defendidas por Obama durante su campaña el centro de la lucha contra el terrorismo se ha trasladado de Irak a Afganistán, lo que implicaría el envío de contingentes de refuerzo a la nación árabe. El Pentágono se frota las manos y planea el envío de más de 20,000 soldados a solicitud del general David D. McKiernan, el principal comandante en Afganistán. Las tropas estadounidenses se elevarían de 34,000 a unas 58,000, que se sumarían a unas 30,000 de otros países que operan bajo el comando de la OTAN. Muchos expertos consideran que las “lecciones aprendidas” en Irak no son aplicables a la contienda de Afganistán y que pondrán a prueba el equipo de seguridad nacional de Obama. En los irregulares parajes afganos, que se han convertido por obra y gracia de la invasión en el imperio del opio, los insurgentes tienen su base en el campo -no en las grandes urbes- con importantes vasos comunicantes con fundamentalistas de países vecinos; en tanto Estados Unidos cuenta con un gobierno títere débil, una deficiente infraestructura y una hostilidad creciente. Se calcula que en el período comprendido entre agosto y octubre por primera vez la violencia en Afganistán superó a la iraquí, desde el comienzo de la ocupación estadounidense. Es preocupante que a pocas semanas del cambio de batuta en Washington se endurezca el discurso del demócrata Obama, cuando millones de seres en el planeta nos preguntamos: ¿Qué hace Estados Unidos en Afganistán? ¿Acaso es la incógnita frontera que pone en peligro la seguridad nacional del país, cuando confiesan la vulnerabilidad del extenso territorio que los separa de Canadá? ¿Qué razón “moral” los condujo a la conquista de Irak que no sea el control del petróleo y de una zona estratégica en el orden geopolítico? Por eso, hay que estar atentos a las proyecciones y ejecución de la política exterior de un hombre en el que se cifran tantas ilusiones. Los pueblos anhelan acciones encaminadas a la paz, al mejoramiento del medio ambiente, a una tenaz lucha contra la discriminación, el crimen organizado, la corrupción y el narcotráfico, en un clima de cooperación internacional, diálogo y respeto a la soberanía de las naciones. ¡Basta ya de amenazas! Y, si hay que poner un cero, por favor, que no sea para incrementar aún más las tensiones y la violencia. Por Esto! |
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