domingo, 4 de enero de 2009

Marcos vuelve a atacar a López Obrador y se exhibe

Como lo ha hecho siempre, Marcos vuelve a atacar a López Obrador y su movimiento, con lo cual exhibe lo que critica:

Califica Marcos al movimiento de López Obrador de sectario, intolerante e histérico
Hermann Bellinghausen (Enviado)

San Cristóbal de las Casas, Chis., 3 de enero. “Se nos acusa de ser sectarios e intolerantes, pero, la verdad sea dicha, ningún movimiento en México ha exhibido tal grado de sectarismo, intolerancia e histeria como el que hoy, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, amenaza con salvar a México”, dijo el subcomandante Marcos en su segunda participación, en el Festival Mundial de la Digna Rabia que se celebra aquí.

“La histeria se convierte en franca esquizofrenia” cuando los intelectuales en ese movimiento creen ser “los únicos” que hacen algo por este país, no ven a nadie más, prosiguió Marcos, en renovada crítica al ex candidato presidencial perredista y su “gobierno legítimo”.

“Si estos viudos y viudas de Palacio Nacional hacen todo lo que hacen sin tener el poder federal, imagínense ustedes lo que harían si el renombrado hubiera llegado a la silla”, remató.

La verdad sea dicha, el movimiento de López Obrador y éste mismo, nunca han atacado a la lucha zapatista, por el contrario se le ha conferido el valor que ésta tiene. Sin embargo, Marcos no ha perdido ocasión en devaluar a los millones de ciudadanos que legítimamente conforman este movimiento para transformar a México en un país más justo. Es precisamente estos ataques entre progresistas lo que fractura procesos de cambio. Justamente al calificar de sectario, intolerante e histérico al movimiento está demostrando su sectarismo, su intolerancia y su histeria exhibicionista que impiden la unidad contra el verdadero enemigo y entorpecen otras formas de lucha que finalmente también buscan el bienestar de los mexicanos, de todos.

Por otra parte, el movimiento de López Obrador es incluyente sin importar credo, raza o clase social; apoya toda forma de lucha; no se ataca a quienes genuinamente luchan por la reivindicación de sus derechos independientemente de que pertenezcan o no al movimiento. Mientras que varios reconocidos actores de lucha social han tenido que romper con Marcos por su intolerancia y por autoritario. Defiende, claro, a aquellos que se han pronunciado acérrimos enemigos de AMLO como Gilly:

Poco antes, al tomar la palabra Adolfo Gilly, personas del público lo imprecaron, incluso con cartulinas, por la oposición que ha expresado a la ocupación del auditorio Che Guevara en la Universidad Nacional Autónoma de México. Gilly reivindicó, enérgicamente, su derecho a expresar su pensamiento.

En su participación, el subcomandante Marcos saludó a Gilly como “compañero”, por su “larga historia de lucha del lado de los de abajo”. Los zapatistas, dijo, “lo hemos considerado un hombre de izquierda consecuente, aunque alguna vez, como en lo que se refiere al Okupache, no hayamos estado de acuerdo con sus análisis o posiciones”. Y dijo a los increpadores que no es admisible “faltarnos al respeto que entre compañeros nos debemos”.


En este caso sí dice que: "aunque no hayamos estado de acuerdo con sus análisis y posiciones" no es admisible "faltarnos al respeto que entre compañeros nos debemos". Quizás la defensa de Gilly obedezca a que comulgan en lo que es esencial para él: Gilly es enemigo de AMLO.


El que ahora Marcos vuelva al ataque es lo que desprestigia al movimiento zapatista dentro de los seguidores de López Obrador, pareciera que que se obstina inútilmente en debilitar un movimiento que como el suyo está contra la derecha y da pie al "sospechosismo". Si bien estos movimientos apelan a formas de lucha distintas, el movimiento lopezobradorista también lucha por la reivindicación de los derechos de los indígenas y éstos cuentan con un espacio importante, en tanto se lucha por la justicia. ¿Por qué quiere hacer creer otra cosa?

Al decir "...sin tener el poder federal, imagínense ustedes lo que harían si el renombrado hubiera llegado a la silla”, ¿implica acaso que qué bueno que AMLO no está en la silla presidencial y mejor que esté Calderón? Es decir, ¿considera que es mejor que seamos esclavos de los gringos, que la oligarquía esté vendiendo a México y que nuestro país se encuentre en un baño de sangre? Resulta entonces que hasta panista se vuelve y lo peor de todo salinista. ¿Será salinista? Lo que se percibe es que prefiere apoyar a lo más reaccionario del país antes que dejar de pegarle a AMLO.

La lucha zapatista es muy valiosa, es una pena que este individuo en sus ansias de protagonismo pervierta la justificada Digna Rabia convirtiéndola en una rabia personal contra quien siente que le roba cámara, utilizándola para contrarrestar la fuerza del movimiento de López Obrador, es decir ponerla al servicio de Salinas, el gobierno panista, la oligarquía y los extranjeros.

El respeto de López Obrador por los zapatistas en contraste con las venenosas críticas que Marcos ha expresado desde la campaña electoral que se suman a los ataques de la derecha es lo que los distingue, lo que manifiesta la estatura de cada quien y lo que deja muy mal parado a este último. Repito, AMLO jamás a atacado a los indígenas zapatistas sin embargo Marcos descalifica a millones de mexicanos y los devalua adjudicándoles el sectarismo, la intolerancia y la histeria, una mera proyección. Bueno, ¡hasta de esquizofrénicos los trata! En su rabia avienta adjetivos a lo loco, exhibiendo una ignorancia como la de Manuel Espino o el mismo fox, ya que si se trata de encasillarlos psicológica y clínicamente debería saber que dentro de las categorías nosológicas, la histeria y la esquizofrenia se excluyen.

Curiosamente, ahora que tiene el micrófono, que estamos en un momento coyuntural y que cuenta con la atención internacional, Marcos vuelve a atacar a López Obrador, un contendiente opositor al gobierno, que, aunque no le guste, es el que mayor convocatoria tiene. Qué cosas ¿no?


De todas formas ¡Viva el EZLN!
Lástima que su líder no tenga los tamaños para tan noble causa, y lamentable que su esnobismo logre engañar a muchos y sobre todo a europeos que en el fondo se sienten atraídos por la causa indígena sólo porque ésta tiene un encanto pintoresco o folklórico y no tanto por lo que en realidad entraña su forma de ver el mundo y su profundidad filosófica, que es lo que vale.


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