Suele decirse que el miércoles es el travesaño de la semana: a medio camino entre el inicio de la jornada laboral y el usual descanso dominical. El pasado miércoles la crisis económica se agudizó en Occidente con la incontrolable reducción de puestos de trabajo en Estados Unidos e importantes plazas europeas. Por Pedro Díaz Arcia Cuando la baja de los precios del petróleo se convierte en un índice de constancia y descendieron a los niveles de febrero del año 2005, la Reserva Federal estadounidense (FED) dio a conocer que en el bimestre octubre-noviembre “la actividad económica en general se debilitó” en todos los distritos de la Reserva, desde la difusión del último informe. El deterioro se refleja en la pérdida de empleos, la reducción de las cuentas de los jubilados y la disminución en los valores de los inmuebles, entre otros síntomas de particular preocupación. Por ejemplo, el 4 de diciembre, el Departamento de Trabajo informó que quienes aún cobran el subsidio alcanzó a 4,09 millones de personas la semana pasada, la mayor cifra en 26 años. En el complejo contexto de la crisis económica caen en picada las demandas a las fábricas, que descendieron a los niveles más bajos en los últimos ocho años –en los sucesivos períodos presidenciales de George W. Bush-, con el corolario de que su Administración ha caminado con las veleidades del cangrejo. De manera simultánea el comercio minorista también se contrajo en sus ventas, debido a la natural reticencia de los consumidores. Tal vez la imagen más nítida de las penurias que aprietan el cinto a los compradores de a pie las recoja el comentario de un economista de la empresa de consultoría Argus Research cuando afirmó: “Básicamente, se ha informado a los compradores y trabajadores que no existe Papá Noel”. En un lamentable juego de utilizar el agua para secar el agua el pulpo transnacional de las telecomunicaciones, AT&T, anunció el jueves la eliminación de otros 12,000 empleos. El balance es realmente dramático, según una encuesta dada a conocer el miércoles por la FED el país se hunde cada vez más en la recesión. La Casa Blanca, en un “gesto” de coyuntura, abrió un esperanzador consuelo a la industria automotriz al expresar su disposición de considerar una ayuda que podría superar los 25,000 millones que solicitan. Se conoció que los gigantes productores del sector General Motors (GM), Chrysler y Ford demandan 34,000 millones de dólares para evadir la quiebra, en el marco de la denominada Operación Rescate. Pero, en medio de los esfuerzos por reflotar el sistema financiero internacional resulta contradictoria la concepción bélica de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para el envío de más tropas a Afganistán, de acuerdo al pedido del secretario general del peligroso bloque, el general Jaap de Hoop Scheffer, según un reporte de DPA del propio miércoles. Hoop Scheffer pretende que el conflicto no se estanque en “un punto muerto”, lo que significa, en términos automovilísticos, imprimirle velocidad a la parafernalia de la guerra. O lo que es lo mismo, lanzar más combustible al incendio provocado por los dislates de Bush y el Pentágono en el Medio Oriente, al apostar por un “estratégico” traslado de las principales operaciones militares de Bagdad a Kabul. La información, por supuesto, viene convoyada. De acuerdo con un despacho de AP una comisión bipartidista, en un estudio elaborado para el Vicepresidente electo, Joe Biden, alertó de que Estados Unidos podría ser víctima de un ataque nuclear terrorista antes del 2013 o, con mayores probabilidades, de una agresión con armas biológicas. El documento subraya que las actividades del Gobierno estadounidense contra la proliferación de armas de destrucción masiva se han enfocado en la prevención de terroristas nucleares y sugiere que la nueva Administración aumente los esfuerzos para contrarrestar y prepararse para una guerra con gérmenes por parte de grupos terroristas. El informe -obtenido por AP- fue preparado por la Comisión para la Prevención de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva y Terrorismo y, si bien reconoce que los terroristas no disponen de medios científicos ni técnicos para lograr tales objetivos, sin embargo insiste en que Obama debe brindar prioridad al tema. En una filosófica sentencia, el documento plantea que “Estados Unidos debe estar menos preocupado de que los terroristas se vuelvan biólogos y más preocupado de que los biólogos se vuelvan terroristas”. No deja de ser ingenioso el juego de palabras. Pero, aún está el amargo sabor de que Estados Unidos se fue a la guerra contra Irak, seguido de una comparsa de países cortesanos, so pretexto de que el país árabe poseía armas de destrucción masiva, que nunca fueron encontradas. Si de algo se tiene que cuidar Obama en este delicado trajín de jugar, muchas veces con las fichas del contrario, es del chantaje de los halcones y del Complejo Militar Industrial. Esos, no conocen del democrático valor del diálogo ni de la importancia del multilateralismo, sino del retumbar de los cañones. Para ellos, la mejor manera de paliar la crisis es retomar los caminos de la guerra. Por Esto!
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