viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Una democracia que necesita manifestaciones y mentadas?

Conjeturas
Viernes, 05 de Diciembre de 2008 00:00

¿Una democracia que necesita manifestaciones y mentadas?

Por Alvaro Cepeda Neri

Las palabrotas, todas o casi todas enlistadas en los diccionarios y, sobre todo, incluidas en el hablar común y corriente (cuando no son utilizadas para insultar y agredir) ya tienen cabida en el lenguaje de los medios de comunicación escritos. En la jerga de algunos comentaristas de “espectáculos”, y en declaraciones a voz en cuello y más auténticas cuando salen espontáneamente al calor de conversaciones del buen humor o contundentes cuando brotan de un sentimiento.

Este es el caso de un padre agobiado por la pérdida de su hija, que todo indica fue secuestrada (con destinatarios expresó Nelson Vargas) desbordando los más encontrados resentimientos ante la ineficacia de las autoridades en sus investigaciones para hacerle saber a él y la madre de Silvia Vargas Escalera, el resultado de las mismas.
“Ya pedí, ya supliqué, ya imploré, ya lloré”, expresó en una conferencia de prensa y detallaba cuanto sabe por su propia investigación y lo poquísimo que existe en las pesquisas policiacas, y tras la pregunta: “¿Eso es no tener nada?”, no pudo más contener su dolor y muy al estilo de la singularidad mexicana, dejó escapar: “¡Eso es no tener madre!”.
Nelson Vargas y Silvia Escalera han movido mar y tierra para encontrar a su hija, tras un año y pico de haber desaparecido. Y la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública federal, con mucha negligencia, no han llevado su trabajo, como es su obligación, para indagar a fondo el paradero de una banda criminal apodada “Los Rojos”, probables autores de ese plagio que ha destrozado a una familia.
La realidad de nuestra democracia no es la del poder (kratos) del pueblo (demos); sino que es una antidemocracia oligárquica, en manos de una élite que sólo reacciona y no a toda su capacidad, hasta que se desbordan las manifestaciones (derecho constitucional, en su artículo 9) y ellas tienen que llegar a extremos de violencia, a las patadas y mentadas, para que los funcionarios atiendan las peticiones (otro derecho constitucional en su Art. 8).
Es la nuestra una democracia al revés y por eso se habla de ella como un autoritarismo ya que la autoridad es la que con toda impunidad deja de cumplir con sus obligaciones y una de éstas, ahora en el filo de provocar un estallido social, es la de garantizar el máximo de seguridad.
El “¡No tienen madre!” retumbó como durísima crítica a los 100 días que se cumplieron sin resultados y a pesar de que los mal llamados servidores públicos (porque no sirven para nada) en una reunión donde les advirtieron que: “¡Si no pueden, renuncien!”, se comprometieron a una mayor eficiencia.
Si nuestra democracia ha de moverse a mentadas y manifestaciones, entonces sólo lo es de forma, de escenario y la realidad es que tenemos a una autocracia amparada en la impunidad y que sólo podrá empezar a enderezarse cuando llevemos a juicio político a un presidente municipal, a un gobernador, a un procurador, a un secretario del despacho presidencial y a un Presidente de la República. Las mentadas, como dijo la sonorense María Félix, en la película La Generala, también duelen. Pero nada más. Por Esto!

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