domingo, 14 de diciembre de 2008

La perversidad está en la cabeza que controla el poder

La perversidad está en la cabeza que controla el poder
Domingo, 14 de Diciembre de 2008 00:00
María Teresa Jardí

¿A qué puede aspirar una familia cuando le han secuestrado al padre, a la hija, a la madre, al abuelo, a la tía o al hijo? Al regreso sin daño del familiar secuestrado o en su defecto a conocer a la brevedad lo ocurrido. Y, claro está, también a que se castigue a los responsables del daño inmenso que hace sufrir a la víctima y a su entorno social. Pero, sin duda, es más importante, incluso que el deseo de venganza, que también existe, el saber: no lo que ocurre, porque eso es imposible y esa es otra de las perversidades asociadas, lo mismo al secuestro, que al levantón, que no por llamársele “levantón” deja de ser secuestro y que a la desaparición forzada de personas, que al igual que en el caso anterior, no por llamársele “levantón” deja de ser una desaparición de una persona con nombre y apellido. Se equivocan también los medios a modo, los políticos y los empresarios al pensar que los ejecutados sólo son números. No lo son ni para su familia ni para su entorno y ahí se está definiendo lo que sigue aquí en el futuro ya próximo.
Lo que quiere saber la familia es lo que ocurrió lo antes posible, incluso en aras de poder elaborar el duelo necesario para seguir adelante. Más allá de que presupuesto de todo Estado de Derecho es, por lo que toca a la Justicia, que para que sea Justicia, la misma debe procurarse e impartirse de manera pronta y expedita.
El saber torturado a un ser querido es la mayor de las agonías posible. Lo sabe bien la CIA y por eso va por el mundo poniendo centros de tortura: “En Afganistán, una fuente de Fisk que nunca jamás se ha equivocado --le hace saber al mundo Robert Fisk desde The Independent-- me informa --dice Fisk-- que existen al menos 20 de estos centros de tortura (de la CIA) funcionando en el país, y seis de ellos están en la provincia de Zabol”.
La perversidad de la derecha apoderada del mando político del mundo, a través de vasallos de cuarta en las repúblicas bananeras como es hoy México, está también en el ocultar, para desanimar cualquier intento de cambio que la humanidad decida, pudiendo resolver lo ocurrido y en sólo dejarlo saber cuando así conviene a sus intereses o las circunstancias la obligan.
Por qué esperar a que Martí les dijera “que si no podían que se fueran” para resolver el caso si desde 2003 la PGR sabía de la existencia de la Banda de la Flor y de la integración y protección a dicha banda por policías al servicio de Genaro García Luna, a los que incluso, al parecer, se les subía el salario, como nos hace saber Reporte Índigo que sucedió con “La Lore”, policía, al alimón, cercana al “Apá” y al titular de la SSP, tan amigo de Calderón que no duda en defenderlo el usurpador en persona. Por complicidad es la respuesta que salta a la vista.
Y peor aún es el caso de la hija de Nelson Vargas en el que la responsabilidad por lo que toca a la no investigación suena a venganza desde la silla misma que ocupa Calderón. Caso que involucra a la PGR entera, incluido al inoperante, excepto para el cobro de estas venganzas, Procurador General de la República.
Es falso incluso que la impunidad sea la responsable para contener el crimen organizado, como, ya acepta, obligado por la realidad, tan terca, el usurpador.
Es peor. Es la complicidad que desde la cabeza misma del poder se tiene lo que propicia las bandas de secuestradores como negocio también, salta a la vista, de políticos y empresarios, funcionarios y policías, apoderados del poder y del dinero en nuestro país.
Y, falso, es también, lo de las “limitaciones”, que dice Calderón, que sufren “las instituciones procuradoras de justicia”. Tan es falso que ante el escándalo suscitado por el exabrupto, digamos, del padre del niño asesinado, pidiendo que se fueran y del excolaborador señalando correctamente “que no tienen madre” y todavía le faltó decir que tampoco abuela, están resueltos ambos casos. Lo que indica que cuando se quiere se puede y que cuando no se resuelve es porque no se quiere resolver.
Por Esto!

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