domingo, 14 de diciembre de 2008

La Infancia y el Machismo

La Infancia y el Machismo
Domingo, 14 de Diciembre de 2008 00:00
Gilberto Balam Pereira
No creo en Freud sino en lo social

Los foros como las conferencias son motivo de comentarios y controversias en los pasillos durante los recesos. En reciente foro sobre la violencia a la mujer con motivo del aniversario de los Derechos Humanos, tuve oportunidad de abordar el tema con un aromático café de por medio durante el intermedio de la reunión. La cosa no llegó a la polémica por razones de tiempo, pero me quedó el gusanillo para escribir algo al respecto.
Ahí tienen que la madre da un sobresalto: “mamá, quiero ponerme ese vestido azul”.
–No es posible.
“Entonces el rosado”, –tampoco. “Pues me pongo el colorete”. –Deja de fastidiar Juanito, esas cosas son de tu hermana.
–Yaaa, mira me dice Pablo, el machismo lo infunden al niño desde la infancia, que no juegues con esas muñecas, deja a esas niñas y ven a jugar fútbol con tus amigos y no llores porque los hombres no lloran; prohibirles de esa manera a los varoncitos los harán machistas –me dispara aquél, que aprendan éstos a respetar a las niñas desde chiquitos. Nosotros los pedagogos, insiste Pablo, dejamos libertad al varón para sus decisiones en sus juegos con niñas, que jueguen lo que quieran y cómo jugarlo para que más tarde no sean machistas.
Entonces contesto malhumorado:
–La niña imita a la madre –digo; el varón al padre, quiere ser como él, reproducir su imagen, lo necesita el niño. No se trata de fomentar el machismo sino orientarlo a que afirme su género y que sea respetuoso no sólo con las niñas, que lo sean también con los niños y los adultos. El niño aprende a orinar de pie y te pregunta si también tienes pene. Se está afirmando en su género, no se está amachando.
No creo en los traumas freudianos de la infancia, le digo a Pablo, ni en las influencias infantiles con repercusión en la edad adulta. Creo más bien en la influencia de la escuela, del ambiente, del grupo social en que se desenvuelve el individuo.
Ese ejemplo del niño y las muñecas está muy remarcado cuando se habla del perfil del macho violador y golpeador de mujeres. No por ahí va la cosa, el fenómeno no es tan simplista, Pablo. Es un argumento muy trillado en la sociedad norteamericana y los mexicanos imitan eso del trauma infantil, lo vemos repetidamente en el cine y en series de TV. ¿Recuerdas a Ingrid Bergman en el film Cuéntame tu vida, y Psicosis con Janet Leight dirigida por Hitchcok , y la mexicana La casa del pelícano de Andere y Alvarez Félix? Son films “clásicos” pero thrillers tramposos y falsos en esencia.
Pablo no sabe nada de esto porque me corta y se da la vuelta.
Como adultos que son los que tratamos en entregas anteriores sobre la violencia a las mujeres, considero que ambos géneros son violentados y golpeados por la misma sociedad. Las mujeres carecen de oportunidades para desarrollarse como seres humanos, se vuelven sumisas (no digan que no, mis estimadas) y el varón es violentado por la misma sociedad que le niega empleo, mejor salario, educación, salud e información. A mis pacientes mujeres les recomiendo que no discutan con el marido que llega alcoholizado al hogar, porque es madriza segura. Dice el sabio refrán popular que cuando uno no quiere, dos no pelean. Que dialoguen con el marido al día siguiente cuando está ”crudo”, les digo a mis pacientes de los pueblos. La neta es que la recomendación ha dado buen resultado en muchos casos. “ya no tenemos violencia, me dicen aquéllas”.

Comentario al margen. Epidemia de homenajes y medallas
Que las medallas Yucatán, que la Eligio Ancona, que la Héctor Victoria, que la Mediz Bolio, que la Benito Juárez, que los homenajes tal y cual al ciudadano (a) mengano o perengana “distinguidos(as)”. Bueeeeno. ¿Debemos mostrar una actitud crítica por ese “culto a la personalidad”, o a la “cursilería” que representan dichos eventos?
Con todo mi respeto a Conrado Roche, a Edgar Rodríguez, a la Dra. Sandra Peniche y otros colegas de POR ESTO! a quienes quiero y admiro en la mejor de las ondas Platónicas, les comento que tienen sobrada razón en sus juicios. Pero en esos casos de “presentaciones” , mis respetables y honestos colegas, no podemos dejar de tolerar pequeñas debilidades de las que adolecemos algunos humanos, el ego, alguna dosis de protagonismo, el aprovechar la ocasión para degustar algún vinillo con ricos canapés con nuestros mejores amigos (as), el compartir un pecadillo blanco de la mercadotecnia de los libreros, digo “blanco pecadillo” atribuible a éstos, porque de las letras, de la escritura, de los libros, de la difusión de las ideas nadie peca ni nadie se enriquece, ni se ofende a nadie, por el contrario hay avidez de que se sepa lo que cada uno está produciendo y en qué se ocupa. Mis queridos amigos, Conrado, Edgar, Sandra, sé que ya nos han dispensado. Gracias. Y que ustedes tengan los más maravillosos días decembrinos, al igual que nuestro valeroso y honesto Director a carta cabal, a prueba de granadazos, Don Mario Menéndez Rodríguez. Por Esto!

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