Hoy comenzamos una serie especial sobre las cruentas condiciones dentro de los campos de reeducación por el trabajo. Ahora, con las imágenes tomadas con un teléfono celular que acaba ser escabullidas fuera de China, se le brinda una atípica oportunidad a la comunidad internacional de conocer detalles de la vida dentro de estos campos.
Este es el campo de trabajo Masanjia, también conocido como a la como la Escuela de Educación Ideológica de la provincia de Liaoning. Practicantes de de la disciplina espiritual Falun Gong, al igual que creyentes cristianos se encuentran detenidos aquí, generalmente sin juicio previo o condena formal.
El trabajo forzoso es una de las tácticas utilizadas para reformar aquellas creencias políticas o espirituales que la Dictadura Comunista considere inadecuadas. Los prisioneros en Masanjia a menudo trabajan desde 5 a.m. hasta la medianoche. A veces, son obligados a trabajar durante la noche sin dormir. En caso de tener una oportunidad de descansar durante el día, es en el piso de la fábrica.
ElLa hora de la comida mediante unos trozos de maíz, y tal vez un poco de arroz o verduras. Luego, de vuelta al trabajo.
En este video, puede verse a ocho prisioneros chinos enderezando componentes eléctricos llamados diodos. No se muestran algunos de los otros trabajos forzados, incluida la fabricación de productos de Halloween-como calaveras y lápidas de plástico-para ser exportados a los Estados Unidos. Algunos prisioneros tienen que manipular sustancias tóxicas sin equipo de protección, provocandoles picazón, dolor de garganta y problemas pulmonares.
En este lugar, no todos son capaces de sobrevivir estas condiciones.
El señor Dong Chen era un cristiano de la ciudad Fuxin de la provincia de Liaoning. Debido a su afiliación a una iglesia clandestina, fue condenado a dos años de reeducación por el trabajo. Según sus compañeros de prisión, en diciembre de 2007 se enfermó gravemente de presión arterial alta, y fue enviado a su casa para ser hospitalizado. Pero luego de una semana, su familia ya no podía pagar el tratamiento médico, por lo que Dong fue enviado nuevamente a Masanjia y continuó con su pesada carga de trabajo. En la tarde del 25 de mayo de 2008, tuvo vómitos y perdió el conocimiento. Los guardias lo ignoraron durante varias horas, hasta que murió alrededor de las 9 p.m. Tenía 56 años. Los funcionarios del campo le comunicaron a la familia de Dong de que había fallecido por causas naturales.
Este es sólo uno de muchos casos de vida y muerte en los campos de trabajo forzado en China. Este tipo de campos se encuentran dispersos en toda China. Si bien es imposible obtener una cifra oficial de cuántos prisioneros se encuentran en estos campos, las organizaciones de derechos humanos estiman decenas de miles o más.
Asegúrese de que permanecer atento durante las próximas semanas como NTD y La Gran Época continúan con esta serie de informes sobre el mundo secreto de los campos de trabajo forzado de China.
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