Apr 25 2009 |
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Pedro Díaz Arcia
En Japón, con la “cortesía” habitual de la cultura nipona, el Gobierno aplica un programa consistente en pagar miles de dólares a trabajadores temporales procedentes de América Latina a cambio de que nunca más regresen con visas laborales.
Como es usual, las crisis y las guerras las provocan los ricos y las pagan los pobres.
Ante la mayor tasa de desempleo -4.4%- en los últimos tres años; una disminución de las ventas al exterior en marzo del 45,6%, en comparación con igual período del 2008, y la producción industrial en su nivel más bajo en 25 años, Japón optó por “exportar” fuerza de trabajo foránea que, hasta el momento, se limita a inmigrantes de nuestra región.
Alguien, con alma fascista, comentó que no concebía el país “como una nación multiétnica”.
Pero, Hidenori Sakanaka, director del Instituto de Política Migratoria de Japón, una organización independiente, calificó la iniciativa como vergonzosa e inhumana.
El programa ofrece 3,000 dólares para el boleto, más 2,000 dólares por cada persona dependiente, con la condición de que nunca más retornen como trabajadores; a no ser que se conviertan en profesionales y reciban una invitación de alguna compañía.
The New York Times señala en su edición del viernes que en 1990, ante un creciente déficit de obreros, el Gobierno japonés comenzó a conceder miles de visas de trabajo especiales a descendientes de esos emigrantes.
Se estima que unos 366,000 brasileños y peruanos viven ahora en Japón, ocupados en lo que se denomina mercado laboral de las tres K -kitsui, kitanai, kiken- que se traduce como trabajos duros, sucios y peligrosos.
No es obligatorio vincular el “trío de k” con el conocido juego del cubilete y, menos aún, con el siniestro Ku Klux Klan estadounidense, que no pierde las esperanzas de utilizar la soga con el Presidente Barack Obama.
España, golpeada por la situación económica que llevó al secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granado, a declarar ante la Televisión Nacional Española “que estamos en el epicentro de la crisis. Estamos en el ojo de la tormenta perfecta”, adoptó un plan parecido al de Japón, pero “tolerable”, pues los inmigrantes, “si aún viven”, pueden reclamar su residencia y sus visas de trabajo luego de tres años.
La actual tasa de desempleo en la Península Ibérica alcanzó el 17.4%, con 4.01 millones de desocupados, su máximo histórico, en lo que se considera como “una cifra terrible”.
La crisis se apodera de cualquier espacio, en cualquier esfera, económica, financiera o social.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) denunció el jueves que los altos precios de los alimentos empeoran las condiciones de vida de millones de pobres en el Tercer Mundo, cuando se reporta la reducción de costos en el mercado internacional.
El análisis realizado por el organismo internacional en 58 países subdesarrollados destaca que en el 80% de los casos, los precios de los víveres son 40% más altos en relación con tres meses atrás.
Pero las reuniones se suceden con la pertinaz insistencia de las olas y sus consecuentes resacas.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) participa este fin de semana en la “romántica” cumbre de primavera, junto a su socio de aventuras financieras el Banco Mundial, pero, en esta ocasión, con 105 millones menos de ingresos y un déficit de 299 millones de dólares.
A fines del 2008, el FMI se vio en la necesidad de despedir a más de dos mil personas de sus principales oficinas en Washington, así como en varias capitales de Europa, Asia, América Latina y el Caribe.
No obstante las promesas del Grupo de los Siete, que agrupa a los países más industrializados del planeta, de reforzar las finanzas del organismo financiero, Simon Johnson, jefe del departamento de estudios del FMI, dijo alarmado que “el fuego se apagó, pero el humo aún no despareció”
Con respeto a la visión de un gurú de las finanzas, pienso que sí hay señales de humo: las llamas no se han extinguido.
Mientras crece el desempleo en Estados Unidos, por aquí y por allá se desatan los incendios: Samsung Electronics Co., el más importante fabricante mundial de chips de memoria para computadores, pantallas de cristal líquido y televisores de pantalla plana, anunció ayer que sus ganancias netas cayeron un 72% en el primer trimestre; Ford Motor Co., la segunda empresa automotriz de Estados, anunció el propio día que perdió 1,400 millones de dólares en el mismo período.
La famosa tabaquera Philip Morris International, con sede en Suiza, pero que cotiza en las Bolsas de Nueva York y París y sus operaciones se coordinan desde Nueva York informó que ganó un 11.8% menos en este trimestre en comparación con el año pasado.
A fin de cuentas las aguas podrían retornar a un nivel aceptable para la subsistencia del actual sistema global de explotación y discriminación, mientras los trabajadores, gestores de las riquezas del mundo, se mantendrán -si no voltean la mesa- en su estatus de dependencia del capital y las arbitrariedades de los ricos.
En situaciones de crisis e injusticias me viene a la mente la conocida canción infantil: “El patio de mi casa es particular, si llueve se moja igual que los demás”.
Pero, para rectificar la letra: si llueve, el patio de los pobres se moja más que los demás.
Por Esto!
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