Ésas son las conclusiones de una encuesta llevada a cabo por la organización de ayuda internacional Oxfam entre mil 700 mujeres iraquíes de diversa extracción, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
“A pesar de los miles de millones invertidos en la reconstrucción de Irak y las recientes mejorías en materia de seguridad, una de cada cuatro mujeres entrevistadas no tiene acceso a agua limpia, una de cada tres no puede enviar a sus hijos a la escuela y más de la mitad han sido víctimas de la violencia”, denuncia el director ejecutivo internacional de Oxfam, Jeremy Hobbs.
“Y para colmo —agrega— más de tres cuartas partes de las que han enviudado, en muchos casos por culpa del conflicto, no reciben la pensión del gobierno a la que tienen derecho”.
La inmensa mayoría de las mujeres encuestadas por la ONG no reciben ningún tipo de ayuda del Estado y han llegado a tal grado de pobreza que no pueden proveer a sus familias de agua limpia o electricidad, alimentarlas como es debido o darles educación y tratamiento médico.
Oxfam, que llevó a cabo la encuesta el año pasado en colaboración con la organización de mujeres iraquíes Al-Amal, averiguó que, a pesar de la mejoría de la situación general, 60% de las mujeres afirma que la seguridad constituye su máxima preocupación. Los casos de mujeres iraquíes utilizadas para cometer atentados suicidas también tienen preocupada a la población.
La mayoría de las mujeres se queja también de que el acceso a la mayoría de los servicios, incluidos el agua potable y la electricidad, había empeorado o por lo menos no había mejorado a mediados de 2008, con respecto a 2006.
Según Oxfam, 45% de las encuestadas había empeorado en cuanto a ingresos en comparación con 2006 y 30%, aproximadamente, se había mantenido igual.
Un 33% de las mujeres no había recibido ninguna ayuda humanitaria desde 2003; 76% de las viudas no recibía pensión alguna del gobierno.
Casi 25% de las mujeres no tenían acceso diario a agua potable y la mitad de las que lo tenían afirmaba que no era potable.
Una de cada tres encuestadas disponía de un máximo de tres horas diarias de electricidad en casa, dos tercios tenían seis horas o menos de electricidad y 80% se quejó de que el acceso a la electricidad era más difícil o igual que en 2007.
Casi la mitad de las mujeres denunció el hecho de que el acceso a cuidados sanitarios se hubiese vuelto en el 2008 más difícil que en los dos años anteriores y 40% se quejó de que sus hijos no estuvieran escolarizados.
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