martes, 24 de marzo de 2009

El “pobre Obama” y los dilemas del mundo

Mar
24
2009
El “pobre Obama” y los dilemas del mundo

El “pobre ignorante” de Barack Obama, como lo calificó el domingo el mandatario venezolano Hugo Chávez, enfrenta algo parecido a una simultánea de ajedrez.

Por Pedro Díaz Arcia
Podría especular, pero no lo haré, de si Chávez mandará a callar a Obama, o si se producirá una oportuna reconciliación cuando ambos se encuentren en la próxima Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago; como oportunamente sucedió anteriormente con el Rey de España, Juan Carlos I.

En enero pasado, en medio de una seria disputa verbal que concluyó con la retirada de sus respectivos embajadores, Obama dijo que Chávez apoyaba a “entidades maliciosas” como las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) e interrumpía el progreso en la región.
Recordando el hecho, el mandatario sudamericano dijo este domingo en su habitual programa radial y televisivo: “¿Ahora me va a acusar a mí Obama de que yo exporto terrorismo? Al menos uno pudiera decir pobre ignorante, que estudie, que lea un poco para que aprenda cuál es la realidad de lo que está viviendo y la realidad de América Latina y la realidad del mundo”.
Mientras se mueve de un tablero a otro, Obama enfrenta múltiples y complejas situaciones en el plano interno, así como en las relaciones internacionales, heredadas en su inmensa mayoría de la administración republicana que, con malsana habilidad, trata de lavarse las manos.
El mismo domingo, en una entrevista para el programa de la cadena CBS “60 Minutes”, el Presidente estadounidense al referirse al conflicto afgano dijo que la fuerza militar por sí sola no terminará la guerra y anunció que dará a conocer en breve una “estrategia de salida” de la contienda.
La declaración se realiza en vísperas de la participación del mandatario demócrata en la reunión cumbre de la OTAN que tendrá lugar en Estrasburgo, Francia, durante los días 3 y 4 de abril y donde Afganistán constituye el principal tema de la reunión.
“Lo que no podemos hacer es pensar que sólo un enfoque militar en Afganistán va a ser la solución para nuestros problemas”. “Por tanto, lo que estamos buscando es una estrategia de entendimiento. Tiene que haber una estrategia de salida... Tiene que haber un sentido de que no es un concepto perpetuo”, afirmó.
La apreciación sobre el término “perpetuo” posee un carácter dialéctico, porque no se sabe si se encuentra a la derecha o a la izquierda de la eternidad. Ni si la eternidad está a la izquierda o a la derecha de la crisis económica o del bloqueo contra Cuba.
Como se sabe, Obama ordenó un refuerzo de 17,000 soldados en Afganistán, además de los casi 40,000 que están en el país árabe, para tratar de controlar la insurgencia que se considera ha alcanzado su máximo nivel desde que las fuerzas lideradas por Estados Unidos ocuparan el país en 2001, so pretexto de los ataques del 11 de septiembre perpetrados ese año.
Dentro de la estrategia para la región Obama considera que la “desestabilizada frontera” afgano-paquistaní es un gran reto militar, pues constituye una base de operaciones de Al Qaeda para sus ataques contra Afganistán.
“Va a ser un hueso duro de roer” dijo. “Pero no podemos aceptar quedarnos parados y permitir refugios terroristas para que planeen y conspiren”.
Realmente, aunque preocupante, el lenguaje no nos resulta ajeno y resultaría penoso que las ilusiones se empantanaran en la continuidad de una guerra que desliza parte de su potencial de Irak a Afganistán y amenaza la soberanía de Pakistán.
Ante otras complejidades, el Ejecutivo norteamericano dijo en el propio programa con la CBS que tiene fe en el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, a quien acusan por la forma en que manejó el escándalo de los bonos en la aseguradora AIG.
La ciudadanía está indignada al conocer que la crisis no “toca” a los ejecutivos de los pulpos financieros, pues los directivos de la American International Group In. (AIG) recibieron 165 millones de dólares -en bonificaciones- de los 170,000 millones que recibió del Gobierno Federal.
Obama dijo que “lo más fácil” sería que los ejecutivos de AIG y otras empresas devolvieran los provechos. Pero, parece que es “lo más difícil”.
Al respecto, el asesor económico de la Casa Blanca, Austen Goolsbee, llegó a decir que la aprobación de una ley en el Congreso que obligue a los beneficiados a devolver el dinero mediante impuestos “es una manera peligrosa de actuar”.
El peligro radica en que el gobierno no está concebido para violentar el sistema, sino para protegerlo.
En un esforzado intento por controlar la crisis bancaria, descongelar los créditos y prepararse para futuras contingencias, el gobierno estadounidense se propone crear una nueva entidad, el Programa de Inversión Público-Privada, que adquirirá aproximadamente mil millones de dólares en activos tóxicos de manos de los bancos.
Según se adelantó el nuevo programa podría utilizar hasta 100,000 millones de los 700,000 millones del fondo de rescate, dejando el pozo prácticamente sin agua.
Pero, aún así existen dudas razonables de que la cuantía no sofocaría el incendio.
Muchos expertos opinan que la clave para solucionar la crisis monetaria sería enfrentar correctamente los activos impagos.
Pero, ¿cuánto se necesitaría en términos financieros y de sacrificio de los contribuyentes?
Una destacada economista calcula que el gobierno necesitaría otros 400,000 millones de dólares adicionales para tratar de resolver la problemática de los activos morosos.
¿Hasta dónde es posible mantener la maquinita de producir dinero, sin un respaldo productivo y de consumo social?
El riesgo de las explosiones populares está, con letras rojas, en las agendas de los gobernantes.
Para Ngozi Okonjo-Iweala, directora gerente del Banco Mundial, una oleada de disturbios sociales y crisis políticas podría desencadenarse en los países más pobres del mundo si los líderes del G-20 -que se reunirán en Londres el próximo 2 de abril- no acuden en su ayuda, según declaraciones que publicó el dominical The Observer.
El llamado de la ex ministra nigeriana coincide con el informe de un centro de estudios de desarrollo del Reino Unido que alerta sobre la muerte de 90 millones de personas víctimas del colapso de la economía global.
Ante estos delicados enclaves, que van desde la lejana China hasta la hermana Venezuela; sin excluir el diferendo con Rusia por el escudo antimisiles estadounidense en Europa; las presiones para que Irán abandone su programa de desarrollo pacífico de la energía nuclear; entre otros, Obama debe recurrir a su liderazgo, ganado en buena lid y “desde abajo” y no dejarse arrastrar por viejos “clichés” acuñados por los gestores del hegemonismo.
Carisma no le falta ni las esperanzas de millones de seres en el mundo que, sin ser musulmanes, se inclinan, expectantes, hacia Washington.

Por Esto!

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