Una combinación de desinformación generalizada y de intereses creados hace que en la Argentina -a diferencia de los países más desarrollados- casi no se hable de los riesgos a la salud provocados por las microondas. En un país que presta poca atención a las formas de contaminación más evidentes, es previsible que no se atienda a las que no se pueden percibir a través de los sentidos.
De este modo, la gente utiliza los teléfonos celulares sin tomar las precauciones necesarias para minimizar el riesgo para su salud. Las empresas no lo informan a sus clientes por motivos comerciales, a las autoridades no se les ocurre hacerlo y nuestro sistema educativo enseña a los niños a lavarse las manos pero no se ocupa de los riesgos derivados de las tecnologías más recientes.
Un teléfono celular es un emisor de microondas, las mismas que se utilizan para cocinar la comida. Puesto junto al cerebro o a cualquier órgano sensible, provoca efectos semejantes. Si uno necesita por cualquier razón usar este tipo de artefactos, es bueno que tome algunas precauciones elementales. A continuación, un informe sobre riesgos y precauciones vinculados con el uso cotidiano de teléfonos celulares. La selección de textos y los comentarios han sido realizados por la Arq. Liliana Álvarez.
La ciencia está a punto de asfixiar un pájaro
(Joseph Wright: "Experiencia con una máquina neumática",
detalle, 1768. National Gallery, Londres)
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