Biopiratería, un robo de
nuestro tiempo
XAVIER CAÑO TAMAYO
Desde la segunda mitad del siglo XX, empresas multinacionales esquilman zonas de la biodiversidad y se apropian de conocimientos indígenas de países empobrecidos. Lo perpetran amparados por una legislación injusta sobre protección de la propiedad intelectual que ha ido a peor en los últimos años de la mano de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Este modo de apropiación indebida es sencillo y no precisa recurir a revólveres, pistolas automáticas o metralletas. Se trata de tomar un producto utilizado tradicionalmente o una planta propia de una zona, averiguar su composición, añadirle algún elemento para simular que es distinto y registrarlo en una oficina de patentes. Tal vez sea hora de poner en cuestión las vigentes normas de protección de la propiedad intelectual y, muy especialmente, las referentes a la inscripción de patentes. No se trata de eliminar la protección de la propiedad intelectual sino de que ésta esté presidida por la justicia y no por el afán desmedido y acelerado de beneficios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario