domingo, 25 de enero de 2009

La emigración cubana: miradas

Jan
25
2009
La emigración cubana: miradas

Jorge Gómez Barata

I
Percibida de modo académico, como objeto de estudio, la emigración es un fenómeno económico y social, en ocasiones asociado a coyunturas económicas o políticas adversas y otras a oportunidades. Para los europeos, el descubrimiento de Nuevo Mundo y la fundación de los Estados Unidos fue un hecho feliz que vinculó la emigración a magníficas alternativas individuales.
La que puede ser considerada la primera oleada migratoria desde Cuba a Estados Unidos estuvo relacionada con la derrota de los patriotas en la Guerra de los Diez Años que, para ponerse a salvo de la venganza y la represión hispana y sobrevivir económicamente se refugiaron en Norteamérica.
La existencia de una colonia cubana en Nueva York, Cayo Hueso, Tampa, Luisiana y Florida, predominantemente patriótica y nacionalista, hizo posible que José Martí no sólo allegara recursos financieros para reiniciar la lucha, sino que organizara el Partido Revolucionario Cubano y reclutara entre los emigrados a muchos de los oficiales y combatientes para una nueva empresa independentista.
El que muchos de los patriotas cubanos sobrevivientes de la guerra de 1868 y otras luchas posteriores y sus familiares, junto con los obreros tabaqueros cuyas fábricas, para evadir restricciones comerciales coloniales, fueran trasladadas a Cayo Hueso y Luisiana y que el propio José Martí, entre otros miles de cubanos, residiera y trabajara durante 15 años en los Estados Unidos, arrojó un saldo positivo para el desarrollo y la maduración del proceso político cubano.
Por paradójico que resulte el nacionalismo maduro y el antiimperialismo que caracterizó a parte de la intelectualidad, el sector académico y a sectores de la clase política cubana, tiene sus raíces más profundas en la experiencia norteamericana de nuestros nacionales que en aquel país entraron en contacto con el pensamiento social más avanzado, incluyendo el socialismo. Carlos Baliño que fuera colaborador de Martí estuvo entre los fundadores del primer partido marxista cubano.
Por vivir intensamente, trabajar y participar en la política norteamericana, conocer su lengua y su cultura, dominar a fondo las interioridades de su sistema político, estar familiarizado con el comportamiento de sus sabios y de sus hombres de empresa y también con la mezquindad y la corrupción vigente allí, permitieron a Martí y con él a miles de cubanos, adquirir una visión política y un horizonte conceptual que ninguna universidad podía propiciarles. Como escribió en una de sus conocidas metáforas, Martí vivió en el monstruo y le conoció las entrañas, mas no estuvo solo.
Para bien y para mal los procesos políticos cubanos y la obra de construcción nacional cubana, han estado mediatizadas por la cercanía, la influencia y los intereses geopolíticos de los Estados Unidos que hasta 1959 tuvieron en Cuba una especie de factoría. Ese hecho originó que la liberación nacional, el rescate de las riquezas del país y la obra social de la Revolución lesionaran intereses empresariales norteamericanos en la Isla, hecho que obligatoriamente no tenía que provocar un antagonismo insalvable pero que, al coincidir con la desmesurada y absurda política de la administración de Eisenhower y Nixon, adquirió matices extremos.
Fue ese binomio, al que se sumó la mente políticamente retorcida de Allen Dulles, a la sazón Jefe de la CIA, elaboró la peregrina idea de usar la emigración cubana como arma contra Fidel Castro y la Revolución y producir un vaciado de Cuba, acogiendo masivamente no sólo a la burguesía, la oligarquía y los ripios del régimen de Batista, sino también a la intelectualidad liberal y a miles de técnicos, profesionales y trabajadores. Aquella política politizó a la emigración cubana hasta límites demenciales.
Convertidos en instrumentos de la política de un gobierno extranjero contra el país en que nacieron, usados a veces como soldados a sueldo, llamados también mercenarios y convertidos en rehenes de manipulaciones diversas, los emigrados cubanos han sobrevivido y sus elementos más avanzados resistieron, fueron firmes, íntegros y coherentes y están listos para asumir una nueva etapa y actuar en nuevos escenarios. Nadie dice que será fácil. De eso les cuento.
Por Esto!

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