Sin cumplir su encargo Bravo Mena llega para amansar a Espino |
Martes, 02 de Diciembre de 2008 00:00 |
Conjeturas Por Álvaro Cepeda Neri Entre los militantes del partido El Yunque, quienes se aprestan a homenajear, en lugar de a Hidalgo, Morelos y demás héroes de la Independencia, a Agustín de Iturbide quien, después de los tlatoanis, es el único emperador efímero. Maximiliano (no Cortázar quien sigue con venganzas contra los medios de comunicación que no bailan al son de su batería y controla a los directores de comunicación del gobierno federal para que nieguen publicidad a la prensa que informa y critica); de Habsburgo nunca fue emperador porque, como certeramente escribió Gastón García Cantú: el presidente era Juárez, desde que el austriaco fue traído por los reaccionarios y conservadores, hasta que su fusilamiento permitió que se fuera como cadáver. El asunto es que los nuevos conservadores, con sus dos alas: los más o menos moderados o sea los calderonistas y los ultras o sea a los que Carlos Castillo bautizó como “los meones de agua bendita” (y que, como los tachó recientemente Calderón, se suben al “pedestal de los imbéciles”) están reforzando sus respectivos cuadros. Los ultras están afiliados al partido antirrepublicano, antidemocrático y anticonstitucional de El Yunque, que dirigen Espino y el recién doctorado Carlos Abascal. Uno de sus más destacados miembros es Luis Felipe Bravo Mena, a quien Calderón designó como su representante ante Joseph Ratzinger, Jefe de el Estado del Vaticano. Lo mandaron con la misión de lograr que Ratzinger, con la otra cara y en su calidad de Jefe absoluto de la Iglesia Católica, viniera a nuestro país y así llenar las urnas a favor de los candidatos panistas. Bravo Mena ya había convencido al Estado Mayor del Papa Benedicto XVI para semejante acontecimiento entre febrero o marzo del 2009 (vísperas electorales). Sólo que “el Hombre propone, Dios dispone y llega el Diablo y lo descompone”. Y el dictamen médico de la salud del Papa, arrojó que la altura de la capital mexicana sería mortal para Benedicto XVI y se canceló la visita. Falló en su objetivo y era ya innecesaria la permanencia de Bravo Mena en la Ciudad de El Vaticano. Se accidenta sospechosamente Mouriño y hay que echar mano de los recursos humanos panistas. Y, además, urge un domador de Espino y veneno yunquista mata a veneno. Bravo Mena desplazó de la secretaría particular de Calderón a César Nava Vázquez y éste con sus ínfulas de teórico con su librito La división de poderes y de funciones (con prólogo del ministro Cosío Díaz) iba a ser puesto en lugar del otro fallecido, y ninguneado como las demás víctimas de los funerales oficiales: José Luis Santiago Vasconcelos. Ahora se va de diputado, como sucesor de Mouriño. Bravo Mena, ex presidente del PAN, tiene otra encomienda: amansar a Manuel Espino. Difícil tarea, ya que Espino (a diferencia de “perro no come perro”) está dispuesto a no bajar la guardia para seguir el golpeteo contra Calderón por órdenes de Fox, Mart(h)a y del desgobernador de Sonora Robinson-Bours. Le han rogado y comprometido para que ponga en su lugar al presidente de El Yunque. Ya veremos, dijo el ciego. Por Esto! cepedaneri@prodigy.net.mx |
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