martes, 2 de diciembre de 2008

Justicia para el pueblo palestino

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Martes, 02 de Diciembre de 2008 00:00
Por Alfredo García
Justicia para el pueblo palestino
El nombramiento de la senadora Hillary Clinton, como próxima secretaria de Estado en la administración del presidente electo Barack Obama, es una oportunidad para reparar una vieja injusticia y al mismo tiempo, poner fin a una de las mayores páginas de horror de la guerra “antiterrorista” del presidente Bush.
El 29 de noviembre de 1947, el Consejo de Seguridad de la ONU, aprobó la Resolución 181 (II) que estableció el Plan de Partición del protectorado británico de Palestina en dos Estados, el israelí y el palestino.
La victoria aliada en la II Guerra Mundial, la diáspora judía y el exterminio sufrido por el fascismo, la resistencia de árabes y judíos contra la ocupación británica de Palestina, y un movimiento global contra el colonialismo, facilitó la decisión de las Naciones Unidas.
El proyecto atribuyó a los árabes el 46% del territorio de Palestina y a los judíos el 54%, de los cuales casi 12 mil km2 correspondían al desierto del Néguev. Jerusalén y su área circundante, incluida Belén, conformarían una zona de 700 km2 administrada por la ONU. El plan contemplaba la retirada del ejército de ocupación británico antes de agosto de 1948, y la fijación de las fronteras entre los dos Estados.
El 14 de mayo se retiraron las tropas británicas. De inmediato los judíos proclamaron la independencia del Estado de Israel en el territorio otorgado por el Plan de Partición de la ONU. Sin embargo no sucedió lo mismo con los palestinos. Los países de la alianza árabe que se habían opuesto al plan de la ONU, lo impidieron. Por el contrario, invadieron el territorio, dando inicio a la guerra árabe-judía de 1948.
Quince meses después, gracias al coraje de judíos y apoyo militar norteamericano y británico, Israel ocupaba el 26% del territorio correspondiente al Estado palestino destinado por la ONU, mientras Egipto y la actual Jordania ocupaban la parte restante. Agresiones posteriores de los israelíes, anexaron nuevos territorios de sus vecinos árabes, extendiendo las fronteras del Estado judío más allá del acuerdo de Partición de la ONU.
A partir de entonces y hasta nuestros días, esfuerzos de la comunidad internacional por encontrar un camino para la solución pacífica del conflicto, fueron malogrados por una espiral de violencia provocada por la ultraderecha de EU e Israel, profundizando el odio entre judíos y palestinos.
Sin embargo no fue hasta el inicio de la guerra “antiterrorista” de la administración Bush, que la meta inconclusa de un Estado palestino fue perversamente desvirtuada, y su justa causa convertida en blanco “terrorista”. Para vergüenza del patriotismo israelí, el sionismo devino en su contrario fascista.
Seis décadas después de la resolución de la ONU sobre la fundación de los dos Estados, el conflicto israelí-palestino es más complejo que una división territorial. Los temas en disputa son: formación del Estado palestino en la Franja de Gaza y Cisjordania, el estatus de la parte oriental de Jerusalén, de los Altos del Golán, y de las Granjas de Shebaa; el destino de los asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos, el reconocimiento de Israel y Palestina; y el derecho a existir y vivir en paz, así como la relación de Israel con Siria y el Líbano.
Sin embargo, como prueba de que el camino pacífico es posible, están los tratados de paz alcanzados por Israel con Egipto y Jordania, con la mediación de EU. Por Esto!

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