Que todo tipo de Iglesias promuevan su particular marca de fe en carteles publicitarios, anuncios de neón o a través de políticos y organizaciones afines, es considerado perfectamente normal. Pero en cambio ha causado sensación que los ateos de Londres se hayan unido para promocionar la no creencia en los típicos autobuses de dos pisos de la capital inglesa, que a partir de enero irán forrados durante varias semanas con el siguiente eslogan: “Probablemente no existe Dios, así que mejor no preocuparse y disfrutar la vida”.
La campaña ha sido lanzado por la escritora humorística Ariane Sherine a través de la columna que publica regularmente en el periódico The Guardian,ofendida por una web religiosa que amenazaba a los no cristianos con “pasar la eternidad en el infierno, ardiendo en un lago de fuego”. La mejor respuesta que se le ocurrió fue recurrir al poder de la publicidad en el transporte público de Londres, y solicitar donaciones a partir de cinco libras (unos siete euros) a agnósticos y ateos. El trampolín del movimiento fue el “fichaje” del prestigioso científico Richard Dawkings, que prometió poner de su bolsillo tanto dinero como diese la gente, hasta un máximo de 8.000 euros. Menos mal que puso un límite, porque ya se han recaudado más de 100.000 euros - varias veces el cálculo original- y la campaña va a ampliarse a Edimburgo, Birmingham, Manchester y otras ciudades de Gran Bretaña, y quizás también al metro.
Lejos de ofenderse, la mayoría de las Iglesias británicas se lo han tomado con deportividad, y aseguran que el mensaje de que Dios no existe “es tan absurdo que la gente se va a volver más religiosa”, según Inayat Bunglawala, del Consejo Musulmán de Gran Bretaña. En esa misma línea, la reverenda Jenny Ellis, directora espiritual de la Iglesia metodista, afirma que “está bien todo lo que haga pensar a la gente sobre cuestiones filosóficas que afectan a la esencia misma de la vida”.
Un 75% de los británicos son oficialmente creyentes - sobre todo anglicanos y católicos, con un amplio porcentaje también de musulmanes- pero no practicantes, y el país tiene una actitud muy relajada hacia la religión. En Estados Unidos está mal visto declararse ateo y constituye un obstáculo para conseguir trabajo en determinados campos o hacer carrera en el sector público, pero en el Reino Unido no se mezcla la fe con la política - Tony Blair fue la excepción a la regla-, e incluso en la Cámara de los Comunes hay un lobby de diputados no creyentes.
El único aspecto controvertido del anuncio es la colocación del adverbio “probablemente” antes de la afirmación de que “no existe Dios”, que para algunos ateos resta contundencia al mensaje. El motivo, según explica Ariane Sherine, es asegurarse de que la campaña encaja dentro de las normativas publicitarias y no ofende a nadie. Así como una marca de cerveza no puede promocionarse diciendo que es “la mejor”, alguien podría alegar que no es seguro que exista Dios, pero tampoco que no exista.
Casi todas las contribuciones han llegado acompañadas de mensajes como “¡Viva los no creyentes!”, o “¡Ya era hora!”.
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