Mar 09 2009 |
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A los aspirantes a puestos partidarios, de eso que se sigue llamado izquierda en México. A los aspirantes, lo mismo a puestos de elección popular, que a cobrantes en el staff de los partidos; a los cuatro gatos, para que se entienda, que se han apoderado de todos los partidos políticos, desde la dirigencia de los mismos, les molesta, que se llame a no votar por ningún aspirante a diputado en la elección que se avecina sin importar el color de las siglas que tenga. Es lógico. Viven de eso también los perredistas, los petistas y etcs.
Y, convencidos están, como los priístas y los panistas, de que “el negocio” está, en el mejor de los casos, en el salario y las prebendas, que como parte de la corrupción garantizada por la impunidad que afecta por igual a todas las dirigencias de todos los partidos reciben los impresentables que ya a nadie representan. Y, por eso, es que repiten al interior de los partidos “de izquierda” el manejo, como dueños de rancho, como se hace también con la nación, desde la cabeza de todos los gobiernos, convencidos que están de que “el negocio” es ser diputado, senador, gobernador o, mejor aún, presidente de la república, aunque sea usurpando el poder no alcanzado en las urnas, o ya de perdiz aunque sea alcalde.
El escandaloso fraude cometido por el Ayuntamiento de Mérida es un buen ejemplo. Y el caso quedará impune, que nadie lo dude. Y, sí, hasta puede ser que algunos de los implicados, como la corrupta mujer, vivan “huidos” en la hacienda de algún otro canalla cobijado por la injusticia que impera, al estilo de Roberto Hernández, un sujeto al que tendría que darle vergüenza su propia existencia. El alcalde ¡ni hablar!, hasta el final de su gestión continuará al frente de la misma y luego el usurpador que siga del partido que sea le dará un puesto a modo al estilo del otorgado por el usurpador Calderón a Patricio Patrón, puesto que servirá para continuar poniendo a sus amigos al frente de puestos federales en el Estado de Yucatán y en otros de la Península para que garanticen que las cosas para “ellos” van a seguir igual: mientras se pueda. Luego si es necesario, forrados de billetes, huirán a disfrutar de la vida, al país elegido con antelación, donde los esperarán las residencias, como la de la Gordillo, en San Diego.
Les molesta que se llame a no votar porque no quieren que las cosas sean de otra manera. Para ellos la crisis no existe. No han entendido que el rescate de Obama a sus gobernados para que no pierdan sus propiedades también lo vamos a pagar los mexicanos.
Perdieron los partidos, podrida su dirigencia de los pies a la cabeza, la capacidad de entender el hartazgo que los ciudadanos sentimos por la clase política que en México tenemos y también por la clase empresarial beneficiada y emparentada con la clase política corruptas, ambas, hasta la nausea.
No todos los empresarios y ni siquiera la mayoría. Unos cuantos beneficiados por el sistema. Un puñado de impresentables dueños de monopolios son los impresentables.
Es claro que los países necesitan empresarios emprendedores que propicien empleos. Pero a estos en México, a los pequeños y medianos empresarios, se les considera basura y así se les trata, como se trata, al resto de gobernados, por parte de los militantes partidarios que se convierten en gobernantes.
El amparo negado por la Corte a los que se ampararon contra el inconstitucional IETU, luego de una visita de Cartens, a cada ministro, lo que es vox populi entre abogados, habla del desprecio que siente la clase política, que hoy incluye también al poder Judicial, hacia los ciudadanos, hacia cada gobernado y hacia el pueblo entero.
Y en ese desprecio se asienta también la vergonzosa resolución sobre la masacre cometida en Atenco. Porque incluso han olvidado, los coyotes togados, que no se necesita más que un caso de represión extrema para que se pueda establecer el genocidio a un pueblo.
Votar, en la elección que se avecina, sería un error que no podemos permitirnos.
Por Esto!
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