Mar 30 2009 |
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Lilia Arellano
Estado de los ESTADOS
“Más vale una paz relativa que una guerra ganada”.
María Teresa I de Austria
María Teresa I de Austria
Al demócrata sin duda alguna le interesa también no crearse un problema que pudiera derivarse de la escasez de drogas para sus 30 millones de adictos, que de suceder le representaría una complicación interna de consecuencias imprevisibles. También, por supuesto, le interesa al Gobierno estadounidense que los multimillonarios pagos por la droga que importa su país, sigan apuntalando su deteriorado sistema financiero, por lo que harán hasta lo imposible por frenar la exportación de capitales y asegurarse que el “lavado” de dólares producto de la venta de drogas ilícitas se realice en territorio estadounidense.
Obama esperará la evaluación del impacto de la intensificación de las tareas policiales -con 360 agentes federales más, aparatos de vigilancia de alta tecnología y perros rastreadores- antes de desplegar las tropas de la guardia nacional a la frontera, pues requiere saber si la estrategia implementada funcionará. Durante un programa televisivo de la cadena CBS, admitió que su país debe reducir la demanda de droga y al mismo tiempo hacer un esfuerzo por reducir el flujo de dinero y de armas hacia el sur, pues, señaló, la crisis de la droga en Estados Unidos es una “calle de doble vía”. Sin embargo, aunque las declaraciones de las autoridades estadounidenses han hecho énfasis en el peligro que les representa la violencia exportada desde México, no han delineado un plan medianamente aceptable para hacer cumplir sus compromisos en cuanto a reducir la voraz demanda de estupefacientes en más de 250 conglomerados urbanos.
Tampoco han señalado con precisión cuál sería la estrategia a seguir para asegurarse que las armerías estadounidenses dejen de vender armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas y equipo bélico de alta tecnología, que ha fortalecido a los cárteles de la droga a niveles nunca vistos en el pasado y que ponen en riesgo no sólo las comunidades norteamericanas de la frontera, sino también la propia viabilidad del gobierno calderonista.
Mientras el gobierno de los Estados Unidos lleva a cabo los pasos descritos, el baño de sangre en México continúa y no hay señales de que vaya a disminuir en el corto plazo. Tan sólo en el Estado de Chihuahua, que desde hace muchos años es el feudo del Cártel de Juárez, a cargo de Vicente Carrillo, y que es disputado fieramente por el Cártel de Sinaloa de Joaquín El Chapo Guzmán, este fin de semana fueron asesinadas al menos 15 personas, a pesar del fuerte dispositivo de seguridad desplegado en la zona de 8 mil 500 militares. Las ejecuciones en otras regiones del país han continuado sin que la militarización haya tenido resultados visibles pues lo que se ha registrado es un “efecto cucaracha”, que difunde la criminalidad a más regiones.
Por Esto!
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