Mar 23 2009 |
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Roberto Rock
Expedientes Abiertos
Expedientes Abiertos
Incluso en su partido, apenas se recuerda al malogrado candidato presidencial priísta, victimado hoy hace 15 años. Pero sus últimos días pueden arrojar luces sobre las ligas entre el narcotráfico y la disputa por el poder.
Durante años, las indagaciones sobre el crimen de Luis Donaldo Colosio encontraron indicios de contactos entre integrantes de su equipo con narcotraficantes.
Actas ministeriales consignan afanes de mafiosos como Juan García Abrego para acercarse al candidato. También hay evidencias de súbitas riquezas de algunos de sus colaboradores, a los que se atribuía desde entonces cercanía con cárteles, en especial los de Tijuana y Sinaloa.
El crimen contra el político sonorense coincidió con una crisis dentro de la clase política gobernante, como se ha documentado hasta el hartazgo. Pero también hubo en esos días tensión en el mundo del crimen, pues los traficantes de drogas y sus aliados en naciones como Colombia y Perú, habrían concluido que, con Colosio en el poder, enfrentarían un cambio en las reglas del juego que los había beneficiado durante el salinismo.
En las horas posteriores al magnicidio, el presidente Carlos Salinas recibió a un pequeño grupo de líderes priístas. En cierto momento, se acercó a uno de ellos y le dijo, casi al oído: “Fue el narcotráfico”, según el testimonio de un testigo, reiterado a este espacio en las últimas horas.
Luis Donaldo Colosio Murrieta tendría ahora 59 años. Acababa de cumplir 44 cuando una bala disparada a quemarropa le destrozó el cráneo en un polvoso llano de Tijuana, lo que sepultó, en su germen, un proyecto político sobre el cual hoy sólo puede especularse.
En semanas recientes, un pequeño grupo de conocidos priístas, reste lo que peyorativamente fue bautizado como Las viudas de Colosio, se han dado a la tarea de organizar eventos a la luz del 15 aniversario del sacrificio del sonorense.
Uno de los más activos es precisamente un personaje que en el 94 fue ubicado como contacto de los cárteles.
Existen versiones consistentes de que, al parecer sin el conocimiento de Colosio, intentó canalizar a la campaña a aportación de un conocido narcotraficante sinaloense. Se asegura que tras la tragedia, parte o la totalidad de esos dineros los usó después para montar un rancho ganadero, entre otros prósperos negocios, que luego debió entregar -hasta la última vaca- cuando el donante hizo el reclamo respectivo.
Este mes se cumplen también nueve años de que el ex fiscal para el caso Colosio, Luis Raúl González Pérez, presentó en una reunión con diputados federales el último informe público de su labor, en el que destacó al narcotráfico como una de las líneas fundamentales de la investigación.
La otra era el entorno político, que apuntaba como presunto beneficiario de la muerte del sonorense al grupo que encabezaba y encabeza aún hoy el ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Muy poco o nada se ha sabido desde entonces sobre la posible participación del crimen organizado en este drama, nunca esclarecido pese a tantas promesas y compromisos gubernamentales, incluso luego de que llegó al poder.
Otras tragedias han ocurrido después, en las que la sombra de la duda empañó igualmente las versiones oficiales.
Es posible que a los políticos no les interese que se sepa la verdad. Pero es posible también que no entendamos nuestro presente ni podamos diseñar el futuro sin que esas verdades salgan a flote.
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