El inicio de un nuevo año estimula a repensar los acontecimientos pasados y explicarlos mediante un análisis objetivo que emita señales para observar y mirar hacia el futuro, un examen que sugiera respuestas del entorno histórico.
Desde ahora estamos seguros, amable y estimado lector, de que el período de tranquilidad esperado después de tanta turbulencia no sobrevendrá en el 2009 y no sólo en materia económica, sino política y social.
En México, el crimen organizado y el narcotráfico, los decapitados, asesinatos y muertes parecen haber existido siempre y no se ve, con claridad, la batalla que el gobierno bastardo de Felipe Calderón Hinojosa dice estar dando; los hechos y sus resultados muestran todo lo contrario.
En materia de pobreza, las condiciones económicas tampoco son favorables por los incrementos en los precios de los productos básicos, el alto costo del combustible y, por ende, del transporte, así como el bajo aumento del salario y el desempleo.
Habrá que considerar también un empobrecimiento de la población en el país, aunado a las inquietudes sobre la seguridad y la descomposición del tejido de la sociedad. Agregaríamos las campañas políticas que se avecinan a nivel nacional y que harán lo suyo con sus disputas dentro de los partidos y fuera de los mismos, así como en la corrupción manifiesta en todos los niveles.
El escenario mexicano no podría ser más pesimista, la reflexión sobre su realidad remite a referentes negativos, aunque en principio es obligada la toma de conciencia con el fin de mantener vivos el espíritu de lucha y la angustia existencial. Pero no podemos quedar atrapados, sino debemos ampliar la mirada más allá de nuestro contexto para observar los sucesos internacionales que se avecinan y revisar los impactos.
Lo primero que tendremos ante nosotros será el cambio en la Presidencia de Estados Unidos con la llegada de Barack Obama, el esperado político de la transformación quien lleva sobre sí una de las mayores responsabilidades: el inicio de un período histórico en el devenir de esa nación, y la oportunidad, junto con el Congreso, de iniciar las reformas que urgen en otros puntos del planeta, no sólo en asuntos económicos, sino también ecológicos, de salud, educación, migración, derechos humanos, conciliaciones y consensos entre países, por mencionar algunos.
Su actuación, así como sus logros, marcarán la pauta para otros mandatarios, pues se ha convertido en el símbolo de lo que América desea ser.
El 2009 será el año de las elecciones internacionales: India, una de las democracias más grandes, tendrá una elección general, lo mismo que Alemania e Indonesia; se elegirá a los miembros del Parlamento Europeo compuesto por 27 naciones, procesos que estarán marcados por la recesión, las quiebras bancarias y fraudes. Se retomará la reunión en Copenhague para discutir acerca del cambio climático, el uso de energía alternativa, los gases con efecto de invernadero y la revisión de los compromisos del protocolo de Kioto.
También se celebrará el Año Internacional de la Astronomía, un festival mundial cuyo interés se centrará en ayudar a los ciudadanos del mundo a redescubrir su lugar en el Universo; además, la NASA montará un poderoso telescopio, "Kepler", capaz de monitorear simultáneamente 100 mil estrellas, orientado en la posibilidad de encontrar vida en distintas galaxias y hallar planetas habitables donde las temperaturas no sean demasiado frías o calientes.
En el campo científico destacan los avances en las investigaciones de la genética, la reprogramación dirigida de células a través de su manipulación que ha logrado, al menos en ratones, transformar un tipo de células maduras del páncreas en células que producen insulina. Lo mismo sucede en los tratamientos contra el cáncer sustentado en la mutación de los genes. Cada vez, existe más investigación sobre la interacción de los genes y el funcionamiento del cerebro que permitirá la medicación de enfermedades neurodegenerativas, los desórdenes bipolares, Alzheimer, Parkinson, así como la capacidad del cerebro para guardar información y procesarla.
El recorrido permite observar las diversas realidades que hacen evidentes la complejidad y pluralidad de posibles futuros, a través de los cuales algunos parecieran haber emprendido un camino sin retorno, otros resultan desesperanzadores, y algunos más, sobre todo los relacionados con la ciencia, auguran transformaciones notables para la humanidad.
He aquí la gran paradoja: al mismo tiempo que se avanza y se generan grandes descubrimientos científicos cuyo fin es mejorar la salud y calidad de vida de la humanidad, el hombre involuciona respecto a su condición moral y no se puede dejar de pensar en la aniquilación de lo humano. Se vive bajo la amenaza de una destrucción total, seamos conscientes o no de ello.
Nos encontramos, amable y estimado lector, ante lo incierto. Percibir el futuro no implica predecirlo, porque lo único que podemos hacer es mostrar las alternativas de los múltiples porvenires, y el compromiso será soñar en un mundo en armonía, en el equilibrio entre individuos, pueblos y naciones con la conciencia de que existen muchas realidades que nos son inaccesibles.
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