jueves, 22 de enero de 2009

La moderación hizo la diferencia

Jan
22
2009
La moderación hizo la diferencia

Jorge Gómez Barata

Nadie recuerda la última vez que después de un discurso de instalación presidencial, necesariamente programático, de naturaleza política y alcance estratégico de un presidente norteamericano, los estadounidenses celebraron y el planeta respiró tranquilo. Ningún país es más inseguro de lo que lo era ayer y ningún estado está más amenazado. En su día inaugural Barack Obama no habló de guerras globales ni preventivas, no amenazó, no realizó alardes de fuerza ni aludió a “sesenta o más rincones oscuros”; tampoco magnificó la crisis.
Para tener una percepción cabal del escenario creado por la asunción presidencial en los Estados Unidos, bastaría recordar lo ocurrido ocho años atrás cuando George W Bush llegó a la Casa Blanca o rememorar las sensaciones, las reservas y los temores experimentados hace cuatro años cuando se reeligió. Más sencillo sería suponer de qué estaríamos hablando ahora si el electo hubiera sido John McCain.
Por el momento el escenario es totalmente nuevo y coherente. El tercer senador de color, tercer hombre más joven y primer negro en llegar a la Casa Blanca, Barack Obama, con un pedigrí político mínimo, sin experiencia de dirección, realizó un discurso que nadie ha rechazado y del cual nadie se ha quejado.
Una de las rarezas de una presentación de credenciales de 2,275 palabras, perfil global y contenido esencialmente ideológico es que en sus dos primeras líneas utiliza las palabras: “humildad”, “agradecimiento”, “confianza”, “consciente”, “sacrificio” y “responsabilidad” y, en clara alusión al enfoque de la anterior administración, subrayó que el proceso que condujo a su elección significó: “…Optar por la esperanza sobre el miedo” esquema que Bush explotó al máximo y que significó: “…Escoger entre la seguridad y los ideales…” y que llevó a la aplicación de medidas internas que limitaron las libertades y los derechos de los norteamericanos y en el extranjero condujo a violaciones tan escandalosas como la legalización de la tortura y las cárceles secretas.
Entre los más significativos giros de su primera comunicación figura el reconocimiento de que muchos estadounidenses no entienden el origen y la naturaleza de una crisis resultante de la irresponsabilidad de algunos. En boca de un presidente norteamericano de hoy, el planteamiento de que hay que dejar a “Irak en manos de su pueblo”, implica un enfoque que trasciende la idea de una simple retirada de tropas y puede ser el complemento político al mensaje que pide: “…Comenzar a trabajar para rehacer a Estados Unidos…”
No obstante y más allá de sus palabras, tan claras y exentas de adornos, artificios, dogmas o lugares comunes, Obama parece estar anunciando un nuevo estilo de gobernar y nuevas maneras de conducir a los Estados Unidos en los esfuerzos por hacer efectiva y eficaz su hegemonía.
Si bien ante Barack Obama está planteado el desafío de convertir sus palabras en hechos y sus consignas en políticas viables, ante el resto de los líderes mundiales se abre el reto de lidiar con otras maneras de hacer política y de conducir la diplomacia. La tosquedad y la incompetencia de George Bush, frecuentemente facilitaban la respuesta.
En las condiciones de una sociedad globalizada, caracterizada por la velocidad con que desde los centros imperiales, especialmente desde Estados Unidos se difunden las ideas, la línea retórica empleada por Obama durante la campaña y ensayada en la toma de posesión, pudiera convertirlo en el más sofisticado y difícil de confrontar de todos los presidentes norteamericanos.
El hecho de que sin parecer un predicador ni un demagogo haya logrado una pieza oratoria que no ofende ni acusa, no amenaza aunque tampoco reparte lisonjas, indica la gravedad de la crisis sin dramatizarla, es un tanto a su favor y una evidencia de que quien escribe sus discursos sabe lo que hace.
Después de la terrible experiencia que significó el largo, estéril y agresivo reinado de George W Bush, al margen de que el nuevo presidente logre cumplir lo que ha prometido, el martes inaugural, en Washington, la moderación hizo la diferencia.
Por Esto!

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