Dec 26 2008 |
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María Teresa Jardí
Si existiera un bien, el que fuera: oro, poder, euros, ahora que el dólar a la baja está, acumulación de objetos, inteligencia, amor, salud, etc., más importante que la libertad, Dios no le habría dado al hombre el libre albedrío como razón de ser de su humanidad.
La salud es muy importante, el amor fundamental, la inteligencia y, más aún la sabiduría, son preciados bienes que el hombre no aquilata en lo que valen poniendo otros muchos menos importantes por encima.
El dinero y el poder, en un plano muy por debajo se ubican, aunque la humanidad tan perdida que camina por lo que a los valores toca, lo olvide incluso por estos días cuando el consumismo es el que fija las reglas decididas por el mercado de antemano.
Hace unos días, se informaba en una nota más o menos perdida, que se va a perseguir a los locales de comida que, violando la prohibicionista ley, permitan que los clientes fumen aunque sea en áreas restringidas. Las que, por lo visto, han tenido que ir buscando y agrandando, ante la amenaza de los clientes fumadores de buscar otros lugares donde sí los dejen hacerlo.
En el caso de México, los inspectores y otras autoridades, como ha quedado plenamente demostrado con lo del News Divine, permiten todo lo prohibido si les aceitan bien las manos o a cambio de una limosna o, incluso, de una copa gratis de tanto en tanto. Y van a seguir en aumento los lugares destinados a los fumadores, y la corrupción habrá dado otro pasito en el deterioro imparable del sistema político mexicano.
Es decir, además de ser un peligro esa clase de leyes prohibicionistas, la prohibición de fumar, incluso en áreas restringidas, se suma a la promoción de la corrupción.
Con las leyes prohibicionistas de ese corte no resuelve lo que, en cambio, la educación sí ataca.
Es lo mismo, exactamente, que sucede con el resto de drogas mantenidas como mercancías prohibidas. Clandestinaje que fomenta la corrupción y promotor de la violencia. No dejando de ser curioso, en todo caso, el respeto que las destiladoras de alcohol les merecen a las autoridades siempre bien compradas. A pesar de que el alcohol está detrás de la mayoría de los delitos comunes de lesiones y homicidios que se cometen.
Con las leyes prohibicionistas, que encantan a la derecha, que, además, empieza el 2009 apoderada de todos los partidos políticos y sin tener enfrente ninguna oposición partidaria de izquierda, necesaria incluso, como el fiel de la balanza en su papel de controladora de los excesos de los que mandan, buscan también acostumbrarnos al hecho de que la libertad no es tanta y que una es la libertad de los unos y otro el sometimiento resignado a que deben someterse el resto que no manda.
En nosotros, la sociedad está, no permitir que se nos acostumbre a perder la libertad que, a final de cuentas, es por lo único que vale la pena la vida. No hay bien más preciado que la libertad, entregada, para los que así lo creen, por Dios a los hombres como el mayor de sus bienes. No hay nada que compense la libertad, incluso de conciencia, perdida.
Y la libertad es el bien en juego que podemos ganar o perder el año que viene.
Me explico. Algunos, de buena fe incluso, insisten en la necesidad de votar por el PRD como el menor de los males posibles. Se engañan. El PRD está perdido para la izquierda y para toda causa ciudadana. Pero no es sólo el PRD, también lo está el Poder Legislativo y solamente no votando es que, quizá, podremos lograr que se empiecen a sentar las cimientes para el nacimiento de otro partido realmente de izquierda que aspire no a compartir el poder y sí a promover el cambio que permita a los mexicanos refundar las instituciones que hacen viable a una República.
Por Esto!
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