Dictadura encubierta |
Miércoles, 10 de Diciembre de 2008 02:12 |
* Opera en nuestro país a través de un pequeño grupo que se siente el amo y señor de la República mexicana, dice Andrés Manuel López Obrador, Presidente Legítimo de México / Ese grupo tiene el control sobre la mayor parte de los medios de comunicación / Informó que 2.4 millones de mexicanos se han adherido al Gobierno Legítimo de México / 25 de enero de 2009, próxima asamblea a realizarse en el Zócalo capitalino / Texto íntegro del discurso de López Obrador MEXICO, DF.,9 de diciembre (LA JORNADA).- El Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó este martes un mitin frente a las instalaciones de Televisa Chapultepec en el que lanzó duras críticas contra la televisora y en donde aseguró que la apertura de los medios que exige no es en beneficio de su movimiento sino en busca de pluralidad y de espacios en los que se aborden los grandes temas nacionales, como la devaluación del peso, la pobreza y la migración. Ante cientos de seguidores, el político tabasqueño informó también que 2.4 millones de mexicanos se han adherido al gobierno legítimo de México, por lo que, dijo, el siguiente paso del movimiento es la creación de 2 mil 500 comités municipales en todo el país. “Una prueba del eficaz dominio de los medios de comunicación, es el hecho de que ya hubo una devaluación del 35 por ciento del peso y parece como si nada hubiese ocurrido... El asunto de la devaluación no se discute entre familiares y amigos, ni en las plazas públicas, ni siquiera en los centros de educación superior. Y todo porque deliberadamente este tema no se aborda, como muchos otros, en los medios de comunicación”, aseguró Andrés Manuel López Obrador este martes al encabezar un mitin frente a las instalaciones de Televisa Chapultepec. Agregó que a los medios de comunicación les ha funcionado su estrategia de “manipular y de administrar la ignorancia del país. Todavía en amplios sectores hace efecto el repetir mentiras y, sobre todo, el distorsionar y esconder la información”. El presidente legítimo dijo que con “el engaño y la falta de información se ha impedido que tengamos una opinión pública fuerte, una voluntad colectiva decidida a exigir el cumplimiento de los derechos sociales y ciudadanos, un verdadero contrapeso para limitar los abusos del poder”. Ante esta situación, López Obrador demandó espacios en los que se informe sobre las causas de la pobreza, del desempleo, de la carestía, de la migración, de la inseguridad y la violencia, así como de la corrupción y de la impunidad, “esto es, en esencia, lo que demandamos”, enfatizó. Convocó además a una asamblea nacional en el Zócalo capitalino para el 25 de enero próximo en la que se evaluarán las acciones a tomar en defensa de la economía popular. Así, bajo los balcones del edificio de Televisa en Chapultepec 18 figuras sigilosas se mueven tras los vidrios ahumados para grabar con sus cámaras o simplemente ver la escena que sucede en la calle. Un remolino de entusiastas grita, salta, extiende las manos y muestra cartulinas con mensajes de adhesión alrededor de una camioneta blanca, mientras de pie sobre el estribo del lado derecho, repartiendo saludos con gestos y apretones de manos, Andrés Manuel López Obrador se despide como un torero en plena apoteosis. Al otro lado de la avenida Chapultepec, grandes mantas populares despliegan su elocuencia. “Toluca presente”, anuncia la más notable y debajo de ese encabezado interroga: “¿Chamacos, quieren que les cuente un cuento?” Encerrada en un globo estilo cómic, la pregunta se conecta con las caricaturas de cinco levantacejas de la empresa de Emilio Azcárraga Jean. Otra manta, pegada a la anterior, le avisa al magnate: “Emilio, ya no somos ese pueblo que tu padre idiotizó”. Otra reclama: “Televisa, exigimos derecho de réplica al presidente legítimo”. Otra, acusa con rabia: “Televisa, no seas ratera”. Otra, más conceptuosa, recuerda: “Azcárraga, los predios que ocupas son tuyos, pero el espacio radioeléctrico es del pueblo de México”. Por encima del hombro de muchos asistentes, un cartel impreso a colores reproduce el logotipo amarillo del emporio electrónico y reitera a lo largo y a lo ancho del mitin: “Televisa, dictadura de la información”. Una variante del mismo diseño describe: “Televisa, fábrica de mentiras”. Es impresionante cómo se repítela palabra Televisa frente a Televisa. Como responsable de la comisión de difusión del Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía Nacional, Rafael Barajas El Fisgón informa que “Televisa tiene 80 por ciento de cobertura nacional”. Basado en esa cifra, López Obrador, a su turno, dirá que por eso “aquí en Televisa hay más poder que en Los Pinos, hay más poder que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aquí está el poder de los poderes”. Y explica a continuación en qué consiste ese poder. “Hemos sufrido una devaluación del peso de alrededor de 40 por ciento, pero en los hogares de los mexicanos, en las plazas públicas, el tema no se discute porque no lo toca la televisión. Televisa sólo difunde lo que le conviene a sus intereses, no lo que le conviene al pueblo”. Una falla técnica interrumpe el discurso, pero mientras en la plataforma del camioncito que sirve como templete los dirigentes y los invitados miran a López Obrador con inquietud que aumenta a medida que el silencio se prolonga, desde abajo, a coro, sube retumbando un clamor de alivio: “¡pre-si-dente, pre-si-dente”. La pausa involuntaria sirve para recordar que en su intervención como orador inicial, el ideólogo de la reforma del Estado y coordinador del Frente Amplio Progresista, Porfirio Muñoz Ledo, habló de la importancia de fortalecer los mecanismos de participación democrática en nuestro país, y advirtió que “la democracia indirecta ya no es suficiente”, o dicho de otro modo, la elección popular de senadores, diputados y presidentes ya no basta para que el pueblo tome decisiones sobre los más graves problemas del país. Sin embargo, subrayó, “sería extremadamente peligroso que aprobáramos las figuras de referéndum y plebiscito si no se reglamentan los medios de comunicación. Si hubiera plebiscitos en las condiciones actuales, podríamos ser derrotados por la televisión y por el dinero”. Nuestro movimiento, vaticinó el ex presidente del PRI y del PRD, “va a abolir el monopolio de la televisión”. Tras los aplausos que festejaron sus palabras, El Fisgón pidió un minuto de silencio para la memoria del profesor Othón Salazar Ramírez, recién fallecido en Tlapa, Guerrero, corazón de la montaña roja desde donde extendió la lucha del magisterio a todo el país. Acto seguido, el dibujante e historiador recordó que el 11 de noviembre pasado, en un mitin similar, el movimiento le entregó una carta a Televisa para demandarle apertura informativa a todos los temas y a todas las figuras políticas. El emporio respondió por escrito con generalidades, en el sentido de que respeta “la objetividad y la pluralidad”, provocando con ello un grito que la gente repitió a todo pulmón muchas veces: “¡Qué poca madre, qué poca madre!”. Pero entonces, resuelta la falla técnica que sirvió de pretexto a este largo repaso general de lo que había sucedido a lo largo de la entusiasta concentración, López Obrador prosiguió la lectura de su mensaje. Mencionó los nombres de todos los potentados que integran el consejo de administración de Televisa, pero esta vez no solicitó que al oírlos la gente se abstuviera de mentarles la madre, cosa que por otra parte sólo hicieron unos cuantos; los demás permanecieron escuchando en silencio, que el movimiento “valorará la respuesta” del consorcio y el 25 de enero, durante la asamblea que efectuará en el Zócalo, decidirá las acciones a seguir, entre las cuales no descartó que “regresemos aquí las veces que sea necesario”. Mientras la luna, casi llena, se elevaba en la oscuridad habitada por un conejo, la concurrencia al mitin era más y más numerosa. La gente salía del trabajo y se agregaba a la multitud. Por eso más de 10 mil personas aclamaron el final del discurso, cuando López Obrador informó que ya hay “2 millones 400 mil afiliados, con credencial, al gobierno legítimo”; que en la primera semana de marzo terminará de recorrer los 2 mil 250 municipios del país (hasta ayer había estado en mil 800), y que pronto habrá un comité de esa nueva organización política “en cada uno de los municipios del país”. Por eso, culminó, “estamos al margen de las diferencias que se dan en uno de los partidos del FAP” -en automático la gente replicó: “fuera chuchos del PRD”—, “nooo”, continuó, “nosotros vamos a seguir defendiendo la economía popular, promoviendo la ayuda mutua, la solidaridad con los que no pueden pagar la luz, el gas, el teléfono y las tarjetas del banco”. Y entonces dio a conocer, según dijo, “una confesión íntima”. Desde que empezamos esta lucha después del fraude, “siempre creí que 2008 sería el año más difícil para nuestro movimiento, pero vean, terminamos bien y en 2009 nos va a ir mejor porque se van a sumar más mujeres y hombres conscientes y libres en todo el país”. Con el entusiasmo que esta idea pintó en la mayoría de los rostros, la gente cantó el himno nacional y procedió a darse los abrazos de navidad y año nuevo, diciéndose: “nos vemos el 25 de enero en el Zócalo, sí, adiós, adiós, felicidades, felicidades”. Parecía el convivio decembrino de una empresa homérica, titánica, ciclópea, hercúlea, colosal... A continuación, el discurso íntegro del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto de protesta frente a las oficinas de la empresa Televisa, en avenida Chapultepec Amigas y amigos: Ustedes representan el decoro de muchos otros mexicanos dispuestos a luchar por causas justas. Ustedes forman parte de millones de mujeres y hombres libres que ya no se dejan manipular por los medios de comunicación. Nos volvemos a reunir aquí, frente a Televisa, porque estamos decididos a transformar la vida pública de México, y sabemos que sin pluralidad en los medios de comunicación y sin libertad de expresión, será difícil lograr una auténtica democracia y una sociedad mejor. Los medios de comunicación, con honrosas excepciones, no cumplen su función social ni ayudan a construir la democracia. En sentido estricto se han convertido en simples instrumentos de dominación al servicio de los potentados de México. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, treinta barones del dinero y de la política son los que realmente mandan y deciden en nuestro país. El grupo de los treinta posee las franquicias del PRI y del PAN, mantiene a uno de sus empleados en la Presidencia de la República y es dueño de los medios de comunicación más influyentes del país. De esta forma, este puñado de personas, se ha venido imponiendo por encima de los intereses del pueblo y de la nación. Han degradado la vida pública y son los principales responsables de la debacle económica, del empobrecimiento del pueblo y de la violencia que se padece en todo el país. Y a pesar de todo el daño que han causado, no están dispuestos a rectificar, a modificar su actitud. Por el contrario, quieren seguir imponiendo su modelo autoritario y su política de pillaje, aunque acaben de hundir a México y de ahogar al pueblo en la pobreza. En Estados Unidos, ante la decisión del pueblo de apoyar el cambio que ofreció Barak Obama, el grupo de derecha, responsable del desastre político y del derrumbe financiero en ese país, tuvo cuando menos el valor de aceptar públicamente sus errores. Bush, no sin una buena dosis de hipocresía, se atrevió a decir que había sido engañado sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak; y Greenspan, el gurú de los neoliberales, reconoció que se había equivocado. Actualmente, los dos están siendo severamente juzgados por la opinión pública. Sin embargo, en nuestro país el grupo de los treinta, responsables de la tragedia nacional que padecemos, goza de total impunidad y se siguen creyendo los amos y señores de México. Esta es la realidad. En nuestro México se ha ido conformado una especie de dictadura encubierta, un poder real que actúa por encima de las instituciones y que ha nulificado la vida democrática nacional. Existe una República aparente, simulada, falsa; hay poderes constitucionales, pero en los hechos, un grupo ha confiscado todos los poderes. El predominio de este grupo se sustenta, fundamentalmente, en el control que ejercen sobre los medios de comunicación. En eso estriba su fuerza y la soberbia, cuando creen que pueden imponerse eternamente. Hasta ahora les ha funcionado su estrategia de manipular y de administrar la ignorancia en el país. Todavía en amplios sectores hace efecto el repetir mentiras y, sobre todo, el distorsionar y esconder la información. Sólo así se explica que nuestro pueblo no haya terminado de despertar, a pesar de que está siendo castigado duramente por la pobreza, el desempleo, la carestía, la inseguridad y la violencia. Una prueba del eficaz dominio de los medios de comunicación, es el hecho de que ya hubo una devaluación del 35 por ciento del peso y parece como si nada hubiese ocurrido. Hemos perdido todos los mexicanos una buena parte de nuestro patrimonio y de ello casi no se habla. El asunto de la devaluación no se discute entre familiares y amigos, ni en las plazas públicas, ni siquiera en los centros de educación superior. Y todo porque deliberadamente este tema no se aborda, como muchos otros, en los medios de comunicación. Tal parece que si un problema no sale en la televisión, es como si no existiera. En otras palabras, con el engaño y la falta de información, se ha impedido que tengamos una opinión pública fuerte, una voluntad colectiva decidida a exigir el cumplimiento de los derechos sociales y ciudadanos; un verdadero contrapeso para limitar los abusos del poder. Esto es lo que justifica el que luchemos por la democratización de los medios de comunicación. Y aunque sabemos que la mejor forma de contrarrestar su poderosa influencia, estriba en intensificar nuestro trabajo de organización, orientación y concientización del pueblo, no debemos quedarnos callados y exigir que se cumpla el derecho a la información. No es un asunto menor venir aquí, a Televisa, a demandar pluralidad y apertura. Con nuestra presencia estamos dejando de manifiesto que en esta fábrica de mentiras hay más poder que en Los Pinos, que en la Suprema Corte o que en el Congreso de la Unión. Y para que se entienda bien: no estamos aquí sólo para exigir espacios a nuestro movimiento y a mi persona, sino para que se aborden con seriedad, los grandes y graves problemas nacionales y se dé voz a todos los mexicanos. Queremos que se informe sobre las causas de la pobreza, del desempleo, de la carestía, de la migración, de la inseguridad y de la violencia; que se hable de la corrupción y de la impunidad, y que se invite a participar a especialistas de todas las corrientes de pensamiento para debatir el por qué, a pesar del fracaso, se insiste en sostener el modelo económico neoliberal. Esto es, en esencia, lo que demandamos. Amigas y amigos: La carta que dirigimos a los dueños de Televisa, entre los que se encuentran, Emilio Azcárraga Jean, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, fue respondida el día de hoy por la tarde, en los términos que ya conocimos. Sólo volvemos a recordar a los dueños de Televisa, como ya lo expresé anteriormente, que los espacios que demandamos no son únicamente para nuestro movimiento sino, sobre todo, para tratar de cara a la nación y con la participación de todos los actores sociales, los grandes y graves problemas nacionales. Por ejemplo, sería de mucha utilidad que economistas de nuestro movimiento debatieran en televisión con el secretario de Hacienda del gobierno usurpador, sobre la crisis económica y, en particular, sobre temas como el desempleo, la devaluación, el uso y destino de las reservas internacionales de México, las alzas de las gasolinas, el diesel, el gas, la luz y los artículos de primera necesidad. Así como la pérdida del poder adquisitivo del salario y de los fondos de ahorro de los trabajadores, entre otros asuntos. Les propongo que esperemos a que hablen los hechos y evaluemos en nuestra próxima asamblea nacional los resultados. De todas formas hagamos el compromiso de volver a regresar las veces que sean necesarias, hasta lograr que se atienda nuestra demanda de pluralidad y de apertura informativa. Amigas y amigos: Les recuerdo que el día 25 de enero, nos reuniremos en el Zócalo de la Ciudad de México para evaluar la situación del país y desplegar acciones en defensa de la economía popular. La crisis económica y de bienestar social que actualmente se padece, desgraciadamente, se va a profundizar, y estamos obligados, en la medida de nuestras posibilidades, a defender a los pobres y a las clases medias que están desamparadas porque el gobierno usurpador sólo está pensando en rescatar a los banqueros y a los grandes empresarios. No olvidemos nuestras demandas: Apoyo a los productores del campo; protección a los fondos de ahorro de los trabajadores; disminución a los precios de las gasolinas, del diesel, el gas y la luz, y de los artículos de primera necesidad; que bajen los sueldos de los altos funcionarios públicos y que aumente el salario mínimo por encima de la inflación; apoyo a los adultos mayores, a madres solteras y a los discapacitados; atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuentan con seguridad social; becas para todos los estudiantes de preparatoria del país; acceso a todos los jóvenes a las universidades públicas; créditos a comerciantes y a pequeños y medianos empresarios para evitar quiebras y despidos de trabajadores; impulso a la industria de la construcción para reactivar la economía y generar empleos. Además, tenemos que organizarnos para llevar a la práctica la ayuda mutua. Defender a consumidores ante cobros abusivos en luz, agua, teléfono, tarjetas de crédito, comisiones bancarias, préstamos hipotecarios, y de otros bienes y servicios. Amigas y amigos: Una vez más, muchas gracias por su participación en este acto. Sigamos adelante, con firmeza, entusiasmo y optimismo. Está por terminar este año y a pesar de que han querido destruirnos políticamente, no lo han logrado, y en el futuro mucho menos. Sigamos luchando para salvar a México. ¡Viva el Movimiento en defensa del pueblo, del petróleo y de la economía popular! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! |
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