Alfredo García
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Un periodo de horror, en el Medio Oriente, precede a la esperanza que despertó entre israelíes y palestinos, la gestión del próximo presidente de EU. Al anuncio de “Nuestro Salvador ha nacido en el mundo”, Israel respondió con la agresión más sangrienta en toda la historia del conflicto palestino-israelí.
Más de 230 muertos y 700 heridos fue el saldo ayer, de sorpresivos ataques aéreos contra más de 100 edificios civiles en la Franja de Gaza, que siguieron a siete semanas de férreo bloqueo de alimentos en el territorio palestino.
La masacre contra la población y la destrucción de la ciudad palestina que concentra cerca de 1.5 millones de personas, superó la barbarie nazi-fascista contra la ciudad española de Guernica en 1937, que aún horroriza a la humanidad.
El ataque se produjo después de una visita de la ministra del Exterior israelí, Tzipi Livni, a Egipto, cuyo gobierno ha sido mediador entre Israel y Hamas. Voceros israelíes afirmaron que el ataque tiene como objetivo acabar con el gobierno de Hamas en Gaza, organización que ganó las primeras elecciones democráticas en los territorios palestinos.
Todas las facciones palestinas condenaron el ataque y movilizaron sus milicias para dar respuestas contundentes. El líder de Hamas, Khaled Mechaal, declaró que había empezado la “guerra abierta” e hizo un llamado a una tercera Intifada y “acciones suicidas“ en Israel.
El terrorismo de Estado israelí es la más rotunda afirmación a la pregunta hecha por el Papa Benedicto XVI, en su mensaje de Navidad “¿Tiene todavía valor y sentido un “Salvador” para el hombre del tercer milenio?” Haber convertido en una prisión la localidad de Belén, donde hace más de dos mil años nació el niño Jesús, revela la infame naturaleza de un liderato político carente de escrúpulos ante sus ambiciones de expansión territorial.
Los llamados que hacen líderes mundiales al retorno del multilateralismo y la paz, carecen de sentido sin una acción concreta del Consejo de Seguridad de la ONU, para poner fin a un conflicto del cual siempre fue obligado a distanciarse.
Es lo que explica el dramático mensaje del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, dado a conocer a través de un canal de televisión británico: “La crisis en la sociedad, la familia, la moral, la política, la seguridad y la economía, que hizo la vida dura para la humanidad y continúa ejerciendo gran presión en todas las naciones, se produjo porque los Profetas fueron olvidados, el Todopoderoso fue olvidado y algunos líderes se alejaron de Dios. Si Cristo estuviera hoy en la Tierra, sin duda estaría de parte de la gente en oposición a los poderes tiránicos, malintencionados y expansionistas. Si Cristo estuviera hoy en la Tierra, sin duda levantaría la bandera de la justicia y el amor para que la humanidad se oponga a los impulsores de la guerra, los invasores, los terroristas y los tiranos en el mundo. Si Cristo estuviera hoy en la Tierra, sin duda lucharía contra las políticas tiránicas de los sistemas económicos y políticos globales predominantes, como hizo en su momento”, afirmó el presidente iraní al felicitar a los británicos en el aniversario del nacimiento de Jesucristo.
Con su nefasta decisión, la ultraderecha israelí se convierte en genocida, dejando atrás diferencias étnicas y religiosas. El exabrupto israelí, de espaldas al repudio mundial a la violencia, unifica a cristianos y musulmanes.
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