sábado, 23 de mayo de 2009


Cieneguillas

por
Molinos de Viento
Roberto Rodríguez Baños

Tanta frivolidad ofende al sentido común de 107 millones de mexicanos

A la gente le importa un pepino serenado que los uniformes policiales y/o militares que visten delincuentes en funciones sean falsos o comprados en saldos (¿quizá debiéramos decir outlets?) de las dependencias respectivas, de lo que ya está harta es que la burocracia que mantenemos con nuestros impuestos perpetre boletines de tal ridiculez, cuando su obligación es frenar la creciente inseguridad. Por lo demás, podrían usar sotanas apócrifas o auténticas de la nunciatura vaticana. Tanta frivolidad ofende al sentido común, a la inteligencia y a la sensibilidad de los afectados: 107 millones de mexicanos.

¿Por qué no nos explican que nadie de ninguna de las policías y cuerpos militares cuyos uniformes, falsos o genuinos vestían las tripulaciones de 10 vehículos terrestres y un helicóptero, más de un centenar de fulanos armados de punta en blanco –granadas de fragmentación y de humo; gases lacrimógenos, ametralladoras, rifles de asalto AK-47 y AR-15– desplazándose en los alrededores de una cárcel con, cuando menos 11 huéspedes de alta peligrosidad, vio ni mucho menos alertó de tan conspicuo desfile? Después de todo, la cárcel no está a la mitad del Sahara, sino a 7 kilómetros de la capital zacatecana, a dos de la carretera federal; tiene cinco torres de vigilancia y 40 custodios por turno. Cabe, claro, la posibilidad de que les hayan confundido con un grupo escolar camino a un almuerzo campestre sabatino.

En otro asunto de competencia judicial federal, Ricardo Nájera Herrera, jefe de prensa de la dependencia a cargo de Eduardo Medina-Mora, explica que no ha habido ningún citatorio para Ricardo Monreal, ni se ha podido determinar la situación jurídico penal de sus familiares en lo referido a las 14 y media toneladas de mariguana incautadas por el Ejército en la deshidratadora de chiles propiedad de un hermano del senador, luego de que éste solicitó una licencia y renunció durante el tiempo respectivo al fuero, para que la burocracia correspondiente pueda investigarle sin obstáculo de ninguna naturaleza. El insólito “Chucho” Ortega, dice Verónica Espinosa, reportera de Apro, “tras refrendar su respaldo a Amalia García... deslindó a su partido de las acusaciones entre la Gobernadora y el ahora senador con licencia Ricardo Monreal Ávila, y acusó a éste de utilizar hechos, como la fuga de internos del penal de Cieneguillas, para generar un escándalo y favorecer al PAN”.

Sin despegar el ojo del teodolito, el sepulturero del PRD, explica la compañera Espinosa, “Ortega dijo que los sicarios que entraron por los internos al penal de Cieneguillas podrían no haber sido sicarios, sino ‘efectivos de la policía federal’”. Y es que el verde pesa más que el pardo. Por cuanto a la Gobernadora toca, es triste asistir a tan lamentable cierre de carrera. ¿Quién le dijo que pactar con la indignidad cubría el precio de una póliza de seguro? Calderón, doña Amalia, nunca fue su amigo; solamente su corruptor.

Los custodios de Cieneguillas denunciaron el jueves que desde seis meses atrás sufrían acoso permanente y amenazas de la delincuencia organizada y que esto ocurría en el penal, en la calle, en sus domicilios, y que repetidas veces hicieron esto del conocimiento del Gobierno estatal, que nada hizo al respecto, aun cuando el 16 de enero el comandante del servicio de guardia Tomás Garay Rojas, fue secuestrado y desde entonces está desaparecido. La denuncia fue hecha en una carta a los medios de comunicación, uno de cuyos párrafos apunta: “los 44 compañeros sujetos a arraigo, somos víctimas de la pasividad y el abandono en que nos tiene el Gobierno del Estado”. La carta es acompañada de copias de varios oficios dirigidos al director del penal, Eduardo Romero García, y a la Dirección de Prevención y Readaptación Social, dependiente de la Secretaría General de Gobierno, “pero nos dejaron solos”. Más de una vez pidieron el traslado de los presos de alto perfil de peligrosidad a las cárceles adecuadas para el caso, pues incluso en noviembre de 2008 hubo un motín al cual la Gobernadora no dio importancia. También explican que la vigilancia externa de la cárcel corría por cuenta de policías municipales porque, sin que nadie explicase por qué, los federales a quienes corresponde tal función dejaron de hacerlo.

No es lo mismo, no debiera serlo, un escándalo de esta naturaleza en el Gobierno de Morelos que es panista, que en el de Zacatecas, que al menos en lo formal es del PRD. Y tras la fuga de Cieneguillas no hay sino corrupción y la insolencia de la impunidad.

rrb@red-ami.com
Zocalo-Sltillo

No hay comentarios:

AMLO.SI

AMLO.SI
#30MillonesConAMLO

Escribenos y participa con nosotros

Escribenos y participa con nosotros