Sin percibir el daño enorme que le harían al México que está siendo destrozado por sus supuestos "gobernantes", algunas personas --tal vez de buena fe, o por interés malsano-- hacen continuos llamamientos a NO VOTAR en las próximas elecciones del 5 de julio.
Sus razones parecen sólidas: la imparable corrupción e impunidad gubernamental, reforzada por la partidocracia que establece su dictadura inapelable e insensible a la necesidad ciudadana y que justifica (mediante leyes interesadas) el dispendio y los excesos de la Cleptocracia adueñada del poder público y privado. Son premisas muy válidas. Pero la deducción resultante es errónea y más enfasada con la eterna recomendación eclesiástica ante el destino: la sufrida resignación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario