Mar 12 2009 |
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Jorge Lara Rivera
Aunque su misión sea convencer a los partidos, especialmente al PRI, de apoyar las propuestas de reforma que desde Los Pinos enviara el gobierno al Congreso en materia de endurecimiento de las normas de Seguridad pública y procedimentales en la impartición de Justicia, inmaduro, Germán Martínez Cazares, líder nacional de Acción Nacional prosigue con estridencia histérica insultando a los actores políticos y alejándolos de sí.
Instalado en la estrategia de escandalizar, con evidente ineptitud para el debate partidista, hace flaco favor a su patrón para conseguir el objetivo.
Así, incapaz de generar ideas, propuestas, ni de conciliar intereses para lograr consensos, acude al expediente de las descalificaciones buscando presionar al Tricolor sin ser ya tomado en cuenta por el electorado (al cual ignoró con los “dedazos” en su partido), ni asegurar que se aprueben las propuestas de reforma.
Pero el desprestigio del régimen tiene una base más amplia y sólida por la frustración social. Por ejemplo, produce desencanto el servilismo del gobierno ante el injerencismo de potencias extranjeras (Estados Unidos y Francia), una denigración que no ha bastado ni para conseguir los recursos de la Iniciativa Mérida a la que el Congreso de Estados Unidos redujo 150 millones de dólares de apoyo, mientras se pierden vidas mexicanas por facilitarle la tarea contra los adictos y los traficantes de drogas a ese país, el más grande consumidor de estupefacientes.
Y el descrédito del régimen comienza a hacerse general y a manifestarse. Si no, que le pregunten a Agustín Carstens objeto de una rechifla tumultuaria y unánimes abucheos de 25 mil asistentes al Foro Sol el domingo durante, al menos, 68 segundos en el partido de béisbol entre México y Australia, con los que los mexicanos presentes en el estadio le mostraron vehementemente su repudio.
Resultaría ingenuo, como pretende hacer creer ese payaso sin gracia que es Martínez Cazares, atribuirlo “a que no sabía pichear” y vivir la irrealidad de fingir que no tiene efectos semejantes el desolador paisaje que la tormenta financiera ha comenzado a arrojar: en la “blindada” economía nacional.
Más de medio millón de personas perdieron su trabajo entre octubre y febrero. Y si bien es verdad que con las medidas anticrisis, como el “paro técnico”, algunas empresas consiguieron salvar 60 mil empleos, las expectativas indican que en los próximos tres meses habrá de crecer el desempleo con otros 500 mil despidos.
Tal vez por eso no acaba de convencer el repunte de la Bolsa ni la marginal recuperación de valor por el peso el martes, atribuidos a las buenas noticias de ganancias en el Citigroup que no las había visto en más de un año.
De todas maneras el sector automotriz, el cual representa el 5% del Producto Interno Bruto y tiene 25 mil puestos de trabajo, sigue en riesgo. Las armadoras, por ejemplo, a la par que señalan la baja de las exportaciones (casi 50%) y la pérdida de 7 mil empleos en el primer bimestre del año, hablan de la caída de las ventas en alrededor del 29% y una reducción de la producción del 40% con respecto al 2008, lo que hace urgente los apoyos del gobierno.
Mientras, el régimen opta por lo cosmético y lo sectario como cuando, dejándose llevar por la euforia de la celebración del Día Internacional de la Mujer, designa pomposamente a Sofía del Perpetuo Socorro Castro Romero Comisionada para Erradicar la Violencia contra las Mujeres, en Ciudad Juárez, a pesar de que, pese a su experiencia en el rubro, no se ha caracterizado por resultados, en sustitución de Guadalupe Morfín Otero.
Tal vez por eso resulta tan ardua y difícil a los panfletarios Federiquito Reyes Heroles y al Chuchín Silva Herzog Márquez la defensa de sus nuevos amos; ya que en recientes artículos evidencian tantas acrobacias y piruetas que tienen que hacer con ese fin.
El primero, contradiciéndose, saliéndose de papel, pues olvida que es el paladín de la “libertad de expresión” (de los dueños de monopolios de medios informativos), con tal de justificar las pretensiones censoras del titular del Ejecutivo federal y de su procurador, Eduardo Medina Mora, y promoviendo sin mucho disimulo la autocensura (muy al modo del régimen nugatorio de libertades del “neoliberal” George W. Bush) a la cual llama “autorregulación”, mientras invoca la ¡ética! quesque “para no promover al crimen organizado”. El otro, enseñando el cobre y haciendo verdaderos equilibrios y pucheros en el alambre del resentimiento, para no abandonarse al llanto por la salida de Luis Téllez Kuenzler, su hombre en la SCT, con el argumento legal de lo irregular de las filtraciones de sus llamadas particulares, acciones cuya moralidad y legitimidad nunca cuestionó en el caso de la divulgación de las videograbaciones ilícitas del estafador argentino Carlos Ahumada, cuando de hundir al perredismo se trataba. Pero éstos son sólo chaparrones en el paisaje de la tormenta.
Por Esto!
1 comentario:
Nice blog
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