jueves, 26 de marzo de 2009

Asignatura pendiente

Mar
26
2009
Asignatura pendiente

María Teresa Jardí

Convencida de que la impunidad es de los males impuestos por el sistema —aplicado a la mexicana por políticos mexicanos entreguistas— lo que impone para la sociedad las más graves consecuencias. Y convencida que sigo de que con unos cuantos crímenes políticos, traidores a la patria se sumaron por dinero a la decisión macabra de tirar de cabeza al abismo a la nación, condenando a los mexicanos a vivir en el infierno. El día en que se cumplía un aniversario más del impune asesinato de Luis Donaldo Colosio busqué en la red poniendo su nombre, y el primer nuevo análisis que abrí insistía sobre la posible participación del Estado Mayor Presidencial en el crimen. Nada nuevo. Desde el inicio se manejó como una de las hipótesis por algunos articulistas. Convertidas en actos de fe las investigaciones y supliendo como se puede a la nula procuración e impartición de justicia. E incluso por Montes, me parece, cuando ofrecía demostrar el complot, en el homicidio, así se nos hizo saber por unos días.
Es del todo improbable que con Colosio se hubiera escrito una historia de construcción de ese otro mundo posible. Con total seguridad, creo que se puede pensar, que Colosio no habría ido más allá del discurso que algunos suponen que fue lo que propició su asesinato. Como la vida es lo único que tenemos y como a él se la arrebataron a cambio de nada en realidad, nunca vamos a saber si de no habérsele condenado a muerte, posiblemente por los mismos que lo encumbraron, la historia habría sido del todo diferente. Más allá de que para como iban las cosas luego del estallido de la guerra en Chiapas y del berrinche monumental de Manuel Camacho lo más probable es que ni siquiera hubiera ganado la Presidencia. Pero lo que sí es un hecho incontrovertible, me parece, es que con Colosio vivo otra sería la historia de México. Con ese crimen atroz se marca el inicio de la debacle para México como país, libre, soberano e independiente e, incluso, es diáfano que los que habrían ganado, perdieron con su muerte.
Camacho es un don nadie que si acaso a la sombra de AMLO o de Ebrard buscará compartir las migajas que le quieran dar, él que actuaba por encima de Salinas cuando se creía el sucesor único en la presidencia de la república.
Y ni qué decir de Salinas, quien se soñaba, como se sueña el Papa, infalible. El que iba por la vida, como un emperador, vanagloriándose del prestigio alcanzado como joven gobernante que habiendo llegado de manera cuestionada había logrado legitimarse. El que dictaba las reglas como ejemplo a seguir para los otros gobernantes de América Latina, está convertido en uno de los personajes políticos más desprestigiados del mundo. Incluso a la sombra, hoy hasta de Elba Ester Gordillo, su grotesca hechura, se esconde para incidir detrás del enano que usurpa. Y además con la también como fardo, molesto, por ahora, mientras en México no cambie de manos el gobierno. Y con esto no quiero decir que no vayan a cambiar las siglas. El PAN está más muerto que Colosio. Lo que ya es decir. Me refiero a que mientras la derecha continúe en el poder el homicidio del hermano del expresidente sólo será molesto para Salinas. Pero, impune, que está ese crimen también atroz, Salinas sabe que en cualquier momento puede convertírsele en una amenaza.
Nada nuevo que se maneje al Estado Mayor Presidencial como involucrado en el asesinato de Colosio. Uno de sus escoltas ha escrito un libro cuestionando —no lo he leído pero escuché por radio una entrevista que al propósito se le hizo— la inmoralidad de Lozano Gracia y de Chapa Bezanilla los dos que contribuyeron, aunque su propio aporte al deshonor es grandísimo, a convertir también a Zedillo en otro expresidente mexicano sin ningún prestigio. Único beneficiado, Zedillo, con el asesinato de Colosio, línea inicial de cualquier investigación, curiosamente no agotada por la extensa investigación de Luis Raúl González.
Nada nuevo. Desde el inicio se manejó esa hipótesis. Pero, salta a la vista, que a la luz de la fuerza otorgada desde Salinas y continuada por Zedillo y luego con Fox y de plano de manera grosera ubicado por encima del Nacional por Calderón, es decir, dado el Poder otorgado por la derecha a ese ejército paralelo, la investigación sobre el asesinato de Colosio es una asignatura pendiente para los mexicanos de aprobación urgente.

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