Feb 08 2009 |
|
Ricardo Andrade Jardí
Pero entre todos los absurdos político-sociales de esta bananera república, en la que han ido convertido a México, quizá uno de los más ofensivos resulta la estupidez de que el terreno sobre el que está edificada la ciudad ancestral maya de Chichén Itzá, ahora declarada como una maravilla, en el marco de un mega negocio millonario que por supuesto nada le ofreció a los mayas de ahora, a los de Chichén o Pisté, a los mayas de Yucatán pues, tan olvidados, tan explotados y tan marginados, entre demagogia y demagogia, que amenaza con despojarlos además de sus formas de vida, mientras un latifundista cretino, dice ser dueño particular, de los terrenos de Chichén Itzá, nada menos, pero así como se edificó un Wal Mart sobre Teotihuacan y caciques de poca monta se ostentan con “títulos de propiedad” de zonas geográficas y arqueológicas, que son patrimonio de la humanidad, pero que bajo ningún pretexto pueden presentar un “título de propiedad” otorgado por los mayas, que en todo caso serían los únicos con capacidad para reclamar algún derecho sobre la tierra en la que sus antepasados edificaron Chichén Itzá, tierras de las que han sido despojados, entre demagogia y demagogia oficial sin que ninguna voluntad política se tome la verdadera molestia de devolverle a México y al mundo lo que por derecho nos pertenece a todos; Chichén Itzá es un buen ejemplo del despojo cultural y patrimonial que hemos sufrido los mexicanos en los últimos 80 años. El patrimonio histórico de una nación es propiedad exclusiva de los habitantes en conjunto de esa nación, pero bajo ninguna circunstancia puede ser propiedad privada de una familia o de unos cuantos, es ahí donde, me parece, hay que incidir en el debate, Chichén Itzá, es de los mexicanos y es un patrimonio cultural de la humanidad, pero no es bajo ninguna farsa jurídica propiedad privada de una familia particular.
El fondo de este debate debe abrir mella en ese punto de quiebre que el conservadurismo yucateco se ha negado a asumir, intentando sacar provecho de un bien que nos pertenece a todos.
La expulsión o los intentos de expulsar a los artesanos mayas de Chichén Itzá tiene otro trasfondo, tiene intereses perversos de ex baqueros narcotraficantes que han puesto sus garras de interés sobre la fantástica explotación comercial y turística que se le puede sacar a las ruinas mayas, hoy declaradas, Maravilla del Mundo, como si antes no lo hubieran sido ya, donde el trabajo artístico y ancestral de los cerca de mil artesanos mayas, que laboran en esa zona, es un estorbo, pues resulta más rentable y bonito llenar de locales “modernos” los alrededores de las ruinas, para vender en serie figuras mayas hechas por niños sobre explotados en Tailandia; pero el asunto urge también a otro debate, no menos serio, al contrario, y que tiene que ver con el medio ambiente (ecosistema) que se ve afectado por la construcción, ¿legal? ¿Quién otorgo los permisos?, de esos locales, a nombre del pretendido cacique “dueño” del terreno de la mítica ciudad maya de Chichén Itzá. ¿Qué se hace con todos los desechos, sólidos y orgánicos, que indudablemente generan los locales? ¿Qué se hace con toda la basura chatarra que se ofrece en los mismos, que por otro lado no ofrecen los artesanos mayas, a los que se pretende desalojar, bajo los racistas argumentos, de que “ensucian y afean la zona turística”? Centro ceremonial maya, que los mayas de Yucatán y cientos de mexicanos no pueden visitar porque simplemente excede el costo que la pobreza puede pagar por ver, y visitar, lo que por derecho es también suyo, nuestro, de todos.
¿Y a todo esto, cuántos mayas han recibido algo de los cientos de miles de pesos que significó el “Concierto de las mil columnas” y que tanto se pregonó, desde el discurso oficial, sería en beneficio de las pobres, pobrísimas, económicamente hablando pues culturalmente son más ricos que toda la tecno oligarquía mexicana, comunidades mayas de Yucatán?
Es tiempo de que los mexicanos aprendamos a defender nuestro patrimonio, es urgente la expropiación de Chichén Itzá, es urgente que se deje de lado la demagogia y la política de estado responda realmente a las demandas ancestrales de los pueblos indígenas de México.
Por Esto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario