jueves, 12 de febrero de 2009

Ciudadanos de segunda clase

Feb
12
2009
Ciudadanos de segunda clase

Así clasifica Washington a miles de personas que nacieron en la frontera
con México con la ayuda de comadronas / Pone en duda su ciudadanía

ALAMO, Texas, EE.UU., 11 de febrero (AP).-
El Gobierno estadounidense está poniendo en duda la ciudadanía de cientos, si no miles, de personas que nacieron en la frontera con México con la ayuda de comadronas.
Esas dudas han salido a la luz ahora que los estadounidenses solicitan pasaportes al por mayor para satisfacer nuevas disposiciones, que estipulan que para salir o entrar al país habrá que mostrar ese documento.
Las personas que nacieron con comadronas tienen certificados de nacimiento e historiales médicos. Pero la dependencia que emite los pasaportes cuestiona la credibilidad de esos documentos, aduciendo que es bien sabido que muchas parteras anotan en Estados Unidos bebés nacidos en México.
Se están cuestionando solicitudes de pasaporte de hijos de mujeres mexicanas que se cree cruzaron la frontera para dar a luz en Estados Unidos, e incluso las de empleados del servicio de Aduanas y Protección de la Frontera.
El Gobierno “ha convertido en ciudadanos de segunda clase a un grupo de solicitantes por el solo hecho de que son de ascendencia mexicana o hispana y nacieron con comadronas, no en hospitales en los estados sureños de la frontera”, señala una demanda radicada el año pasado en la ciudad fronteriza de McAllen, Estado de Texas.
Abogados especializados en asuntos de inmigración y la Unión de Libertades Civiles esperan que la demanda sea catalogada como una acción representativa de todos estos casos, pues creen que miles de personas pueden ser afectadas.
Desde 1960, 75 parteras han sido halladas culpables de anotar bebés mexicanos como si hubiesen nacido en Estados Unidos. En cierto momento, el Gobierno preparó una lista de casi 250 parteras “sospechosas” de incurrir en irregularidades, aunque nunca explicó qué las hacía sospechosas.
El portavoz del Departamento de Estado, Andy Laine, declinó hablar del tema porque hay un proceso legal en marcha.
El organismo se negó asimismo a decir cuántas solicitudes de pasaporte han sido rechazadas.
A partir del 1 de junio, todo estadounidense que regrese al país desde México o Canadá deberá presentar un pasaporte. Ya no bastarán una licencia de conducir y un certificado de nacimiento, como ahora.
Para las familias que viven en la zona desde hace generaciones, la frontera es apenas un río que atraviesa la comunidad. Mucha gente vive en un lado de la frontera y trabaja en el otro.
“Cruzar la frontera es algo normal para ellos, es como ir de un sector de la ciudad a otro para nosotros”, comentó Lisa Graybill, directora de asuntos legales de la ULC en Texas.
Si la demanda no se resuelve para el 1 de junio, “muchas familias tendrán que elegir entre vivir en México o vivir en Estados Unidos, porque no van a poder cruzar de un país al otro”, expresó Lisa Brodyaga, la abogada que radicó la demanda contra el Departamento de Estado.
Anna Karen Ramírez tuvo que demandar al Departamento de Estado para conseguir su pasaporte, por más que tenía certificado de nacimiento, historial médico y recibos de la estadía de su madre en una clínica de Hidalgo, al sur de McAllen, en la que dio a luz en 1989. También aportó las firmas de dos policías que presenciaron el nacimiento.
Los padres de Ramírez vivían en México y los criaron allí, pero la mujer vino a dar a luz a Estados Unidos.
La familia se reunió varias veces con funcionarios consulares, pero la solicitud de pasaporte fue rechazada una y otra vez. El padre, Narciso, maneja un taxi y cruza la frontera todos los días. Le dijeron que la visa que le permite ingresar al país con el taxi podría peligrar si insistían en pedir el pasaporte para su hija.
Anna decidió radicar una demanda y, mientras la misma se tramitaba, votó sin problemas en las elecciones presidenciales. Un mes después, recibió su pasaporte, pero el Gobierno rechazó una solicitud de su abogada pidiendo que firme una constancia de que es ciudadana.
Si bien el gobierno dijo que Ramírez había “demostrado que nació en Estados Unidos”, la abogada Naomi Jiyoung Bang teme que “cada diez años (cuando renueve el pasaporte) tenga que presentar más documentos”.
Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios de Inmigración, que promueve leyes migratorias menos restrictivas, opina que las prácticas del Departamento de Estado “son herencia de un mundo antiguo, menos regulado”.
“Las prácticas modernas chocan con las de antes”, añadió.
Krikorian dijo que el Gobierno no puede creer las historias de todo el mundo, ni puede rechazar toda solicitud de alguien que nació con una partera.
Dado que Ramírez es joven, sus padres pudieron dar con los documentos que exigió el Gobierno. La partera todavía vive y pudo prestar testimonio. La familia, por otra parte, estaba en condiciones de pagar un abogado.
A David Hernández le costó más encontrar los documentos requeridos.
Nació en San Benito, Texas, en 1964. Su madre es una mexicana que visitaba a amigos cuando dio a luz. La asistió una partera, que el Gobierno consideró sospechosa por más que no tenía antecedentes delictivos. Hernández y su madre regresaron inicialmente a México, pero se radicaron en Estados Unidos unos pocos años después. El fue a escuelas estadounidenses y sirvió en el Ejército.
Consiguió una cantidad de documentos corroborando su servicio militar, vacunas, bautismo y affidavits de testigos. Pero cuando buscó los papeles de la escuela primaria, le dijeron que ya no los tenían.
En abril del 2008, el gobierno le negó el pasaporte.
“Nací aquí”, declaró cuando la ULC tomó su caso. “Vivo aquí y serví en el Ejército. Me sentí traicionado, como si mi país me clavase un puñal en la espalda por el simple hecho de que mi madre no tuvo dinero para dar a luz en un hospital”.
Por Esto!

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