¿Qué piden a los Reyes Magos “las bellas”?

Jan 06 2009 ¿Qué piden a los Reyes Magos “las bellas”? Por María Teresa Jardí Vamos a ver, ¿qué pueden pedir como regalo “las bellas” a los Santos Reyes, a Papá Noel, a Dios y a todos los santos? Un Fox o un narco. En el México a modo de la derecha adueñada del poder y de la empresa es hoy la diáfana respuesta. Un rico, aunque sea pendejo. Un rico, aunque sea narcotraficante. Porque vamos a ver: ¿qué diferencias notables se podrían encontrar entre Marta Sahagún y Laura Elena Zúñiga? La juventud, claro, la belleza, obvio. Quizá todavía la reina de belleza sea una mejor persona. Es probable que a lo mejor además de “buena”, sea buena y hasta puede ser que sea un poco más inteligente, aunque tampoco lo parezca. Siempre habrá formas de relacionarse, con los unos y con los otros, aparentando no ser ni una arribista ni tan tonta como para transitar por una carretera cargada de cartuchos, de dinero, de celulares y de armas... Me desdigo: la escasa inteligencia, también las hermana, como es obvio. La diferencia estriba en que la Sahagún goza de impunidad absoluta y el encierro de la otra es evidente que se debe a la necesidad, para la derecha usurpadora, de distraer al respetable en los tiempos de crisis que ya están y, sobre todo, para los que se avecinan. Pero, por lo demás, ambas responden a la lógica consumista del mercado. Si tienes, vales; si no tienes no vales. Si puedes comprar, eres; si no puedes comprar no existes. Es decir, ambas son producto del sistema capitalista impuesto y llevado al límite al imponerlo a la mexicana. La Sahagún y la Zúñiga son como las instituciones, a las que en aras de la imposición del sistema capitalista a la mexicana, se les desarmaron las estructuras éticas, que, bien o mal, antes tenían. Y así es como llega México al 2009, convertido en la más bananera de las repúblicas posibles. Hasta los indicadores, en Haití, de ubicación en todo en los últimos lugares del planeta, ya están por encima de los que hoy tiene México, en analfabetismo, violencia, impunidad, corrupción, baja educación, bajo poder adquisitivo, injusticia, miseria, etc. Mientras esto escribo, escucho en un noticiero que el usurpador hará cambios y que traerá a la Secretaría de Inseguridad Pública Federal a Macedo de la Concha. Como no hago demasiado caso a lo que escucho y sólo pongo atención cuando algo que considero importante me salta, creo que lo que acaban de decir está en un pronóstico de los que hacen algunos de los diarios a modo del sistema. Pero tienen toda la lógica. Quitar a un delincuente nombrando a otro, tan o más delincuente, es lo único que le queda hacer a Calderón ante el fracaso monumental de su gestión en la función a la que llegó como usurpador. Cambiar para que nada cambie es lo único que a la derecha usurpadora le queda por hacer para no dejar de gozar de la misma impunidad que a la Sahagún se le garantiza, trayendo de regreso a su antaño empleado Macedo de la Concha. Y, en la inteligencia de que Calderón y su equipo y los legisladores a modo y los jueces, magistrados y ministros también a modo, son piezas cuya reclusión puede tornarse en “necesaria”, como la de la Zuñiga, para intentar convencer para prevalecer.

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