MENOS DE 24 horas después de que el señor Felipe Calderón anunciara su Defensa de la Economía Familiar y el Empleo, el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto presentaba en Toluca la versión estatal denominada Acuerdo y Compromisos con el Empleo y la Economía Familiar de los Mexiquenses, que va mucho más allá del impulsado por la Administración Federal, al contemplar -entre otros puntos— el congelamiento de las tarifas al transporte público, que todos los adultos mayores y personas con capacidades diferentes tengan atención médica y medicamentos gratuitos, y la detonación de proyectos de infraestructura con una inversión público-privada por 75 mil millones de pesos.
Más ambicioso que el plan federal, el de la entidad vecina al Distrito Federal contempla la creación del Programa Mexiquense de Empleo Temporal 2009, que tendrá una inversión de 575 millones de pesos y, muy importante, que generará alrededor de 37 mil fuentes de trabajo.
Las medidas no son menores, si además se considera que el Estado de México aporta el 10 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual debe sostenerse cuando menos.
El señor Peña Nieto hace su chamba. Y no lo hace mal. Destaca, por esa y varias razones más, en el firmamento político nacional, lo que le ha convertido en uno de los precandidatos a la sucesión del señor Felipe Calderón, ya no como ocupante, sino como inquilino de Los Pinos.
No obstante, para que el señor Peña pueda llegar a esa posición necesita superar con éxito varios obstáculos. Los naturales. Y, peor aún, los que artificialmente le sean colocados por sus opositores internos y, sobremanera, los externos.
Estos últimos han comenzado a levantar dichos obstáculos. El primero ha sido el de generar un conflicto totalmente artificial entre el señor Calderón y el señor Peña, a partir de un presunto desaire a la señora esposa del michoacano.
De acuerdo con las versiones difundidas por un medio impreso de la Ciudad de México, a la señora Margarita Zavala le habrían impedido en territorio mexiquense la entrega de juguetes y cobijas a la comunidad del municipio de San Felipe del Progreso, porque el alcalde -priísta, para más señas- dizque no tenía “autorización” del mandatario estatal para recibirla.
En ese tenor, una diputada local panista habría sido la encargada de gestionar la visita de la señora esposa de Calderón. Y con ello el PAN, que “encabeza” (je je je) el señoritingo Germán Martínez, se lanzó con todo en contra del señor Peña.
Artificial el conflicto. “Acto desesperado” cual calificó el propio mandatario estatal.
Porque, ¿desde cuándo el PAN suple las funciones del Estado Mayor Presidencial (EMP) para coordinar los desplazamientos y visitas a las entidades de la esposa del señor Calderón?
¿A partir de cuándo dejó de existir la coordinación entre ese EMP con los soberanos -y vale subrayar: soberanos— estados que componen a la Federación?
De lo que se trata, en realidad, es de levantar obstáculos y crear escándalos, para minar la presencia del señor Peña Nieto.
Él es el primero. Seguirán otros casos contra priístas. Ya lo verá.
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