viernes, 9 de enero de 2009

Impacto Ambiental

Jan
09
2009
Impacto Ambiental

El calentamiento global y el dengue
Por Juan José Morales

Ya se ha dicho que uno de los peligros del cambio climático es el incremento de enfermedades propagadas por insectos. Y una que preocupa especialmente a las autoridades sanitarias en las naciones del Tercer Mundo, es el dengue, ya que contra él no hay vacuna y la única forma de evitar su difusión es mediante el control del vector, el mosquito Aedes aegypti, que transmite el virus del padecimiento al picar a un enfermo y luego a una persona sana.
La relación entre cambio climático y dengue estriba en que el aumento general de temperatura favorece la reproducción del mosquito y también facilita su sobrevivencia en lugares que antes eran demasiado fríos para él. Y en efecto, según datos recientes, el número de casos de la enfermedad ha aumentado sensiblemente. En 2007, se registraron en América Latina casi 820 mil, o sea, 11% más que el año precedente. De ese total, más de 22 mil fueron del tipo hemorrágico, que es particularmente severo y puede causar la muerte.
El problema se debe a dos factores: en primer lugar, a que después de la exitosa campaña de erradicación a nivel continental que culminó en 1970, el mosquito volvió a establecerse en toda su antigua área de distribución. En segundo lugar —y esto es también muy importante— el Aedes aegypti ha comenzado a aparecer en zonas templadas de las zonas montañosas, por encima de la cota de 1,006 metros, que era su límite de distribución altitudinal. En Centroamérica, se le ha detectado a altitudes superiores a 1,200 metros, y en México ahora se le encuentra más arriba todavía, hasta a 1,700 metros. También, según informes de la Secretaría de Salud, ya se están dando brotes de dengue —no simples casos aislados— en sitios donde la enfermedad nunca se había registrado. Por ejemplo, en Zamora, Michoacán, así como en varios municipios de Durango y Coahuila.
Existen dos tipos de dengue: el llamado clásico, que es el más benigno aunque incapacita al paciente durante varios días debido a la fiebre, la jaqueca y los fuertes dolores musculares —por los cuales se le conoce también popularmente como “quebrantahuesos”— y el hemorrágico, que además de los síntomas antes señalados, ocasiona intenso dolor abdominal, náuseas y sangrado de piel y mucosas. Como decíamos, si no se atiende debidamente, este tipo de dengue puede resultar mortal. Y al parecer, cada vez es más frecuente debido a que su desarrollo se facilita si el paciente ha sido previamente infectado con dengue clásico.
No resulta exagerado decir que el dengue se ha convertido en motivo de preocupación mundial. Como señalábamos en esta misma columna el 12 de septiembre del año pasado, anualmente ocurren en el mundo 50 millones de casos de dengue y 2,500 millones de personas —de ellas mil millones de niños— están expuestas a la enfermedad. Por eso, todo aumento en las poblaciones del mosquito transmisor y toda expansión de él hacia zonas donde no existía —cosas ambas que ya están ocurriendo— conlleva un mayor peligro sanitario.

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