martes, 30 de diciembre de 2008

Tan condenable el asesinato de niños palestinos como el asesinato de niños judíos.


Laura Bolaños Cadena
La espiral del odio

--Para mí, es tan condenable el asesinato de niños palestinos como el asesinato de niños judíos. Yo no puedo estar de acuerdo con que se pongan bombas en autobuses llenos de niños judíos.
--Laura, ¿entonces qué nos dejas?
--Hay blancos militares, ¿no?
--No hay condiciones.
--Sí, claro, es más fácil matar gente inocente indefensa.
Semejante conversación efectuada durante la comida anual a la que asistía yo con mis amigos palestinos, provocó fuerte molestia. De manera indirecta, se me contestó en otra ocasión mencionando que habían muerto en atentados palestinos 180 niños judíos contra más de 3 mil niños palestinos asesinados. Lo siento, para mí un crimen no justifica otro.
Siempre defendí y defiendo la causa palestina. Sobre todo, no es posible aprobar los métodos de los que se vale Israel para mantenerse en la región y continuar su propósito de ampliar sus fronteras a costa de tierras palestinas. El bombardeo criminal que hoy desata sobre la franja de Gaza, calificado como la acción más sangrienta llevada a cabo contra los palestinos durante los 60 años de guerra; el increíble ensañamiento que muestra al no permitir el paso de ayuda humanitaria a las víctimas de sus ataques, prueban, una vez más, que el verdadero propósito es acabar con los palestinos. Es una posición totalmente genocida. Pero está claro que para los extremistas palestinos la finalidad es, también, acabar con los israelíes.
Predomina el fanatismo en ambos bandos. Se dio una tregua y el grupo palestino Hamas la rompió. Israel responde con violencia desproporcionada. ... lo que justifica la continuación de la guerra. El vocero de Hamas, Fawsi Barhoum, instó a sus compatriotas a usar todos los medios posibles contra el enemigo, incluyendo los atentados suicidas que para ellos son "operaciones de martirio". La respuesta israelí a la provocación demuestra que ellos tampoco tienen ningún propósito de tolerar la existencia del otro.
A lo largo de todos estos años ha habido, de uno y otro lado, voluntad de llegar a acuerdos de paz. Los civiles de ambas partes están pasando por grandes sufrimientos y comparten el anhelo de terminar la guerra. Pero siempre que se ha logrado llegar a un arreglo, la mano de los fanáticos se encarga de hacerlo imposible.
En septiembre de 1978, Anwar el Sadat, presidente de Egipto, y Menahem Begin, primer ministro israelí, firmaron los acuerdos de Camp David, por medio de los cuales se reconocía el derecho de Israel a la existencia y éste respondía con retiradas de territorios ocupados en guerras. Anwar el Sadat fe asesinado por un grupo extremista, la Yihad Islámica, el 6 de octubre de 1981, durante un desfile militar, alegando que la firma de esos acuerdos había sido una "traición".
En septiembre de 1993, el premier israelí Itzjak Rabin y el jefe de la OLP, Yasser Arafat, llegaron a nuevos acuerdos de paz, que se firmaron en Washington D.C., en presencia de Bill Clinton, entonces presidente de los EU. El 4 de noviembre de 1995, durante un acto multitudinario a favor de la paz, en una plaza de Tel Aviv, Rabin fue asesinado por la espalda por Ygal Amin, israelí perteneciente a un grupo ultraderechista.
El odio se retroalimenta. "Tú revientas a mis hijos, entonces yo reviento a los tuyos". Y cuando uno de los dos afloja, el otro aprieta. El rito de muerte no debe terminar. El hecho mismo de llamar "mártires" a los pobres fanáticos que se inmolan con tal de matar a unos cuantos enemigos, revela la mentalidad de lo que hoy se conoce como "síndrome de Sansón". Este personaje de leyenda bíblica, privado de la vista por los filisteos, cuando recupera la fuerza descomunal que había perdido, espera a ser llevado al templo donde se reúnen en masa sus enemigos. Apoyándose en las columnas del recinto, las derrumba, y el techo cae aplastando a la multitud; pero, naturalmente, él también muere bajo los escombros. Los palestinos fanáticos prefieren morir matando y los israelíes fanáticos buscan matar sobreviviendo; todo antes que llegar a una coexistencia pacífica.
Aunque unos tengan más razón que otros, no hay razón que justifique los propósitos mutuos de exterminio. En tanto, la comunidad de naciones se contenta con emitir condenas y proporcionar alguna ayuda humanitaria. Ni hablar de sanciones a Israel por los abusos, para defenderlo está su poderoso padrino y protector.
Por Esto!

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