martes, 30 de diciembre de 2008

Era otra cosa la vida

Dec
30
2008
Era otra cosa la vida

Alberto Híjar
El título de las memorias de Amalia Solórzano, la compañera de vida de Lázaro Cárdenas, alude a la nostalgia por un modo de ser y estar en el mundo. Desde que a los 16 años lo vio pasar a caballo y se saludaron discretamente hasta su matrimonio, en medio de la lucha por la tierra y la democracia efectiva, vivieron momentos críticos previstos por quienes decidieron vivir intensamente la construcción de la modernidad. La pre modernidad acosa siempre este proyecto y para concretarlo, la economía política da el sentido estratégico de la liquidación de los caciquismos con la organización del pueblo en lucha, y con las decisiones para hacer de la soberanía mucho más que la frase constitucional de la emanación del pueblo.
Cuando la expropiación petrolera en 1938, doña Amalia recibió el homenaje del corrido que, a fuerza de repetirse, termina anónimo porque sintetiza el saber de todos los compañeros y compañeras. "La señora presidenta el dinero recibía y de recuerdo, en sus manos un anillo les ponía", narra el canto para registrar la presencia de doña Amalia en el Zócalo, correspondiendo a los donativos de los mexicanos ejerciendo su voluntad soberana, histórica, nacionalista.
El Hombre Fuerte, Calles, ya había sido expulsado y crecía poderosa la central obrera CTM que luego degeneraría. Los campesinos resultaban apoyo fuerte de la soberanía, al derrotar a la segunda Cristiada y acoger a los profesores que despojaron de misticismo vasconceliano a las misiones culturales contra el caciquismo, hasta dar lugar a un poderoso sindicato de trabajadores de la educación. "Era otra cosa la vida" porque de todo aquello no quedan sino malformaciones y puntos de resistencia popular atorada en una concepción falsa de la soberanía que ya no concreta el Estado, hace mucho distanciado del nacionalismo revolucionario para entrarle al pragmatismo de la globalización.
Van muriendo los defensores radicales del cardenismo. Othón Salazar, desde el movimiento revolucionario del magisterio de los sesenta, llegó a ser diputado comunista y levantó el proceso de la Montaña Roja. Ahora es homenajeado por las organizaciones que asumen la herencia y procuran llevarla adelante contra la adversidad de un Estado represor, con sus partidos bien financiados para fortalecerlo con exigencias de control de la crisis en perjuicio de los pobres y su conciencia histórica.
Murió Fanny Rabel, la joven polaca perseguida con todo y su familia de teatreros. Llegó cuando Cárdenas terminaba su gobierno, fue de los militantes de izquierda lo mismo en el Taller de Gráfica Popular que en el Salón de la Plástica Mexicana, para contribuir todo el tiempo a significar las luchas populares donde aporta toda la ternura compañera que necesitan; Fanny mantuvo siempre un núcleo familiar ampliado, en el que sin alharacas, cultivó la digna rabia. Debió conocer a Enrique Yáñez, el dirigente de Arquitectos Socialistas que probó que, con el mismo millón de pesos destinado por Vasconcelos a su capricho de hacer el Centro Escolar Benito Juárez de la colonia Roma con bóvedas, cúpulas y terminados como de iglesia, se pudieron hacer decenas de escuelas con la arquitectura funcional y racional coordinada por Juan O'Gorman con la inclusión de muralistas como O'Higgins, Guerrero Galván, Zalce, Máximo Pacheco y Julio Castellanos para significar los acontecimientos históricos que aún nombran a las escuelas primarias. Cuando Yáñez, centenario desde julio de 2008 y homenajeado con una silenciosa exposición en el Palacio de Bellas Artes se convirtió en experto en hospitales, encontró en José Chávez Morado el gran promotor de la integración plástica con quien produjo la obra maestra de las aulas de enfermería del Centro Médico Nacional, hoy Siglo XXI, con sus relieves de cemento coloreado a modo de muros modelados. Cumplirá cien años Chávez Morado, en enero de 2009, y no se anuncia aún homenaje alguno. Antonio Rodríguez llegó también perseguido por el nazismo luego de fugarse de Portugal, pasar por la URSS y adoptar en México el nombre con el que firmó sus centenares de artículos como crítico de arte y reportero de las peripecias socialistas, hasta terminar organizando la difusión cultural del Instituto Politécnico Nacional creado por el cardenismo, para hacer de la técnica un motor del desarrollo industrial en poder de los trabajadores.
Grandes organizaciones acompañaron este modo de ser soberanos y nacionalistas de izquierda. El Frente Nacional de Artes Plásticas, con dirigentes como Nacho Márquez Rodiles, impulsaron un proyecto educativo internacionalista inspirado en la educación socialista promovida desde la Secretaría de Educación Pública por Narciso Bassols. La Federación Sindical Mundial todavía existente y aun la Confederación de Trabajadores de América Latina, promovida por Lombardo Toledano, alertaban a los trabajadores en defensa de sus derechos hoy conculcados.
Queda el Sindicato Mexicano de Electricistas, que ojalá celebre el septuagésimo aniversario de su edificio de Antonio Caso proyectado como tesis profesional por el arquitecto Yáñez y donde veteranos de la República Española pintaron, encabezados por Siqueiros y José Renau, con una jovencita judía que, con tal de aprender, lavaba brochas y preparaba colores. Fanny Rabel siempre se enorgulleció de la relación con los grandes maestros. Lo cierto es que la vida es ya otra cosa, en que la soberanía no está más en el Estado ni el nacionalismo es programa viable si se fetichiza al gobierno, las elecciones, los partidos pragmáticos y corruptos. Lo de ahora ya no es sólo luchar contra el imperialismo sino contra el Imperio global que no tiene más contrincante que el poder popular. Aquella vida del cardenismo murió para exigir otra cosa.
Por Esto!

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