miércoles, 24 de diciembre de 2008

Entre bandidos y bandazos

Dec
24
2008
Entre bandidos y bandazos

Jorge Lara Rivera

Finalmente, ha sucedido. De modo inopinado el debutante Secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, como si hubiera descubierto el hilo negro, salta a la palestra porque se ha dado cuenta de los alcances que podrá tener en el sector exportador de la economía del país, la rebambaramba causada por los patrones del neoliberalismo tan festinados por sus correligionarios y adláteres, mismos que han soltado los vientos furiosos por todo lo ancho del mundo -incluido México.
Así, sin mediar mayor explicación, se ha ido de la lengua revelando que el gobierno federal presentará, al inicio de año, un magno plan de contingencia para tratar de contener los efectos de una crisis todavía no reconocida como real. Ya era hora.

Precisamente, en esa zona de exportación es donde comenzará a resentirse el impacto nocivo y donde se verá la vulnerabilidad de las fuentes de empleo afectadas por su supeditación a la complacencia globalizadora.
En cuanto al mentado plan para la defensa del empleo, apenas cabe sino lamentar la tardanza, que sigue extendiéndose. La sola demora en iniciarlo, tras dos meses y medio desde que la turbulencia financiera iniciara, tiene ya costos sociales considerables, entre los cuales figura, no con valor menor, la contracción en tres vertientes, a saber: supresión de puestos de trabajo (lo reportan el IMSS y el INEGI), reducción real del poder adquisitivo de salarios superados por la inflación (lo indica el propio Banco de México y la misma Hacienda), pérdida de oportunidad y de anticipación para contener el fenómeno (según el Consejo Coordinador Empresarial, la Asociación Nacional de Banqueros y organismos independientes de ejecutivos de finanzas), según la mejor lógica.
Y es que, tristemente, prefirióse desperdiciar la oportunidad para sólo salvar la cara, resultando al régimen federal panista más importante el soporte cosmético de sus 'logros' ante todo el aparato mediático, diríase circense, que la atención y cumplimiento de sus deberes sustantivos con la población a la cual buscó liderar.
Apenas puede uno creer que a estas alturas de las circunstancias, Agustín Carstens siga jugando a recriminar a la opinión pública y a los hombres de negocios del ramo exportador (con obligaciones en dólares caros) por lo 'prematuro' que resulta hablar de recesión o de crisis de nuestra economía, en lugar de desquitar sus emolumentos y tomar las previsiones que sean necesarias en la nave para sortear la tormenta; o que en el Banco de México Guillermo Ortiz, el mismo hombre protegido en la burbuja de ilusiones primermundistas, siga creyendo que la canasta básica que preocupa a los mexicanos este fin de año tiene que ver con el número de aparatos de telefonía celular o equipos de informática, con tecnología de punta, y licores finos y perfumes de marca que se pueda comprar, mientras millones de estómagos chillan de hambre por todo el territorio nacional.
Pero así se las gasta esta gente.
Por otra parte, la evasión -no sólo fiscal- parece ser camino concurrido para la oligarquía en estas fechas buscando, acaso, evitar cualquier pensamiento grave o sombra de preocupación que afecte el buen tono en sus alegres convites.
Si hasta de místicos -sin relación con el enmascarado luchador del pancracio- la hacen sus personeros -y lo que haga falta, sí señor.
Figúrese nomás que el lunes, el vistoso espectáculo travesti de las ideologías, a cargo de las garzopetas que conducen 'Entre 3' (Jesús Silva y Carlos Elizondo), probablemente preparando una coartada 'moral' y ¿religiosa? -extrañamente coincidente con la estridente reaparición en los medios tanto del Cardenal Primado, Rivera Carrera, y como del 'affaire' del obispo demandado por fraudulento, subalterno suyo- o un escenario para las elecciones federales del 2009, se permitió invitar al filósofo Rodrigo Guerra y a Jorge Tralosheros, historiador, de obvia filiación y simpatías, para vendernos la buena nueva de que la intolerancia se ha vuelto tolerante e introducir un discursito edulcorado sobre lo, presuntamente, 'modernizador' del conservadurismo a ultranza.
Y desde allí, trataron de persuadir al público que era tiempo de 'actualizar' nuestra vida pública, deshacernos de esa antigualla laicista preconizada por José Ma. Luis Mora, alcanzada con Benito Juárez y defendida por Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas, que hace posible al Estado mexicano.
Sí, como si sólo fuera cosa de cambiarse las plumas, quitarse los tacones o teñir pelucas y aderezarse con chaquiras.... Pero omitieron que hay una larga historia de sangre y de fuego que antecedió a este alcanzar tolerancia e independencia entre creyentes y librepensadores que no puede, ni debe obviarse.
¿Un bandazo más entre esos autoerigidos 'defensores de la libertad de expresión'? Tal vez. Lo que se alcanza ver es más preocupante, sin embargo. Se trata de un sospechoso intento por reivindicar la 'legitimidad' del clero -esa banda de faldones largos y manos sucias- a participar (¿máaas?) en la vida política. Y habida cuenta de sus bazas y el negro historial de su cola reptílica, basta con eso para estar pendientes. ¿No cree?
Por Esto!

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