* Compañero de aula de Felipe Calderón en la Escuela Libre de Derecho, pero sobre todo amigo y socio de Diego Fernández de Cevallos, Gómez Mont asumió la titularidad ilegítima de Gobernación bajo el estigma de ser uno de los abogados del diablo, conocido así por la relevancia criminal de sus clientes y de incurrir, presuntamente, en conflictos de interés Por Alvaro Delgado Compañero de aula de Felipe Calderón en la Escuela Libre de Derecho, pero sobre todo amigo y socio de Diego Fernández de Cevallos, Fernando Gómez Mont asumió hoy la Secretaría de Gobernación bajo el estigma de ser uno de los “abogados del diablo”, conocido así por la relevancia criminal de sus clientes y de incurrir, presuntamente, en conflictos de interés. Asesor de los ex presidentes priistas Ernesto Zedillo y de Carlos Salinas, Fernando Gómez Mont es hijo de Felipe Gómez Mont, fundador del PAN y prominente abogado, cuya cartera de clientes es contrastante: Mientras el padre defendió al pintor David Alfaro Sequeiros y al guerrillero Fidel Castro, el hijo patrocinó a delincuentes de “cuello blanco”, como Carlos Cabal Peniche, Gerardo de Prevoisin, Jorge Lankenau, Rogelio Montemayor, Tomás Peñalosa… La característica de los clientes de Fernando Gómez Mont no es anodina: El mismo operó, como presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, una reforma penal propuesta por Carlos Salinas, para no considerar delitos graves acciones delictivas en detrimento del patrimonio nacional y, por tanto, varios de esos personajes no pisaron la cárcel en México. Mediante reformas al Código de Procedimientos Penales, aprobadas por las bancada de los Partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), se introdujeron cambios para que los presuntos responsables de cometer delitos relacionados con el sistema financiero y los que atenten contra el patrimonio, como el fraude, pudieran gozar de la libertad bajo caución, una reforma que juristas prominentes consideraron lesiva que alentaba la impunidad. Por ejemplo, el constitucionalista Ignacio Burgoa Orihuela afirmó que la libertad de exbanqueros, como Carlos Cabal y Angel Isidoro Rodríguez, El Divino, obedeció “a la reforma penal, que fue la puerta por donde se ha prohijado la impunidad de altos personajes que cometieron grandes delitos en contra de la economía”. —¿Cree usted, sin duda, que la reforma penal de 1994 fue con la intención de proteger a políticos y banqueros? —No se explica de otra manera –dijo Burgoa al reportero Ricardo Ravelo, en 1998—. Un catálogo de delitos debe estudiarse con toda minuciosidad, pero no por políticos, sino por juristas y criminólogos especializados en la materia penal. Tampoco se consultó a maestros de derecho de la UNAM ni de otra universidad, y menos a los abogados prominentes. Gómez Mont asumió la defensa de Cabal Peniche, exsocio de Banca Unión, en la demanda de extradición del gobierno mexicano; de De Provoisin, ex director de Aeroméxico, acusado de transferir millonarias cifras al PRI; patrocinó también a Tomás Peñalosa, extesorero del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), encarcelado por fraude, y a Lankenau, del Grupo Financiero Abaco. También patrocinó a Raúl Salinas, acusado de diversos delitos, aunque después lo relevó su cuñado Eduardo Luengo Creel, esposo de Esperanza Gómez Mont, quien fue titular de la delegación Benito Juárez bajo la regencia del priista Oscar Espinosa Villarreal y, ya en el gobierno de Vicente Fox, se quedó a cargo del Registro Nacional de Vehículos (Renave) al ser apresado el argentino Ricardo Miguel Cavallo. Otra hermana del nuevo secretario de Gobernación, Lourdes Gómez Mont, es esposa de otro prominente abogado, Fabián Aguinaco Bravo, hijo del ministro retirado y expresidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Vicente Aguinaco Alemán. Fernando Gómez Mont, quien aseguró que desde de ayer –9 de noviembre— no tiene ninguna relación laboral que no sea la de ser secretario de Gobernación, era socio del despacho de abogados con Alberto Zínser y Julio Esponda, ambos egresados de la Escuela Libre de Derecho, y el segundo, amigo íntimo de Calderón desde entonces. En el gabinete ampliado de Calderón se reunirá con uno de sus 12 hermanos, Miguel Gómez Mont, director del Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) y socio de Casas GEO. Varias cachuchas y amos En contraste con la rivalidad que tuvo con Calderón desde que eran compañeros de aula, en la Escuela Libre de Derecho, Gómez Mont tenía una relación estrecha con Fernández de Cevallos, quien fue pasante en el despacho de su padre y después, con el paso de los años, se volvieron socios y paralelamente militaron en el PAN. A mediados de 1996, dos años después de haber dejado la diputación, Fernando Gómez Mont se vio envuelto en escándalos inclusive dentro del PAN, debido al ejercicio de asesoramiento y abogacía vinculado a su militancia partidista. Socio de Rubén Valdés Abascal, exdirector de Asuntos Jurídicos de la Presidencia con Carlos Salinas, en el despacho Análisis y Desarrollo de Proyectos, era al mismo tiempo asesor de Antonio Lozano Gracia, procurador general de la República, como lo confirmó el propio vocero de esta institución, Juan Ignacio Zavala. Encargado de la revisión de iniciativas contra el crimen organizado, que concitaron el repudio de varios sectores por su perfil violatorio de los derechos humanos, Gómez Mont aceptó la invitación de Carlos Salinas para formar parte de una comisión de ciudadanos para supervisar las investigaciones del asesinato del priista Luis Donaldo Colosio, a cuyo primer fiscal respaldó en sus conclusiones. “¿Por qué se quiere cuestionar tanto las evidencias. Este es un crimen filmado”, dijo entonces sobre la consignación de Mario Aburto, pero también de Adolfo Mayoral Equer y Tranquilino Sánchez Venegas, quienes después serían exonerados. Todos estos antecedentes generaban molestar en el PAN, como lo expresó, en una reunión del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Acción Nacional, el diputado federal Salvador Beltrán del Río, quien es actualmente director general de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación. El legislador afirmó, en la reunión del CEN del PAN, presidido en aquel entonces por Calderón, que la actuación de Gómez Mont le estaba haciendo un “severo daño” a ese partido, debido a su “activismo desorbitado”. Después, en entrevista, afirmó sobre Gómez Mont: “Pasa por alto códigos de ética profesional, escrúpulos y principios de Acción Nacional. El aparecer con tantas cachuchas y el pretender servir a tantos amos” es perjudicial, entre otras cosas, porque es identificado como “un panista que está metido en la política y que está haciendo varias labores a la vez”. Y aclaró: “No sólo es mi opinión, sino de otros miembros del PAN, integrantes o no del CEN, diputados o no.” Ricardo García Cervantes, coordinador de ese partido en la Cámara de Diputados, también hizo eco de esas preocupaciones: “Tener una gestión profesional y controvertida, confrontada –en algunos casos— con el partido, genera parque para el detractor y le arrima piedras al enemigo.” Según información recogida por el reportero Mayolo López, y publicada en Proceso 1033, Calderón hizo suya la preocupación y se reunió con Gómez Mont. Pero no informó nada al CEN. Otra posición de Diego Gómez Mont se alejó del PAN desde 1996 y hasta hace poco se reincorporó: Fue el 18 de agosto —hace menos de tres meses—, cuando sustituyó en el CEN a Javier Corral, quien renunció a esa instancia en repudio a decisiones de Germán Martínez y del gobierno del espurio Calderón, como la destitución de Santiago Creel de la coordinación de senadores panistas y la claudicación de ambos ante el poder de los propietarios de los grandes medios de comunicación. Curiosamente, ese mismo día, se incorporó al gobierno de Calderón otro prominente miembro de la facción de Fernández de Cevallos: Juan Miguel Alcántara Soria, nombrado subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales, el mismo que ostentaba precisamente José Luis Santiago Vasconcelos, quien falleció junto con Juan Camilo Mouriño, el antecesor de Gómez Mont. Justamente el lunes 3, un día antes del desplome del avión en que murió Mouriño, Santiago Vasconcelos y otras 12 personas, entre pasajeros y transeúntes, Gómez Mont apareció, como no lo había hecho en años, en una conferencia de prensa del PAN junto con Germán Martínez, con el fin de repudiar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que ordena al IFE sancionar a Acción Nacional, al PRI y al Partido Verde por haberse beneficiado de los spots del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en la elección presidencial del 2006. “Me parece profundamente cuestionable la resolución”, dijo Gómez Mont, quien anunció que el PAN recurriría a la SCJN para evitar que, en el futuro, pudiera emitirse una sentencia que atenta contra la libertad de expresión. El sería el responsable de tal trámite que concitó, inclusive, la sospecha. —¿Cuánto va a cobrar su despacho? –preguntó un reportero. —Por lo que toca a mi despacho, nunca ha cobrado ni le cobrará nada al Partido Acción Nacional. Después de su repentino nombramiento, luego de casi tres lustros de ausencia en la actividad política para avocarse a la defensa de personajes que han estado involucrados en escándalos, Gómez Mont tomó posesión y ofreció responder unas preguntas al respecto. “Durante estos años, constantemente, frente a problemas donde convergían una cantidad enorme de intereses, tuve que entrenar y discriminar los intereses que pudieran resultar en conflicto para mantener muy claras mis lealtades. Sé del conflicto de intereses y sé de las medidas y las maneras para evitarlos. Vengo a esta Secretaría a colaborar y a servir al presidente de la República para servir a México, a nadie más, y a todos los demás”, afirmó. El nuevo funcionario, dijo haberse retirado de su despacho, pero no de la actividad política en el CEN del PAN: “Es una cuestión que está siendo sometida a mi reflexión y de la que sabrán en los próximos días.” Sobre si habrá cambios en la Secretaría de Gobernación, aclaró: “Soy un hombre sin grupo político, soy un hombre que viene a servir con las herramientas que tiene esta Secretaría para cumplir con los deberes a cargo de esta Secretaría. “Y por último: yo no vengo a ocupar el espacio de Juan Camilo Mouriño, ese es de él y sólo de él. Yo sólo vengo a continuar con su tarea”, concluyó.Por Esto! (APRO) |
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