El buen columnista, la propaganda, la analista de clase alta y los calumniadores
Federico Arreola
Cuando un buen periodista, como Raymundo Riva Palacio, critica a Andrés Manuel López Obrador, el lector puede estar seguro de que, incluso si se equivoca, lo hace de buena fe. En alguien como Riva Palacio, tan duro y en ocasiones tan injusto a la hora de descalificar a las personas sobre las que escribe, es difícil y tal vez hasta sea imposible presumir que actúa para servir a un grupo de poder.
Desde luego, eso no puede decirse de un instrumento de propaganda como Milenio (que cada día pierde fuerza como medio impreso y la gana como una Televisa pequeña en cable y Sky). Con la presentación de las encuestas truqueadas de Federico Berrueto y Liébano Sáenz, lo mismo que con la difusión de notas tan cargadas de dolo como la que pretende exhibir al líder del SME como un vulgar comerciante, ese proyecto de comunicación se ha reafirmado como la más eficaz arma de manipulación y mentira con la que cuentan Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Porque es claro que Milenio TV (de Milenio Diario, tan a la baja, ya no vale la pena hablar) apuesta al presente con Calderón y al futuro con el gobernador del Estado de México. Por eso, por lo que viene en 2012, Milenio TV arremete un día sí y otro también contra AMLO. Y a diferencia de las descalificaciones de Riva Palacio, que las lanza por su cuenta y riesgo, Milenio TV lo hace para apoyar al poder.
Denise Dresser. Me gusta leer a esta señora, aunque ella suele ser injusta al criticar a la izquierda. Como Riva Palacio, lo hace porque se le pega la gana, nunca para agradar a grupos o personajes de poder. Creo que a Dresser la traicionan sus espejismos de clase. Ella parece de clase alta. No digo que sea multimillonaria, simplemente que pertenece al reducido segmento de mexicanos cuyo ingreso familiar mensual supera los 200 mil dólares. Aplaude el golpe contra LyFC porque se ha creído las historias que le han contado acerca de de los “horrores” del SME, que ni son tantos en realidad ni tendrían por qué justificar tanta saña. El hecho es que las críticas de la Dresser a la izquierda, o su dirigente más representativo, López Obrador, vale la pena leerlas porque son muy inteligentes y están inspiradas en la buena fe, a pesar de que con frecuencia no logren ir más allá del México con el que sueñan, pero que no existe, los que ganan buen dinero.
De los calumniadores ni hablar. Ricardo Alemán, Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva, Óscar Mario Beteta simplemente son, como los kleenex, desechables.
SDP
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