domingo, 14 de junio de 2009

El enigma de la sucesión en el régimen de Pyongyang
«Es un enigma dentro de un misterio envuelto en un acertijo». La famosa frase sobre Rusia atribuida a Winston Churchill se podría aplicar hoy a Corea del Norte, el Estado más hermético y aislado del mundo y donde sus 23 millones de habitantes viven como en la Unión Soviética de Stalin o la China de Mao.
Desde hace años, los analistas vienen vaticinando la caída de Corea del Norte y haciendo apuestas, casi siempre muy arriesgadas, sobre la sucesión de Kim Jong-il, de 67 años de edad.
En este contexto se está juzgando el último órdago atómico de Pyongyang, que muchos expertos interpretan como una prueba de fuerza del «Querido Líder» no sólo ante el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sino también en el seno del Partido de los Trabajadores para allanar el camino de su relevo.
Desde agosto del año pasado, cuando se difundió la noticia de que Kim Jong-il había sufrido un infarto cerebral, se han disparado los rumores sobre su estado de salud y su sucesor.
Alimentadas por los desertores, las quinielas apuntan al menor de sus tres hijos, Kim Jong-woon, de quien dicen que «es exactamente igual que su padre» y no sólo comparte sus opiniones políticas, sino también su forma de ser. Sin embargo, fallaron cuando predijeron su designación como diputado en la última Asamblea Popular.
Otras apuestas, especialmente por parte de medios surcoreanos, señalan a su hijo Kim Jong-chul, y a su cuñado, el general O Kuk-ryol, pero todas descartan a su vástago mayor, Kim Jong-nam, por su embarazosa detención cuando aterrizó en el aeropuerto de Narita con un pasaporte falso para visitar el parque de Disneyworld en Tokio.
«No se habla»
«No sabemos nada de eso, y de su vida familiar no se habla», espetó un alto cargo del Gobierno norcoreano a este corresponsal durante una visita a Corea del Norte, donde el debate sobre la sucesión de Kim Jong-il está cerrado y, en todo caso, sólo pertenecería a un reducidísimo círculo de viejos generales.
En este sentido, algunos analistas surcoreanos incluso han sugerido que el Partido apostaría por alguien que no pertenezca a la familia Kim para suceder al «Querido Líder» y, posiblemente, emprender una apertura basada en el modelo chino y tutelada por Pekín.
Pero los propios norcoreanos, imbuidos de propaganda y culto al líder, recelan de esta opción y recuerdan que Kim Jong-il sucedió a su padre, Kim Il-sung, tras su muerte en 1994, 20 años después de ser nombrado heredero.
Es un enigma dentro de un misterio envuelto en un acertijo. Y sólo Kim Jong-il conoce la solución.
publicado en abc.es

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