Jun 03 2009 |
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Javier Ibarrola
Fuerzas Armadas
Estos acontecimientos harán que la temporalidad de la que habla el presidente Calderón va desde luego más allá de lo que falta de su administración.
Justo el día 1 de junio, cuando los marinos de la Armada de México celebran su día, escucharon en voz del presidente Calderón, como antes lo escucharon los soldados, que la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública “es temporal y es de respaldo a las autoridades competentes”.
La medida no estaría mal, pues los soldados y los marinos ya no quieren ser policías vestidos de verde o de blanco, ni tampoco quieren que la sociedad comience a fustigarlos como ya lo hacen en diversos estados de la república donde han detenido a presidentes municipales, secretarios de seguridad pública, comandantes de policía y agentes de todas las corporaciones.
(Ya se ven manifestaciones en las calles en apoyo de los detenidos, incluso el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy reclamó al presidente Calderón por la “incursión violenta e ilegal” que ocurrió en su estado cuando arrestaron a once alcaldes y un amplio grupo de funcionarios públicos).
Una vez más, el presidente insistió, ahora durante la ceremonia del Consejo Nacional de Seguridad Pública celebrada ayer, que “la participación de las Fuerzas Armadas en el soporte y refuerzo a la seguridad pública ha sido una tarea indispensable, ética y de naturaleza subsidiaria; es decir, una tarea que eventualmente deberá ser asumida a plenitud por las autoridades civiles en todo el país y en todas las instancias”.
No estaría mal, insisto, si el encargado de la seguridad pública, en dos años no hubiera presentado un refrito como del de enero de 2007 “Reingeniería al modelo al combate al delito” y en mayo de 2009 “Estrategia de combate a las estructuras criminales”.
El secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna no tiene empacho en darle la vuelta a la tortilla de todos sus planes, y cuando llega la hora de presentar resultados, se cuelga de la labor que desarrolla la Procuraduría General de la República con el apoyo del Ejército y la Marina.
Hoy el gobierno federal hace un nuevo esfuerzo con la formación de la Policía Federal Ministerial que estará a cargo del procurador Eduardo Medina Mora. Se esperaría de igual forma que la policía científica de la Secretaría de Seguridad Pública federal cumpliera su parte, todo ello precisamente para relevar a las fuerzas armadas en estas tareas de seguridad pública.
Pero Felipe Calderón ya está cansado hasta de su monotemático discurso. Su lenguaje se ha vuelto repetitivo y ya se le agotan, incluso, las citas históricas.
El Día de la Marina, el pasado primero de junio, ya decía que el esfuerzo de la Armada y de todas las fuerzas federales está dando resultados. Por ejemplo, dijo, en Sinaloa que la reducción de homicidios violentos relacionados con el crimen organizado “comienzan a mostrar algunos signos de disminución”.
Pero esos signos de disminución son nada menos que los funcionarios detenidos por el Ejército en Morelos, Michoacán y Nuevo León, por eso el presidente insiste ahora en que va a depurar y fortalecer las instituciones de seguridad pública en todo el país. Una contradicción más. Porque si esa estrategia a mediano plazo (o a mediano gobierno, porque le queda la mitad de su sexenio para lograrlo) es un refrito más de García Luna, pues más vale en ir modificando la temporalidad de la participación de las fuerzas armadas en esta lucha.
Ahora que la liturgia militar ha abierto una puerta por donde se pueden colar los planes presidenciales de mandar a soldados y marinos a sus cuarteles de la forma más elegante.
Hoy por la mañana los secretarios de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván y el de Marina-Armada de México, Almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, recibirán de manos del presidente la condecoración por haber cumplido cincuenta años de servicios.
Entre otras cosas, esa es la diferencia entre civiles y militares. En este caso, dos hombres que han cumplido cabalmente con las misiones que les encomendó la Constitución y que durante 50 años mostraron su vocación de servicio, lealtad y honestidad.
Desde luego hay quienes manchan el uniforme con acciones de corrupción, ejemplos hay muchos, pero todos aquellos que delinquen en el Ejército son castigados conforme a sus leyes.
Pero quién en el mundo civil puede hacer gala de servir a la patria durante 50 años.
Para algunos, tres años en una alcaldía son pocos para llenarse los bolsillos de dinero. Para otros, seis años son suficientes para robarse las partidas secretas. Y pensar que este tipo de gente fue alguna vez comandante supremo de las fuerzas armadas.
Por lo pronto, lo prometido a principios de año por el presidente Calderón en el sentido de recuperar el control del estado, ha quedado en el aire y ahora no ha tenido más remedio de atribuir el aumento del crimen a la permisividad de las autoridades “anteriores”.
Y así quiere prescindir de las fuerzas armadas.
fuerzasarmadas@prodigy.net.mx
www.buerzasarmadasmexico.blogspot.com
Por Esto!
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