May 05 2009 |
|
María Teresa Jardí
Capitaneado por Zaragoza
A mi amiga Rebeca, el domingo recién llegada de Atlixco, una pequeña población donde vive su padre con quien ella, su hija Paulina y Filomeno, que es su perro y está divino, fueron a pasar unos días de los de asueto obligado por el usurpador panista. Un pequeño y lindo pueblito, me cuenta Rebeca, ubicado en el Estado de Puebla. Lo que viene a cuento hoy 5 de mayo por aquello de la batalla gloriosa contra los franceses del ejército Zacapoaxtla al mando del General Ignacio Zaragoza. Gesta histórica tirada a la basura con el resto de nuestra historia. La historia, como la filosofía, propicia el desarrollo del pensamiento, ya se sabe que es lo que propicia la memoria histórica. Mal negocio despertar a los fantasmas y peor aún cuando a todos juntos se les levanta.
Y, por eso, entre otras cosas de elemental lógica, en aras de recuperar nuestra memoria histórica, es que desde el inicio estuve convencida de que si AMLO aspiraba a ser el promotor de un cambio como el único presidente legítimo del país elegido con el voto de la mayoría ciudadana y además ratificado por millones, representantes de muchos más millones, en una Convención Ciudadana reunida en la plancha del zócalo de la ciudad capital de la república, tendría que haber desconocido la Constitución, ya para entonces cambiada a modo de la derecha fascista. Y, restaurando, la 1917, como Juárez en su carreta, él en autobús, avión y coche, atender los asuntos de la presidencia legítima a lo largo y ancho de la república.Un lugar, Atlixco, donde, me cuenta también Rebeca, nadie lleva tapabocas y todos a una se mueren de risa con lo de la gripe porcina, que infructuosamente quieren ahora que se llame humana, aunque ya lograron que en el mundo se conozca como gripe mexicana.
Menudo logro el de convertir a los mexicanos en apestados en unos cuantos días de neurosis extrema producto del miedo y el odio que por el otro sienten los fascistas.
A mi amiga Rebeca le pregunto, estudiosa del cuerpo humano que es, a qué se debe el que los integrantes de la clase política y en particular los fecalistas se vayan tornando en deformes.
Y me explica que el cuerpo de las personas guarda las emociones. Emociones que se reflejan en las actitudes que se apoderan de la parte física. Y que la podredumbre del alma se refleja también en el cuerpo de cada persona hasta convertirla en grotesca.
Por miedo no midieron las consecuencias que iba a tener el convertir al mexicano en un pueblo apestado frente a la humanidad entera.
El miedo es el sentimiento rector de la derecha fascista. El miedo que se convierte en odio de la clase política que se sabe descubierta en su inmensa podredumbre.
Al igual que se daña la cubierta física del cuerpo es evidente que se daña el cerebro con el odio y con la ira que acompaña al odio y producto del miedo que la clase política mexicana siente por todo lo que sabe que debe y porque sabe que, más temprano que tarde, la ciudadanía va a reclamarle.
Por eso la imposición del fascismo a través de la implementación, por ahora, del estado policiaco, con reformas a modo, legisladas con tapabocas, que igual suman varios millones como pago para los legisladores a la mexicana podridos hasta la náusea.
Odio por el pueblo y por sus luchas y reivindicaciones. Incultos que son no son capaces de entender tampoco que en las luchas y en las reivindicaciones está el avance de la humanidad entera.
Por Esto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario