Feb 09 2009 |
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María Teresa Jardí
Los defensores de Wal Mart, el más grande monopolio vendedor de comida chatarra del mundo, cuestionaban, a los cuestionadores de sus prácticas monopólicas, diciendo que daba empleo a muchísimas personas. Pobre defensa la que se conforma con despertar el sentimiento de culpa. Inútil defensa la carente de argumentos que le permitan ir más allá de su propio sentimiento de culpa para justificarse.
Empresa destructora de muchísimas familias dueñas de tendejones, a los que cadenas como Wal Mart los acaban sin despertar ni un ápice de piedad en los dueños de las tiendas.
En Mérida, en una Plaza, escuché el comentario que una mujer hacía a otra, en el sentido de que al fin Mérida tenía "supers" modernos, a lo que la otra asentía. Pero añadiendo que: "por fin iban a acabarse todos los tendejones". La otra tan asombrada, como yo que las escuchaba, sentadas las tres descansando en un banco, atinó a preguntarle qué tenía contra los tendejones que habían existido siempre y, sin dudarlo ni por un instante, le respondía: "que afeaban y vendían más caro".
¿Podrá afear más algo, cualquier cosa, que los adefesios que se construyen, destruyendo lo nuestro, para albergar esa y otras cadenas? ¿Y más caros los tendejones con relación a qué?, me pregunté de inmediato, pensando que más feo no haya nada y más caro con relación a los precios del mercado, supuse que era a lo que se refería, aunque por la ropa que llevaba, muy bien vestida, no me quedó ni la menor duda que ella no era asidua asistente a comprar nada en la tiendita de la esquina. ¿Unos cuántos pesos más cara la venta para pagar el transporte o la gasolina, la molestia y la ventaja, de ir a buscarlo y de encontrarlo en la esquina? ¿La ofendían? Miembro de la alta sociedad yucateca estaba expresando su contento por la entrada de su Estado a la modernidad sin pensar, ni por un momento, que esa modernidad suele traer aparejadas incluso cabezas. A punto de preguntar a ella, llegó la familia que esperaba y quedó guardada la anécdota que ayer me volvió a la memoria al leer en el POR ESTO! que: "El corporativo trasnacional Wal Mart, considerado como el mayor empleador del sector privado en México, pretende despedir a 20 empleados en cada una de las mil 204 tiendas que tiene en el país durante el primer trimestre de 2009, es decir 24 mil 80 empleados en total, para reducir sus costos de operación y hacer frente al desplome de ventas que ya enfrenta por la crisis, denunció la Organización de Trabajadores del Grupo Wal Mart de México...".
Me tocó ver abrir mil y un tienditas familiares en el fraccionamiento Francisco de Montejo y verlas cerrar al cabo de pocos meses, al mismo ritmo de crecimiento de las plazas, de la proliferación de los Wal Mart y otras cadenas con las mismas sociedades como dueñas.
24,080 despedidos para empezar, es evidente, en el segundo trimestre despedirán a otros tantos y luego a más, a los que haga falta para no perder ni un peso de su brutal ganancia.
24,080 personas que contaban para sobrevivir ellos, y en muchos casos ellos y sus familias, con el salario ofrecido por Wal Mart, se quedan sin empleo para que el monopolio no deje de ganar ni medio peso. Y me pregunto qué pensarán los defensores de Wal Mart con el pueril argumento, es indefendible esa cadena por muchísimas otras cosas, de la pérdida de empleos.
Y como una amiga mía asistente al Foro Social Mundial, realizado en Belén de Pará, en Brasil, hace unos días, con la asistencia de 120 representantes de organizaciones sociales, catedráticos de universidad, religiosos, intelectuales, etc., etc., e incluso invitados, por autoridades, cinco presidentes de América Latina, me trajo como regalo un pequeño librito, por lo que al formato se refiere, pero libro imprescindible de consulta en la situación de crisis que atraviesa el mundo, organizado y editado por Marcos Arruda, dedicado al intercambio de visones sobre una economía responsable, plural y solidaria, tomo sólo una línea para compartir con ustedes y dejarlos picados para mañana, cuando me referiré más ampliamente a algo de lo que en ese libro se dice.
"Para la Economía Solidaria, los intercambios entre seres humanos y la naturaleza son multidimensionales, no solamente materiales y monetarios...
Por Esto!
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