Jan 24 2009 |
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Mario Di Costanzo Armenta
Sin lugar a dudas, la tarjeta de crédito (TDC) es uno de los productos financieros de mayor penetración en México: en la actualidad se estima que existen 24 millones de “plásticos” con una cartera de aproximadamente 321 mil millones de pesos, mismas que son ofrecidas a través de 18 bancos y se pueden encontrar en más de 120 marcas, entre las que destacan las llamadas clásicas, oro y platino.
Sin embargo, la falta de una adecuada cultura financiera, la estrategia implementada por los bancos al utilizar el llamado “crédito al consumo” como una herramienta de penetración de mercado y el deterioro del ambiente económico (mayor desempleo, pérdida de poder adquisitivo y elevadas tasas de interés) ocasionan que muchos tarjeta-habientes hayan caído en un sobreendeudamiento que genera que la cartera vencida del crédito al consumo observe un crecimiento de 57% entre diciembre del 2006 y septiembre del 2008.
De esta manera, las agresivas campañas para la colocación de “plásticos” bancarios y comerciales, la ampliación de líneas de crédito sin previa opinión del cliente, la falta de análisis de su capacidad crediticia y la penetración de este producto entre la población de menores ingresos ha llevado a que la “cartera vencida” del crédito al consumo se ubique ya en casi 25 mil millones de pesos, cifra que resulta 206% superior a la registrada en diciembre de 1997, cuando los bancos que operaban en México fueron rescatados de manera ilegal y con recursos públicos a través del llamado FOBAPROA.
Lo anterior cobra relevancia en virtud de que —de acuerdo con la propia Comisión para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF)— se estima que cada usuario posee en promedio 1.5 tarjetas de crédito, lo que arroja entonces que en promedio en México existen 16 millones de personas que poseen tarjetas de crédito.
Más aún, la propia CONDUSEF estima que cada línea de crédito revolvente que otorga uno de estos plásticos es de 17 mil pesos en promedio, por lo que se puede concluir que esta situación afecta ya a cuando menos un millón y medio de personas y seguramente este número se incrementará durante el presente año debido al incremento en las tasas de interés y el deterioro cada vez mayor del ambiente económico.
En este punto, conviene preguntarnos: ¿cómo es posible que la línea de crédito promedio de estos “plásticos” sea de 17 mil pesos, cuando de acuerdo a la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares 80% de las familias del país vive con un ingreso inferior a 10 mil 500 pesos mensuales?
Esto refleja una gran irresponsabilidad de los bancos, al haber otorgado un crédito superior en 70% al ingreso máximo de millones de familias.
Pero más graves aún resultan los ilegales mecanismos que utilizan los bancos —y los despachos jurídicos que estos contratan— para recuperar los adeudos de las personas que han caído en cartera vencida.
Estos mecanismos incluyen desde el acoso permanente a los deudores y a sus familias, hasta el cobro “a lo chino” de cuentas de ahorro o de nómina que los deudores poseen en las instituciones bancarias.
Y lo señalo porque en la página de internet de la CONDUSEF, bajo el título de Los nuevos derechos de los usuarios de las tarjetas de crédito, aparece como “derecho del banco que te puede cargar a tu cuenta de cheques u otras cuentas” el adeudo vencido en tu tarjeta de crédito.
Sin embargo, no explica que para que el banco pueda hacer esto debe estar claramente estipulado en el contrato que celebró con el usuario de la tarjeta de crédito y del cual debió entregar una copia al tarjeta-habiente. Por ello, si el banco no entregó dicho contrato en tiempo y forma, está imposibilitado para cobrarse “a lo chino”.
Por tanto, es conveniente que los deudores tengan muy presentes los siguientes consejos para que no se dejen sorprender por las arbitrariedades que cometen las instituciones de “ajiotismo” llamadas bancos:
No te dejes acosar por los bancos o las compañías administradoras de cartera o despachos jurídicos de cobranza.
No firmes ninguna reestructura crediticia a menos que hayas tenido la asesoría jurídica de alguna asociación de deudores, con autoridad moral, honradez y honestidad probada.
Los bancos no pueden congelar tus cuentas de ahorro, de nómina o de pensionado, aun cuando tengas adeudos con las instituciones bancarias, si no está claramente estipulado en el contrato que firmaste cuando te otorgaron tu tarjeta de crédito.
Existen mecanismos jurídicos para defendernos de las arbitrariedades que se cometen en contra de los deudores. Sin embargo, la atención de estos casos requiere de asesoría técnica y jurídica,
No es un delito haber caído en cartera vencida y con más razón si perdiste tu empleo o si eres víctima de la negligente política económica, implantada por el gobierno de la “estabilidad y el empleo”.
No puedes ser embargado: una tarjeta de crédito es un “préstamo dado sin ninguna garantía”.
De hecho, si a Felipe Calderón en verdad le interesa el bienestar de la gente debería impulsar un programa de reestructuras de adeudos que involucrara al gobierno, a los bancos y a los deudores, el cual funcionaría de la siguiente manera:
El gobierno absorbería 20% de la cartera vencida de las tarjetas de crédito; los bancos tendrían que absorber 25%; y los deudores pagarían el restante 55% de su cuenta actual en seis mensualidades fijas. En el caso de los trabajadores desempleados, su adeudo se congelaría hasta que pudieran encontrar un nuevo empleo. Por eso digo: debo, no niego; pago lo justo.
Por Esto!
Sin embargo, la falta de una adecuada cultura financiera, la estrategia implementada por los bancos al utilizar el llamado “crédito al consumo” como una herramienta de penetración de mercado y el deterioro del ambiente económico (mayor desempleo, pérdida de poder adquisitivo y elevadas tasas de interés) ocasionan que muchos tarjeta-habientes hayan caído en un sobreendeudamiento que genera que la cartera vencida del crédito al consumo observe un crecimiento de 57% entre diciembre del 2006 y septiembre del 2008.
De esta manera, las agresivas campañas para la colocación de “plásticos” bancarios y comerciales, la ampliación de líneas de crédito sin previa opinión del cliente, la falta de análisis de su capacidad crediticia y la penetración de este producto entre la población de menores ingresos ha llevado a que la “cartera vencida” del crédito al consumo se ubique ya en casi 25 mil millones de pesos, cifra que resulta 206% superior a la registrada en diciembre de 1997, cuando los bancos que operaban en México fueron rescatados de manera ilegal y con recursos públicos a través del llamado FOBAPROA.
Lo anterior cobra relevancia en virtud de que —de acuerdo con la propia Comisión para la Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (CONDUSEF)— se estima que cada usuario posee en promedio 1.5 tarjetas de crédito, lo que arroja entonces que en promedio en México existen 16 millones de personas que poseen tarjetas de crédito.
Más aún, la propia CONDUSEF estima que cada línea de crédito revolvente que otorga uno de estos plásticos es de 17 mil pesos en promedio, por lo que se puede concluir que esta situación afecta ya a cuando menos un millón y medio de personas y seguramente este número se incrementará durante el presente año debido al incremento en las tasas de interés y el deterioro cada vez mayor del ambiente económico.
En este punto, conviene preguntarnos: ¿cómo es posible que la línea de crédito promedio de estos “plásticos” sea de 17 mil pesos, cuando de acuerdo a la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares 80% de las familias del país vive con un ingreso inferior a 10 mil 500 pesos mensuales?
Esto refleja una gran irresponsabilidad de los bancos, al haber otorgado un crédito superior en 70% al ingreso máximo de millones de familias.
Pero más graves aún resultan los ilegales mecanismos que utilizan los bancos —y los despachos jurídicos que estos contratan— para recuperar los adeudos de las personas que han caído en cartera vencida.
Estos mecanismos incluyen desde el acoso permanente a los deudores y a sus familias, hasta el cobro “a lo chino” de cuentas de ahorro o de nómina que los deudores poseen en las instituciones bancarias.
Y lo señalo porque en la página de internet de la CONDUSEF, bajo el título de Los nuevos derechos de los usuarios de las tarjetas de crédito, aparece como “derecho del banco que te puede cargar a tu cuenta de cheques u otras cuentas” el adeudo vencido en tu tarjeta de crédito.
Sin embargo, no explica que para que el banco pueda hacer esto debe estar claramente estipulado en el contrato que celebró con el usuario de la tarjeta de crédito y del cual debió entregar una copia al tarjeta-habiente. Por ello, si el banco no entregó dicho contrato en tiempo y forma, está imposibilitado para cobrarse “a lo chino”.
Por tanto, es conveniente que los deudores tengan muy presentes los siguientes consejos para que no se dejen sorprender por las arbitrariedades que cometen las instituciones de “ajiotismo” llamadas bancos:
No te dejes acosar por los bancos o las compañías administradoras de cartera o despachos jurídicos de cobranza.
No firmes ninguna reestructura crediticia a menos que hayas tenido la asesoría jurídica de alguna asociación de deudores, con autoridad moral, honradez y honestidad probada.
Los bancos no pueden congelar tus cuentas de ahorro, de nómina o de pensionado, aun cuando tengas adeudos con las instituciones bancarias, si no está claramente estipulado en el contrato que firmaste cuando te otorgaron tu tarjeta de crédito.
Existen mecanismos jurídicos para defendernos de las arbitrariedades que se cometen en contra de los deudores. Sin embargo, la atención de estos casos requiere de asesoría técnica y jurídica,
No es un delito haber caído en cartera vencida y con más razón si perdiste tu empleo o si eres víctima de la negligente política económica, implantada por el gobierno de la “estabilidad y el empleo”.
No puedes ser embargado: una tarjeta de crédito es un “préstamo dado sin ninguna garantía”.
De hecho, si a Felipe Calderón en verdad le interesa el bienestar de la gente debería impulsar un programa de reestructuras de adeudos que involucrara al gobierno, a los bancos y a los deudores, el cual funcionaría de la siguiente manera:
El gobierno absorbería 20% de la cartera vencida de las tarjetas de crédito; los bancos tendrían que absorber 25%; y los deudores pagarían el restante 55% de su cuenta actual en seis mensualidades fijas. En el caso de los trabajadores desempleados, su adeudo se congelaría hasta que pudieran encontrar un nuevo empleo. Por eso digo: debo, no niego; pago lo justo.
Por Esto!
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