En los engaños del espurio también caben las tomaduras de pelo, una de ellas “el congelamiento” a los precios de la gasolina… porque el diesel sigue subiendo. (AFP) Estado de los ESTADOS Lilia Arellano Calderón rodeado por las crisis Clásico besamanos a Obama Avizoran huracanes peninsulares
“No tengas amistad con quien tenga poderosos enemigos”. Ramón Llull El año que recién concluyó resultó altamente revelador en todos los órdenes y de ellos, dos renglones sobresalen por lo doloroso: el que refiere a la sarta de engaños de la que todos los mexicanos hemos sido víctimas y que van del orden económico al que nos ha permitido ver los más altos índices de corrupción y el que tal vez nosotros mismos nos propinamos al declararnos anticipadamente impotentes para frenar los abusos de quienes, paradójicamente, han llegado al poder utilizando vías que se construyeron para garantizar la democracia y no para aniquilarla. En los engaños también caben las tomaduras de pelo, una de ellas “el congelamiento” a los precios de la gasolina y el diesel. El primero se da justo cuando se ha autorizado un incremento el cual fue, según se dijo, producto de los altos precios que el petróleo había alcanzado y, carentes de refinerías, surtíamos la materia prima esencial para después adquirir el combustible caro, con fuertes ganancias para quienes lo producen. Los precios no bajaron sino que se desplomaron y han dejado al petróleo con un costo mucho menor y nuestra gasolina sigue igual de cara que cuando el hidrocarburo alcanzó precio record. Por lo que se refiere al precio del diesel, resultó mentira que se congelara. Sucedió todo lo contrario, se incrementó y ahí están las consecuencias:
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