| Juan Camilo Mouriño, héroe de barro |
| Miércoles, 12 de Noviembre de 2008 02:46 |
| Edmundo Alzina Campos En definitiva en nuestro país estamos desde hace algunas décadas en ayuno de próceres o héroes, en consecuencia, a cualquier personaje de la política nacional caído en cumplimiento de sus deberes se le pretende tildar de héroe. El caso más reciente es el del fallecido Juan Camilo Mouriño Terrazo, secretario de Gobernación, personaje de dudosa conducta y a quien el presidente de la república, Felipe Calderón, pretende convertir en un héroe, pero dadas las condiciones en que se desempeñó en su vida pública, a Mouriño Terrazo se le quiere convertir en un héroe pero de barro, flaco favor que le está haciendo el mandatario de México a su amigo. Si revisamos el historial político del español mexicanizado Juan Camilo Mouriño, tendremos una larga historia de irregularidades, abusos y complicidades. Son de todos conocidos los grandes negocios familiares que el ex titular de la Secretaría de Gobernación hizo al amparo del poder y sobre todo con la sombra que lo cobijaba de su amigo y hoy Presidente del país Felipe Calderón. La periodista e investigadora Anabel Hernández en su obra reciente y de próxima aparición describe y comprueba las complicidades del Presidente con el ahora fallecido Mouriño, en su libro esta distinguida periodista narra con lujo de detalles los grandes negocios que realizó el tristemente célebre secretario de Gobierno en contubernio o con el conocimiento de Felipe Calderón. Hemos conocido también de los contratos que Juan Camilo Mouriño firmó en representación de diversas empresas de sus familiares con Pemex, aprovechándose de sus relaciones como legislador o como servidor público en diversas Secretarías de Estado, y que han redituado millonarias ganancias a esta familia, ello a sabiendas de que la legislación mexicana prohíbe el trafico de influencias, y también esa doble conducta, el de ser representante del poder público y simultáneamente de la iniciativa privada para hacer negocios con el sector público, el propio Juan Camilo lo reconoció, cuando reconoció los contratos que a los medios dio a conocer Andrés Manuel López Obrador. En la corta carrera política de Juan Camilo Mouriño no se le conoce ningún acto u obra que él en lo personal haya realizado o proyectado para el bien común de los mexicanos, en consecuencia no se merece el reconocimiento de héroe que durante sus exequias le hiciera el presidente de la república, huelga decir, que desafortunadamente en el acto luctuoso celebrado en el Campo Marte del sector militar, se pondero en exceso al fallecido secretario de Gobernación, y se ignoró prácticamente a un hombre que sí entregó parte de su vida al combate de las drogas y de otros grupos de delincuentes, este personaje que sí tuvo un mérito suficiente por su labor se llamó en vida José Luis Santiago Vasconcelos. Qué corta es la visión del presidente del país al pretender darle el cariz de héroe, pero de héroe de barro, pretendiendo resaltar ante la opinión pública supuestas cualidades o virtudes de su amigo Juan Camilo, las cuales en definitiva carecía de ellas, y lo peor de todo es que la gente lo conocía tal cual, es decir, públicamente el presidente mentía. Con anterioridad a la fecha del accidente aéreo en el que perdió la vida el secretario de Gobernación y otros colaboradores suyos, en los corrillos y círculos sociales diversos se escuchaba a voces, incluso de diputados y miembros del PAN, de la mala labor que Mouriño Terrazo venía realizando en la Secretaría de Gobernación, tan es así, que importantes y destacados comentaristas y escritores ya hablaban de su salida del “gabinetazo”, y a fin de que saliera por la puerta discreta se le pensaba otorgar una candidatura a Diputado Federal, o bien, en el mejor de los casos, la candidatura al gobierno del Estado de Campeche. En conclusión, Juan Camilo Mouriño Terrazo en vida no fue otra cosa más que un simple mortal con cualidades y defectos, que tuvo la suerte, si suerte se le puede llamar, el haber establecido una estrecha relación a temprana edad con el actual presidente de la república, lo que le permitió agrandar los negocios familiares y obtener una meteórica carrera política, la cual lo llevó a la tumba desafortunadamente. Lo oportuno, lo correcto es dejar descansar a este mortal y que la historia se encargue de juzgar si realmente es sujeto de reconocimiento alguno, o bien, que el silencio lo deje descansar en su tumba.Por Esto! despacho_eac@hotmail.com |
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