Con penas, pero sin gloria

Con penas, pero sin gloria

Martes, 18 de Noviembre de 2008 01:46

Pedro Díaz Arcia Los verdaderos resultados de la Cumbre del G-20, que tuvo lugar en Washington, saldrán a flote, porque es muy difícil hundir un corcho. Mientras, en una lucha contra reloj, la administración republicana trata por todos los medios de condicionar los caminos al Presidente electo, Barack Obama: desde el acuerdo con el gobierno iraquí de retirada de las tropas estadounidenses a iniciarse a fines del 2009, hasta la oposición en el Congreso a la iniciativa demócrata para ayudar a la industria automotriz a la que calificaron como un “dinosaurio”. En lo relativo a la reunión del G-20, cuando sonó el disparo de arrancada casi al unísono los 15 miembros de la Unión Europea y Japón, la segunda economía del mundo, anunciaron que se encontraban en recesión. En clasificaciones de blanco y negro: la reunión fue un “éxito”, porque no fue un fracaso. Ninguno de los presentes mandó a callar a otro y todos, con ánimo sibarita o reticencia monástica, disfrutaron de suculentos platos. Sin embargo, para el diario The New York Times la Cumbre culminó sin pena ni gloria, pues “aunque las propuestas se presentaron como una reforma ambiciosa, reflejan sobre todo medidas que los países ya habían puesto en marcha”. Habrá que esperar la próxima cita, posiblemente en Londres a fines de abril y donde estará presente Barack Obama, como nuevo inquilino de la Casa Blanca. Entonces, participará quien puede decidir por dónde se corta el pastel en Estados Unidos. Entre otras acciones acordadas en Washington están la supervisión adicional de los mercados, la reforma y financiación del Fondo Monetario Internacional (FMI), favorecer políticas monetarias y fiscales para tratar de frenar la crisis, defender el libre mercado -principal causante de los desequilibrios actuales- y el compromiso de luchar contra el proteccionismo. Pero, ¿financiar al FMI para que continúe, no obstante las “reformas”, estimulando la economía de mercado en su galopante carrera hacia el capitalismo salvaje? Porque a “perro huevero ni aunque le quemen el hocico”. ¿Luchar contra el proteccionismo? ¿A favor de quiénes? ¿Por qué no abogar de una vez, sin tapujos, por la eliminación de las fronteras nacionales y pasar por el rasero los principios de soberanía e identidad de los pueblos, en aras de que se restaure el sistema financiero internacional, sobre las bases del mismo capitalismo, con rasgos mutantes? Considero que el promocionado encuentro terminó con muchas penas y sin gloria. Fue como convocar un ejército para anunciarles que llega el otoño. Apenas se corrieron las cortinas del espectáculo, la cadena de televisión especializada en información financiera, CNBC, dio a conocer que el banco estadounidense Citigroup planeaba anunciar el domingo 50,000 despidos, los cuales tendrían lugar en los próximos cinco o seis meses, según fuentes anónimas al tanto de la situación. A las altas cifras de desempleo se sumaría, un recorte de los gastos de la empresa en un 20%. Citigroup perdió 10,421 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, cuando las utilidades en el mismo período del 2007 ascendieron a 13,450 millones de dólares. En Japón, una muestra de la recesión es la reducción de las ganancias, para todo el año fiscal, a unos 5,500 millones de dólares, casi una tercera parte de las utilidades del año pasado de la empresa automotriz Toyota Motor Corp. En Estados Unidos, los principales senadores republicanos que compararon al sector automotriz con “un dinosaurio” al que ha llegado su hora de “ajustar cuentas”, se opusieron ayer a un plan de rescate del Partido Demócrata para mantener a flote al sector automotriz estadounidense. Los legisladores aludieron que la ayuda sólo prolongaría la crisis de la industria. El objetivo de los demócratas es destinar 25,000 millones de dólares de los 700,000 millones del Plan Rescate para ayudar a General Motors Corp., Ford Motor Co. y Chrysler LLC. General Motors advirtió que no sabe si sobrevivirá este año sin el apoyo gubernamental. Junto con el salvavidas que Obama pretende lanzar a la industria automotriz, que durante mucho tiempo se consideró como la puntera del desarrollo en el país del Norte, es necesario que el líder afroamericano revise, constantemente, sus promesas de campaña y las proyecciones de su administración, para evitar que el Gobierno sea contaminado por la pestilencia de la derecha republicana. Todo, para que su liderazgo, a diferencia de esta Cumbre del G-20, no pase a la historia con el legado de muchas penas y pocas glorias. Por Esto!